Brasil es un país de endeudados y analfabetos funcionales en finanzas
Brasil es un país de endeudados y analfabetos funcionales en finanzas.
La escuela Lourenço Castanho tiene una disciplina específica, siempre con clases a partir del segundo semestre, para ayudar a cambiar la realidad de los jóvenes en lo que respecta a la educación financiera.
Brasil es una de las mayores economías del mundo. Ocupa la 9ª posición en el ranking del Fondo Monetario Nacional (FMI). Pero también es un país de endeudados y analfabetos funcionales en finanzas.
Ocho de cada diez brasileños tenían deudas por pagar a fines del año pasado, según la Encuesta de Endeudamiento e Incumplimiento del Consumidor (Peic), y seis de cada diez no conocen o no invierten en ningún producto financiero, según el relevamiento Radiografía del Inversor realizado por la Asociación Brasileña de Entidades Financieras y del Mercado de Capitales (Anbima), también del año pasado.
Con mucha deuda y poca inversión, cuando se jubilan, el 92% de los brasileños dependen del Instituto Nacional de Seguridad Social (INSS) para sobrevivir, destaca Radiografía del Inversor.
“Brasil invierte poco, está muy endeudado en todos los niveles sociales. Sólo el 3% de los jubilados consigue vivir con sus propios recursos, según datos más conservadores del IBGE”, dice la consultora y especialista en comportamiento financiero, Ana Leoni.
Según ella, la educación financiera debe comenzar temprano. “Tenemos que enseñar a los jóvenes a ganar dinero, pero también a cuidar el dinero que ganarán en la vida adulta”, sostiene Leoni.
Ella explica que la independencia financiera está más relacionada con el poder de elección que con el poder adquisitivo. “Puedes incluso optar por no comprar y esa es la mayor liberación del consumo, la competencia central en el aprendizaje financiero. El dinero escasea, más para unos que para otros, y la gestión de los escasos recursos tiene que ser responsable”, enseña la especialista.
Sostiene que la educación financiera es un desafío para todas las clases sociales. Entre el 40% de los brasileños que son inversores, el 55% son hombres y el 45% mujeres, según la encuesta Raio X do Investimento.
El estudio destaca que la mayoría, el 48%, pertenecen a la clase C, el 44% pertenecen a la clase B, el 44% y el 8% a la clase A. La renta familiar media de estos inversores es de R$ 7,1 mil.
Ana Leoni explica que ganar dinero no es sinónimo de poder gastar. “Tener buenos ingresos no significa salud económica. Por supuesto, el dinero es para usarlo, pero nunca de una sola vez ni con nada. Necesitamos darles a los niños nociones de opciones para que se conviertan en adultos más responsables y seguros económicamente”, dijo. reclamos.
La consultora dice que formó parte de un grupo que empezó a discutir la educación financiera como política pública en 2006.
Fruto de ese trabajo fue la creación de la Estrategia Nacional de Educación Financiera, aprobada y promulgada por el gobierno federal. La estrategia es una política de Estado que define lineamientos de lo que necesita la población, más relacionada con la ciudadanía que con el enriquecimiento.
“Habla sobre la inclusión económica de las personas, desde la banca hasta la educación financiera, cómo saber hacer cuentas básicas y nociones para solicitar un crédito”, dice la consultora. En 2017 se realizó un proyecto piloto con 3.000 escuelas públicas de Brasil para impartir educación financiera a los alumnos.
“El proyecto fue un éxito, hasta esa fecha había sido la evaluación de impacto más grande jamás realizada por el Banco Mundial. Brasil fue uno de los primeros países en tener una estrategia de educación financiera. Los países desarrollados solo la tuvieron años después y muchos todavía Brasil fue referencia en organismos internacionales como destaque para la difusión de este concepto en las escuelas”, dice Ana.
A partir de esta experiencia, la educación financiera pasó a formar parte de la nueva Base Curricular Común Nacional (BNCC) del Ministerio de Educación, implementada en 2020.
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