El 2025 es el año que reconfiguró el mapa vitivinícola argentino

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El 2025 es el año que reconfiguró el mapa vitivinícola argentino, con paritarias tensas, reforma del INV y dos vendimias opuestas en un sector que intenta sostener el empleo. 

La Federación de Obreros y Empleados Vitivinícolas Argentinos, FOEVA, trazó un balance que combina avances, preocupaciones y deudas pendientes.

El 2025 terminó como uno de los años más desafiantes para la vitivinicultura argentina.

Entre negociaciones salariales tensas, cambios regulatorios profundos y un mercado atravesado por realidades productivas muy dispares, transcurrió este año.

“El 2025 fue un año de mucho trabajo y de expectativas que se cumplieron sólo en parte: crecimos en algunos aspectos institucionales, pero seguimos arrastrando la imposibilidad de recuperar el salario perdido tras la devaluación de 2024”, afirmó Daniel Romero, secretario de prensa de FOEVA.

Sin embargo, para el 2026, el objetivo es claro: “nuestra prioridad es recuperar salario real, defender la transparencia de la cadena vitivinícola y sostener el empleo en un sector clave para la economía y la identidad del país”, añadió Romero.

El 2025 dejó avances concretos pero también tensiones estructurales.

A partir de este diagnóstico, FOEVA resume los tres grandes acontecimientos que marcaron al sector y que explican por qué el año cerró con avances importantes, pero también con desafíos estructurales que siguen abiertos.

  • Paritarias atravesadas por límites salariales y negociaciones extensas

El año estuvo dominado por mesas paritarias complejas, donde -según Romero- “el principal problema fue que el Gobierno imponía límites que no tenían relación con la inflación real ni con la canasta básica”.

La negociación se dificultó aún más por la fragmentación de actores (diez cámaras por el lado de las bodegas y nueve por el sector de empresarios viñateros), y recién en octubre se logró un acuerdo: 12% para bodega y 9,9% para viña.

Para Romero, el cierre “fue un avance dentro de un contexto muy restrictivo, pero todavía lejos de lo necesario para recomponer el poder adquisitivo”.

  • Una vendimia partida en dos: caída histórica en viña y retrocesos en bodega

La Vendimia 2025 mostró dos realidades completamente distintas entre viña y bodega.

En viña, se registró la caída en el rendimiento, la desaparición de pequeños productores y la presión de la uva importada.

Fueron factores que generaron uno de los escenarios más difíciles de los últimos años.

“Para los trabajadores de viña fue una de las vendimias más duras: menos producción, menos empleo y remuneraciones que no se corresponden con el esfuerzo brutal del trabajo de cosecha”, describió Romero.

En bodega, el panorama también fue complejo.

Se sintió la baja en el consumo interno y en las ventas, lo que afectó a empresas de distintos tamaños, y varias -entre ellas La Riojana, Bodegas Norton, Fecovita y bodegas de San Juan– enfrentaron reducciones de personal o directamente no lograron sostenerse.

La incorporación acelerada de nuevas tecnologías también generó un impacto transversal: moderniza, pero exige adaptar tareas y perfilar nuevas competencias, con efectos directos sobre el empleo.

  • La reforma del INV: trazabilidad en riesgo y mayor informalidad

En el mes de noviembre, la Resolución 37/2025 modificó el funcionamiento del Instituto Nacional de Vitivinicultura y fue otro de los puntos críticos del año.

La eliminación de controles presenciales en viñedos, cosechas, elaboración y fraccionamiento, sumada a que el organismo ahora sólo audita el vino ya embotellado, encendió alarmas en el sector.

“Si el INV sólo controla el vino embotellado, desaparece la trazabilidad. No sabremos cuánta uva se cosechó, cómo ni en qué condiciones laborales”, advirtió Romero.

Desde la Federación señalan que la medida fragmenta el sistema de control, favorece la informalidad, debilita la fiscalización laboral y puede afectar la calidad del producto y la imagen del vino argentino en mercados internacionales cada vez más exigentes.

  • Mejoras institucionales: beneficios ampliados y acompañamiento gremial

A pesar del contexto adverso, FOEVA logró avances internos significativos durante el año para el bienestar los afiliados:

  • Mejora de los kits de útiles entregados a trabajadores.
  • Incremento del subsidio por sepelio.
  • Incorporación del fondo de retiro como nuevo beneficio.
  • Mayor acompañamiento a sindicatos de base en inspecciones y reclamos.
  • Mejoras edilicias en inmuebles de la Federación.
  • Se realizaron mejoras edilicias  para que los trabajadores vitivinícolas del país gocen de una estadía confortable, mejorando el servicio de buffet y restaurant, con paquetes al alcance de todos.

Además, Romero destacó que estas mejoras “permitieron seguir acompañando a los trabajadores en un año muy difícil, incluso en momentos donde los salarios no alcanzaron a recuperarse”.

El 2025 fue un año que puso a prueba al sector desde todos los frentes: laboral, productivo, regulatorio y social.

FOEVA reconoce los avances alcanzados, pero advierte que las tensiones de fondo siguen presentes y que 2026 será determinante para recuperar el salario real, recomponer la estructura productiva y defender la calidad y la trazabilidad que hacen al corazón de la vitivinicultura argentina.

“Nuestro compromiso es claro: garantizar condiciones laborales dignas, proteger el empleo y sostener un sistema que sea transparente para todos los actores de la cadena”, concluyó Romero.

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