Se pone en duda la firma del acuerdo Unión Europea-Mercosur

Se pone en duda la firma del acuerdo Unión Europea-Mercosur por el renacimiento del proteccionismo impulsado por Francia y otros países.
Escribe Ricardo Sarmiento*
El proteccionismo que favorece al agro francés es el histórico obstáculo europeo a aceptar la competencia de commodities agrícolas y alimentos producidos en América.
La posición francesa negativa al acceso de la producción agrícola del continente americano se remonta por lo menos al año 1993, cuando se produjo en Ginebra, Suiza, el cierre de Acuerdo General de Tasas y Tarifas que se conoció como Ronda Uruguay del GATT.
Este cronista fue testigo del farragoso debate del cierre de la Ronda Uruguay del GATT que dio pie al surgimiento de la Organización Mundial de Comercio.
Sólo la negativa a aprobar el Capítulo Agrícola y el Capítulo de Propiedad Intelectual mantuvieron a negociadores y a periodistas de todo el mundo en estado de tensión durante más de 24 horas continuas en las frías jornadas de Ginebra.
No es sorprendente, por lo tanto, que habiendo sido debatido y negociado, durante más de 25 años, el acuerdo comercial Europa-Mercosur se enfrenta a un futuro incierto a escasos tres días de la fecha en que Úrsula von der Leyen, por la Unión Europea, y Luis Inácio Lula da Silva (con la presidencis pro-témpore del Mercosur) se encuentre ante un futuro incierto.
El próximo 20 de diciembre está previsto un encuentro en Brasil entre Ursula Von der Leyen y Lula en un nuevo intento por firmar el acuerdo que se negocia desde hace más de 25 años.
Pero su concreción efectiva permanece siendo una incógnita.
La Unión Europea aún no logra aprobar dicho pacto y de la votación, prevista para esta semana, no surge que el resultado sea probablemente afirmativo.
El Consejo Europeo debe obtener al menos el voto favorable de 15 de sus 27 miembros y que a su vez esos votos aprobatorios reúnan la representación de, al menos, el 65% de la población del bloque.
Bélgica, Austria e Irlanda siguen oponiéndose o tienen dudas que los llevaría a rechazar la iniciativa en este plazo.
Sin embargo los grandes son los que más importan. Francia y Polonia se manifestaron, una vez más, por la negativa. Italia es una incógnita.
Los tres países han expresado su preocupación por el impacto del acuerdo entre los agricultores europeos y por las normas sanitarias y medio ambientales menos exigentes en el Mercosur.
Esto último, que pudo ser un argumento atendible hace más de 25 años, según los propios analistas europeos, en la actualidad parece más una excusa que una preocupación real.
La Comisión Europea presentó en octubre una serie de propuestas de protección en este sentido para ser incluidas en el acuerdo pero aún así París no se conmueve.
A pesar de que Macron y alguno de sus ministros se manifestó con optimismo no están dispuestos a poner en riesgo el frente interno que sigue oponiéndose de manera rotunda.
Para Bruselas este sigue siendo el mayor obstáculo.
Las declaraciones del Primer Ministro francés y el responsable de la cartera económica lo dejaron muy claro: más tiempo y más garantías.
Esto, para muchos representantes europeos equivale a un veto en etapas.
Polonia se mantiene en una posición similar a la francesa.
Italia, si bien celebró las nuevas condicionalidades de octubre como un logro propio, aún no manifestó el sentido de su voto debido a que persiste una fuerte negativa interna.
En Bruselas entienden que la decisión de Italia podría ser definitoria aunque la oposición de Francia, Polonia y otros países de menor peso se mantenga.
Aún si esto fuera así el camino no termina en la dificultosa firma de Brasil.
Una vez superada esta etapa el acuerdo necesita la aprobación posterior, por mayoría simple, del Parlamento europeo.
*Director Editor de SRSur News Agency. Consultor de grandes empresas en los inicios del Mercosur. Ex Director del Grupo Brasil. CEO & Founder de SRSur Consultoría Estratégica
