Crece la incertidumbre en Brasil sobre la cosecha 2025/26

En pleno auge de la cosecha 24/25 en Brasil, el mercado ya está poniendo su atención en el próximo ciclo. Las primeras proyecciones del USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos) indican un escenario desafiante: el área de soja podría reducirse, mientras que el maíz mantiene su espacio. Sin embargo, las cifras iniciales no cuentan toda la historia.

La gran pregunta que se cierne sobre el mercado es la productividad. A pesar de las proyecciones optimistas del USDA, varios factores climáticos y estructurales aún pueden interferir en el resultado final.

Sucede que la historia reciente ha demostrado que las predicciones iniciales no siempre se cumplen. Además, los precios de la soja siguen bajo presión a nivel mundial, lo que añade aún más incertidumbre al escenario.

El maíz avanza, la soja cae y el impacto en el mercado global

Las proyecciones del USDA indican que el área plantada con soja en EE.UU. podría caer de 35,2 millones a 34,0 millones de hectáreas en 2025/26.

Mientras tanto, el maíz mantiene una superficie elevada de 38 millones de hectáreas, impulsado por menores costos de producción y una demanda estable.

Este cambio en los patrones de siembra refleja directamente la dinámica del mercado global, lo que requiere que los productores presten mucha atención a los impactos sobre la oferta y los precios.

“El productor estadounidense decide entre soja y maíz en función de la relación de precios entre los cultivos. La soja está perdiendo competitividad, lo que reduce la superficie sembrada, pero esto no significa necesariamente un ajuste de la oferta. La gran incógnita es la productividad, que puede no alcanzar los niveles proyectados por el USDA”, advirtió Felipe Jordy, gerente de inteligencia y estrategia de Biond Agro.

Esta dinámica se refleja directamente en los precios. Si la productividad estadounidense no cumple con las expectativas, los precios podrían reaccionar en la segunda mitad de 2025. Sin embargo, si la producción supera las proyecciones, es probable que la presión a la baja sobre la soja se intensifique.

La proyección de menores existencias en EE.UU. (8,71 millones de toneladas) podría indicar un mercado más ajustado, pero la oferta mundial de soja sigue siendo sólida.

El USDA incluso proyecta precios más bajos para la soja en EE.UU., lo que refleja la expectativa de una gran cosecha en América del Sur, que mantiene el mercado abastecido y reduce los márgenes de apreciación en el corto plazo. Brasil, Argentina y Paraguay siguen desempeñando un papel clave y la dependencia de China de los granos brasileños está creciendo.

“Brasil ya se ha consolidado como protagonista en el mercado internacional. La abundante oferta y la fuerte demanda china respaldan nuestras exportaciones. Sin embargo, esta dependencia también plantea desafíos, ya que la política de compras de China puede influir significativamente en los precios”, explicó Jordy.

Además, la competencia internacional está creciendo. Regiones como Europa y el Mar Negro están ampliando su producción de canola y girasol, lo que ejerce presión sobre los mercados de harinas y aceites vegetales y crea más variables para los precios de la soja.

Ante este escenario, los productores brasileños deben estar atentos. Las proyecciones actuales aún pueden cambiar, especialmente a medida que se publiquen nuevos datos climáticos y revisiones del USDA.

“La cosecha 2025/26 estará marcada por variables complejas y cada decisión deberá tomarse con información actualizada. Monitorear las tendencias climáticas, los movimientos geopolíticos y los ajustes en las proyecciones será fundamental para posicionarse competitivamente”, destacó Jordy.

Para marzo, nuevas estimaciones del USDA deberían aportar más claridad sobre la superficie plantada en Estados Unidos.

Hasta entonces, reina la incertidumbre y el mercado permanece atento a cualquier factor que pueda alterar las proyecciones iniciales.

Mientras tanto, se espera que la soja en Chicago siga enfrentando precios presionados, lo que refleja una amplia oferta mundial y una creciente competencia en el mercado de semillas oleaginosas.

Este escenario refuerza la necesidad de contar con estrategias comerciales bien definidas para mitigar riesgos y asegurar mejores oportunidades de comercialización.