“El antisemitismo continúa presente” en Occidente
Mientras la guerra entre Israel y el grupo terrorista Hamás sigue, en Jerusalén se vive un silencio inquietante.
La vice alcalde afirma que las agitadas calles de la ciudad antigua ahora parecen una ciudad fantasma.
La dirigente política de la capital de Israel, Fleur Hassan Nahoum, duerme poco y lo hace de manera sobresaltada por el constante sonido de la sirena que alerta por la llegada de misiles que son lanzados por los terroristas palestinos de Hamás.
Estos cohetes suelen explotar en lugares residenciales de Tel Aviv tras sortear el sistema de defensa conocido como Cúpula de Hierro.
En medio de esas alarmas y de las explosiones que se producen durante la noche, Hassan Nahoum tiene sueños de su infancia y en ellos habla español.
Su madre es oriunda de la ciudad marroquí de Tanger y fue criada en Gibraltar, aún en poder de los británicos, y su primer idioma fue el castellano.
Fleur se trasladó a la capital de Israel durante la Segunda Intifada, el 29 de septiembre de 2009, y comenzó a involucrarse en la política local.
Abogada, casada y madre de cuatro hijos, fue concejal en el Ayuntamiento de Jerusalén. Su activismo político la llevó a trabajar en el avance de los derechos de la mujer y de los grupos de población marginada y antes de la guerra trabajaba activamente en el desarrollo de Jerusalén como un ecosistema de alta tecnología.
El 7 de octubre pasado se produjo el mayor ataque contra Israel en años cuando el grupo islamista palestino Hamás lanzó a sus hombres contra civiles desarmados a los que asesinó, a sangre fría, y en una operación terrorista, a cientos de ellos y secuestró a varios más. En respuesta, Israel atacó la Franja de Gaza y movilizó a su ejército en acciones bélicas que se extienden hasta hoy y, probablemente, continúen por varios días.
La vice alcade, Fleur Hassan Nahoum, en conferencia y a través de Zoom, respondió consultas desde la ciudad santa para las tres religiones monoteístas.
-¿Cómo vivió en Jerusalén los ataques del grupo Hamas el 7 de octubre pasado?
– Fue un sábado muy cruel. Un sábado negro. Me desperté aquí, en Jerusalén donde continúo, con mis cuatro hijos, sola, porque mi marido estaba en el hospital con su papá, que estaba muy mal y que, lamentablemente, ha fallecido, por lo que hemos tenido tres semanas muy duras en nuestra familia. Esa mañana hubo cinco sirenas de alarma de misiles que nos llenaron de preocupación.
Ahora bien, Jerusalén, como es una ciudad muy mixta y aquí tenemos mucha diversidad poblacional y el 40% de nuestra población es musulmana y árabe, la verdad es que jamás nos mandan muchos cohetes, porque siempre existe el peligro de que puedan matar a un vecindario árabe entero, musulmán, o, peor para ellos, que caiga un cohete en el Monte del Templo y, entonces, el mundo musulmán se les viene encima. Por eso, Hamas no suele echar muchos cohetes por aquí, pero, esa mañana, nos despertamos a las siete y media, ocho, con la primera sirena, y pensamos, bueno, ¿qué puede estar pasando? Después hubo otra sirena, y otra sirena, y cinco sirenas. Ahora, cinco sirenas en Jerusalén es casi imposible, eso nos dió la pauta que había pasado algo muy malo.
– Se habla que el ataque fue sorpresivo, que no había indicios que algo así pudiera suceder. ¿Cómo lo vivieron en la capital?
– Como una verdadera pesadilla porque veíamos en la televisión a la gente que era atacada en los kibutz, comunidades agrícolas en Israel, pidiendo ayuda por las redes, diciendo, “nos van a matar, nos van a matar” y nadie llegó para salvarlos. Fue como ver en un reality, en real time, desarrollarse una tragedia. No puedo explicarle cómo nos sentimos de ver a esa gente sufriendo, que no sabíamos si iban a salir vivos o muertos, estaban en la tele, hablando y diciendo que nadie viene y nos van a matar. Entonces, cuando encendí mi teléfono, y empezaron a llamarme todos los medios de comunicación me convertí, sin buscarlo, en la portavoz internacional de Jerusalén.
Soy vicealcaldesa desde hace cinco años, y consejera del Consejo de Jerusalén desde hace siete años y medio, hablo inglés y español, pero, la verdad es que cuando me están llamando a mí reporteros de la BBC, o de su país o de todos estos medios de comunicación del mundo, significa que antes han intentado llamar al Ejército y el Ejército no les ha contestado. Han intentado llamar a la oficina del Primer Ministro, y no les han contestado. No es por quitarme ninguna responsabilidad de encima, pero que hay gente de posiciones más oficiales que yo para contestar el teléfono de la BBC.
Y, comencé esa mañana a ver lo que estaba pasando en la tele, leer lo que estaba pasando en el periódico y simplemente comunicarlo al mundo, porque no había con quién hablar.
Tres días que no había con quién hablar. Tres días en los que empecé a contarle al mundo las tragedias, la crueldad, la masacre, la brutalidad, y todo lo que estaba pasando. Y yo creo que es algo que nunca pensé que iba a vivir en mi vida, que iba a pasar en el territorio de Israel y, de hecho, es algo que nunca ha pasado en el territorio de Israel. Desde el Holocausto no hemos visto una crueldad similar.
– ¿Considera que el resto de los gobiernos mundiales y la opinión pública percibe este nivel de atrocidades perpetradas por Hamas?
– Desde el primer momento sabía que la simpatía, la empatía del mundo no iba a durar mucho tiempo, porque siempre es lo mismo.
Mire, a lo largo de la historia reciente, no hemos empezado ninguna de las guerras que hemos tenido, pero nunca hemos tenido esta escena típica de ISIS que se vieron en Afganistán hace 15 años, en África, o en el Holocausto.
Desde el Holocausto no hemos tenido la cantidad de víctimas, y encima, con la intensidad de la crueldad que vimos ese día. Esta vez fue más cruel, más intenso, lo que queráis, pero, yo sabía que esta solidaridad duraba cuatro días, cinco días, y que después el mundo se nos iba a echar encima, porque los palestinos saben hacer unas relaciones públicas buenísimas, porque el mundo entero está programado en pensar que ellos son las víctimas y que nosotros somos los agresores.
– En ese sentido, ¿cómo observa el rol de los medios de comunicación y la formación de la opinión pública en Occidente?
– Los medios de comunicación a través de los años han reforzado, junto a la academia, en casi todas las universidades del mundo, el hecho que recién comenté. Los palestinos son las víctimas y los judíos los agresores.
Y, la verdad es que la gente no toma en cuenta que nosotros no estamos en Gaza desde el año 2005. Hice unos clips para redes y poder explicar los hechos de historia básica de nuestro estado y lo vieron cerca de cuatro millones de personas y, hasta ese momento, la gente, simplemente, no sabía que desde 2005 nosotros no estábamos ahí y que salimos y que nos llevamos con nosotros ocho mil judíos israelíes.
Les quitamos su negocio, se los dejamos a los palestinos, los dejamos a un liderazgo corrupto, y después de dos años de un liderazgo corrupto, entró un liderazgo genocida y por fuerza, y la gente no lo sabe. ¿Y sabe qué? Que no le importa, no le importan, porque al fin y al cabo, y esto es una cosa que es muy difícil de aceptar en estos días, y tengo muchos amigos en los Estados Unidos que lo encuentran muy difícil de aceptar, que hay aquí un nivel de antisemitismo que nunca ha desaparecido.
Se escondió un poquito, el holocausto nos dio 50 años de empatía, después ya empezamos, después del 67 el mundo empezó a volverse con nosotros, los pobres palestinos, los pobres palestinos. No importa que ellos matan a su gente, no importa que las mujeres no tienen derechos, no importa que son corruptos, no importa que son genocidas, no importa nada. Lo que importa es que los judíos israelíes son los agresores. Hay un antisemitismo descontrolado.
– ¿Sienten que han recibido poca solidaridad desde el mundo hispano hablante desde Latinoamérica, por ejemplo?
– Por suerte, lo que tenemos en Israel son muchos amigos en el mundo, y recibo todos los días mensajes de todo el mundo y muchos de Latinoamérica, otros de España, y, nos dicen, nuestros medios de comunicación, nuestros gobiernos no nos representan. Es lo que pasa en Colombia. Nosotros estamos con ustedes. De verdad agradezco mucho el apoyo que tenemos. Es muy importante para Israel.
Hay gente que sabe distinguir el mal del bien, hay gente que sabe lo que es el demonio, y esto es lo que hemos visto aquí en las últimas dos o tres semanas. Hemos visto gente que tiene completamente lavado el cerebro, al punto que ya no muestran nada de humanidad, que le han comido la cabeza de tal manera que ni un bebé judío lo ven como humano, como un ser humano, que hacen las barbaridades que han hecho, las crueldades que han hecho, que no se ha visto aquí en este país nunca en la vida, y que solamente este tipo de gente lo pueden hacer.
– ¿Cuáles son las urgencias para la población israelí?
– Para mí lo más importante son los rehenes, los 220-230 rehenes, entre ellos bebés de cinco meses, entre ellos viejecitas en silla de ruedas con demencia y todo lo que hay entre medio. Tengo una amiga que tiene un hijo que acaba de cumplir 23 años, que es rehén. Tengo otra mujer que me he hecho amiga de ella, que tiene dos niños de 12 y 16 años. Yo, como madre, no me puedo imaginar la agonía que está viviendo esta gente que ni duermen, ni comen, ni nada tienen. Es una agonía. En sus vidas están en un infierno permanente por el sufrimiento que tienen.
Lo segundo es desmantelar el terrorismo porque ya no podemos seguir pagando protección a estos salvajes. Porque eso es lo que hemos hecho los últimos 10 o 15 años. Pagar todos los años dinero para que nos dejen tranquilos otro año y otro año mientras siguen reforzándose militarmente.
Esta gente es el brazo de Irán, como lo es Hezbollah. Irán tiene ambiciones muy grandes y las ambiciones solamente empiezan en Irán, no acaban en Irán. Tienen ambiciones de construir un califato en todo el mundo. Empieza aquí, pero tienen muchas ambiciones. Sigue con la región. Arabia Saudita lo sabe. El Emirato, lo sabe, por eso hicieron la paz con nosotros. Todos los países más normales, árabes, saben las ambiciones de Irán y que Irán es el enemigo grande. Pero Hamas, claro, es nuestro enemigo aquí local, como lo es Hezbollah. Y no tenemos otra opción, ya no podemos seguir viviendo con esta gente en nuestra frontera. Ninguna nación soberana lo permitiría.
*Periodista y Filósofo argentino. Columnista de Noticias Argentinas y de IProfesional
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