La superficie destinada a trigo es la más baja en 8 años
La superficie destinada a trigo es la más baja en 8 años en la región núcleo de la agricultura argentina.
En la región núcleo, la superficie destinada a trigo registra su guarismo más bajo en los últimos ocho años.
Se destinarán a este cultivo 1.300.000 hectáreas, 300.000 menos que la temporada pasada. Gran parte de esta última cifra “pasarían a hacerse con maíz”, explica el último informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA).
Al inicio de la siembra, la necesidad financiera del sector tras la sequía obligaba a muchos a sembrar el trigo aún sin disponer del agua mínima requerida en los suelos.
El otoño dejó un déficit de 50 a 85 milímetros en el oeste. El área de trigo en la región cierra con 1 millón de hectáreas: 300.000 menos que en la campaña anterior y 100.000 menos de lo que se esperaba hasta hace una semana.
La novedad es que gran parte de las 300.000 hectáreas que no pudieron sembrarse pasarían a hacerse con maíz. En principio, la intención es volver a sembrar en fechas tempranas y apuntar a máximos potenciales. Sin embargo, tanto productores cordobeses como del noroeste bonaerense no se resignan a rotar con cereales.
- Siembra maicera
Según los resultados de las encuestas sobre la intención de siembra maicera de esta semana, la principal variable es el clima. “Es un factor determinante. Lo que suceda con las lluvias entre fines de agosto y principios de septiembre será crucial en la toma de decisiones”, señalan en la franja oeste.
Desde Corral de Bustos advierten que “los perfiles están sequísimos, se necesitan casi 300 milímetros para optimizar reservas”.
En General Villegas, la situación es similar e indican que “debería llover bastante a inicios de la primavera”. Allí, estiman que el 50% de la superficie que no pudo hacerse con trigo pasaría a maíz.
En Bigand, donde hay mejores condiciones, las expectativas de siembra son más certeras, pero también más limitadas, esperan una suba del 10%.
Por ahora, la estrategia productiva del oeste para no cerrarle la puerta al maíz es hacer barbechos abiertos. “Se están haciendo barbechos con residuales que no limiten la posibilidad de cambiar”, explican los técnicos.
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