La humanidad está en un paradójico presente
La humanidad está en un paradójico presente: tiene muchas herramientas para resolver problemas pero pocas veces tuvo tantas dificultades para usarlas en común.
Escribe Oscar Thomas*
El mundo de hoy transita un presente cargado de tensiones y contrastes.
En el frente económico, los organismos internacionales no logran ponerse de acuerdo sobre la magnitud de la desaceleración de la economía mundial.
Mientras el FMI habla de un crecimiento global del 3% para este año, la ONU advierte que podría descender al 2,4%.
La OCDE, por su parte, insiste en que la inflación, la volatilidad financiera y las tensiones comerciales no han quedado atrás.
Lo cierto es que la inversión se concentra en tecnología y energías verdes, aunque la brecha entre países desarrollados y en desarrollo se amplía cada vez más.
La industria y la producción mundial experimentan un reacomodamiento forzado.
Las cadenas de suministro se fragmentan en nombre de la resiliencia y de la soberanía tecnológica.
Sectores como los semiconductores y la biotecnología ganan centralidad, y China sigue empujando su ambicioso plan industrial pese a sanciones y restricciones externas.
En paralelo, la revolución digital avanza con una velocidad inédita: la inteligencia artificial generativa ya no es un experimento, sino un campo de batalla geopolítico.
Países y empresas compiten por el control de chips, datos y algoritmos, mientras surgen debates éticos sobre su impacto en el empleo, la privacidad y la estabilidad política.
En el terreno bélico, la guerra en Ucrania mantiene al mundo en vilo, convertida en un laboratorio donde confluyen drones, inteligencia artificial y nuevas tácticas militares.
Zelenskyy alertó en la ONU que la humanidad puede estar ingresando en la carrera armamentística más destructiva de su historia.
En Medio Oriente, Asia-Pacífico y otras regiones, los roces geopolíticos suman pólvora a un escenario ya inflamable.
El cambio climático se ha vuelto una constante de fondo.
China, el mayor emisor de gases de efecto invernadero, anunció una reducción de entre 7% y 10% hacia 2035, aunque los expertos consideran que es insuficiente para alcanzar los compromisos de París.
Cada año trae consigo olas de calor, sequías e inundaciones que golpean la producción agrícola y las infraestructuras básicas.
El planeta ya está 1,3°C más caliente que en la era preindustrial y los científicos insisten en que el pico de emisiones debería alcanzarse ya mismo.
La salud mundial carga aún con las secuelas de la pandemia.
Los sistemas sanitarios reforzados en algunos países conviven con el abandono y la desigualdad en otros.
La contaminación ambiental, las enfermedades crónicas y el envejecimiento poblacional se combinan en una ecuación que desafía la sostenibilidad de los sistemas de salud.
Al mismo tiempo, la sociedad enfrenta nuevas incertidumbres: trabajos desplazados por la automatización, migraciones crecientes forzadas por conflictos y catástrofes, y una creciente sensación de que la desigualdad erosiona la cohesión social.
La política se mueve en arenas movedizas. Tenemos gobiernos polarizados, sociedades desconfiadas y populismos en expansión marcan la agenda en varias latitudes.
Los foros internacionales debaten reformas profundas, desde el BRICS hasta Naciones Unidas, mientras la gobernabilidad se mide en la capacidad de contener crisis sucesivas.
El Estado vuelve a ser reclamado como regulador de tecnologías disruptivas, protector de los más vulnerables y garante de la transición ecológica.
Este mundo de 2025 parece debatirse entre promesas y amenazas, entre avances tecnológicos capaces de cambiarlo todo y la incapacidad de construir consensos duraderos.
Quizá la reflexión más urgente sea ésta: la humanidad nunca tuvo tantas herramientas para resolver sus problemas, pero pocas veces mostró tanta dificultad para usarlas en común.
*Arquitecto
**Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad en ejercicio del derecho constitucional a la libre expresión sin censura previa y no necesariamente reflejan la línea editorial de SRSur News Agency
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