La inversión en campos agrícolas es una cobertura contra la inflación y el riesgo país

La inversión en campos agrícolas es una cobertura contra la inflación y el riesgo país en América del Sur que representan 46% de la superficie mundial sembrada con soja y más de 50% de la producción mundial de soja.
“Inversiones directas en tierras agrícolas en América del Sur (son opciones) como cobertura contra la inflación y el riesgo país”, expuso un informe de Gate Way South America.
Las tierras agrícolas son una inversión atractiva a largo plazo, que ofrece no solo ingresos corrientes y revalorización del capital, sino también una diversificación fiable y una valiosa cobertura contra la inflación.
Su rendimiento está negativamente correlacionado con las clases de activos tradicionales, lo que significa que puede ayudar a estabilizar las carteras durante periodos de volatilidad del mercado.
Quienes invierten en tierras agrícolas suelen experimentar una menor volatilidad y rentabilidades positivas que compensan las pérdidas en otros sectores.
- Ingresos corrientes
Históricamente, las tierras de cultivo han generado ingresos constantes en efectivo, generalmente entre el 4% y el 10%. Esto se suma a cualquier apreciación del capital.
- Apreciación del capital
Una parte importante de la rentabilidad de las tierras agrícolas proviene de la revalorización.
A medida que aumenta la demanda de alimentos y la tierra cultivable escasea, las tierras agrícolas tienden a revalorizarse.
En los últimos 20 años, las tierras agrícolas en el Cono Sur (que abarca principalmente Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile) han generado consistentemente rendimientos positivos, tanto en términos de apreciación del capital como de producción agrícola.
La posición central de la región en los mercados mundiales de materias primas ha impulsado este desempeño.
Los países del Cono Sur representan aproximadamente el 46% de la superficie mundial sembrada con soja y más del 50% de la producción mundial de soja.
Asimismo, estos países contribuyen con una parte sustancial de la producción mundial de maíz, trigo y sorgo .
La mejora en los rendimientos, impulsada por los avances en biotecnología (como la adopción de cultivos genéticamente modificados) y prácticas agrícolas, ha sido particularmente significativa.
Por ejemplo, el rendimiento de la soja en países como Paraguay aumentó un 4% en la última década, mientras que en Uruguay se produjo un auge paralelo, marcado por una drástica expansión de las áreas de cultivo.
Argentina, Paraguay y Brasil también han experimentado aumentos notables en la superficie cultivada y la productividad, impulsados por la expansión de sus fronteras agrícolas .
El crecimiento de las exportaciones ha sido otro resultado positivo. El superávit comercial del sector agrícola y agroalimentario en el Cono Sur alcanzó los 107.000 millones de dólares, casi seis veces superior al del año 2000.
Este crecimiento se ha visto impulsado por la fuerte demanda de Asia y las mejoras en el acceso a los mercados, generando riqueza y estabilidad para los propietarios de tierras agrícolas y los inversores de la región .
- Cobertura contra la inflación
Las tierras agrícolas están fuertemente correlacionadas con la inflación, lo que las convierte en una cobertura clásica contra la inflación.
A diferencia de otros activos tangibles como el oro, también generan un flujo de caja positivo.
Esto las hace especialmente atractivas en épocas de alta inflación, que puede ser consecuencia de políticas deliberadas o de acciones gubernamentales imprevistas.
- Beneficios de la diversificación
Con una correlación negativa con la mayoría de los activos tradicionales, como acciones y bonos, y una correlación relativamente baja con los bienes raíces comerciales, las tierras agrícolas pueden servir como ancla de cartera, mejorando su rendimiento ajustado al riesgo.
- Ventaja estratégica de América Latina
Dados los elevados riesgos geopolíticos actuales y la creciente amenaza de guerra en el hemisferio norte, adquirir tierras agrícolas en América Latina se ha convertido en una opción particularmente prudente.
Estas regiones no sólo ofrecen rentabilidades atractivas y una perspectiva macroeconómica positiva a largo plazo, sino que también ofrecen una alternativa a los activos expuestos a las incertidumbres del hemisferio norte.
Como resultado, países como Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay presentan oportunidades atractivas para la compra directa de tierras agrícolas, inversiones gestionadas y desarrollo agrícola.
Esto no sólo permite obtener mayores rentabilidades a corto plazo, sino que también los posiciona para la estabilidad y el crecimiento a largo plazo en un entorno geopolítico menos volátil, concluye el informe.
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