Ecolatina prevé que en 2023 continuarán las restricciones a las importaciones

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Ecolatina evalúa que las restricciones a las importaciones llegaron para quedarse en 2023 aún cuando para el próximo año se espera un saldo comercial favorable superior a los US$ 12.000 millones.

El acuerdo con el FMI y el Proyecto de Presupuesto coindicen en señalar que un elevado superávit comercial para 2023 se constituiría como uno de los pilares en la dinámica macroeconómica y la necesidad de seguir acumulando reservas el año que viene. 

Sobre este último punto cabe señalar que los US$ 4.000 millones que deberán sumarse al stock de activos internacionales del BCRA implican un monto sustancialmente mayor al de este año, considerando que dos tercios de la meta de 2022 se cumpliría con financiamiento neto del FMI (a diferencia de 2023).

En las proyecciones macroeconómicas utilizadas para la formulación del Presupuesto, las autoridades estiman un importante incremento en el saldo comercial (bienes y servicios) en casi US$ 4.600 millones, el cual totalizaría US$ 12.347 millones.

Sobre esa base, se prevé un mayor dinamismo en los volúmenes exportados (+7,1%) que en los importados (+2%), al tiempo que al incorporar el efecto de los precios dichas estimaciones se traducirían en un crecimiento del 2% para las exportaciones y una caída de casi el 3% para las importaciones.

Asimismo, en la primera revisión del FMI se plantea que el superávit comercial de bienes y servicios crecería aún con una merma en el saldo de bienes (de US$ 15.500 millones a US$ 14.700 millones), producto de una abrupta reducción (-57%) en el rojo de servicios, lo cual es un supuesto fuerte (en los próximos días analizaremos las estimaciones de balanza de pagos de la nueva revisión).

En cualquier caso, este factor clave dentro de la hoja de ruta del Gobierno se sostendría sobre dos premisas fundamentales: 1) la puesta en marcha del Gasoducto Néstor Kirchner previo a la temporada invernal, y 2) el buen desempeño esperado por el oficialismo para el sector agropecuario con vistas al año próximo.

En cuanto al primero, en caso de que el gasoducto se encuentre finalizado en tiempo y forma, le permitiría al Gobierno ahorrar un monto considerable de dólares que de otra manera se irían al exterior vía pagos por importaciones de energía, como sucedió en 2022, cuando en el lapso abril-julio 2022 los pagos sumaron casi US$ 6.500 M, 135% más que los menos de US$ 2.800 millones del mismo periodo de 2021. Máxime en un contexto en el que los precios internacionales de la energía continúan elevados.

No obstante, las restricciones a las importaciones llegaron para quedarse.

Si bien la construcción del Gasoducto puede aportar cierto alivio y una posible (muy leve) flexibilización en algún momento del año, estimamos que las restricciones seguirán operando en 2023 e incluso podrían endurecerse en caso de ser necesario para acumular reservas o evitar un salto cambiario discreto.

Por su parte, dado que el sector agropecuario es el principal generador de divisas de nuestra economía (aporta el 65% de las exportaciones pero explica la totalidad de superávit comercial) su dinámica resulta fundamental para analizar las perspectivas del sector externo.

Pese a que el Gobierno espera un crecimiento del 6% para el sector luego de 3 años consecutivos sin crecer, se abren ciertos interrogantes sobre la próxima campaña agrícola en un contexto más complejo que el esperado inicialmente.

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