El BCRA vende dólares mientras cae la brecha y bajan los bonos

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El BCRA vende dólares mientras cae la brecha y bajan los bonos.

¿Cómo termina esta paradoja?, se pregunta este research del equipo de economistas del Banco Provincia.

Las ventas de divisas del Banco Central alcanzaron casi US$ 100 millones esta última semana, dejando el acumulado de julio en US$ +45 millones.

En relación con las primeras dos semanas del mes, donde había comprado US$ 145 millones, la reversión del saldo se explicó tanto por la caída de las liquidaciones del sector agropecuario, que pasaron de US$ 120 millones promedio diario entre el 1 y el 12 de julio, como por la demanda neta del resto de la economía: ésta pasó de US$ 100 millones promedio diario en la primera mitad del mes a US$ 120 millones en la última semana.

En los mercados paralelos, el dólar MEP retrocedió 6,6% durante la semana, ubicándose en 1.320 ARS/US$, lo que implica una brecha de 43% respecto del A3500.

Por su parte, el Contado con liquidación cayó 7,1%, quedando en 1.310 ARS/US$ marcando una brecha de 41,7%.

Luego de haber perforado los 1.300 ARS/US$ el martes -es decir, de que la brecha quedara por debajo del 40%-, los tipos de cambio rebotaron entre miércoles y viernes, volviendo a los niveles de la tercera semana de junio, aproximadamente.

  • Mercados paralelos

No sólo los precios de los mercados paralelos sufrieron movimientos relevantes esta semana: también sus volúmenes operados.

Éstos saltaron de US$ 450 millones promedio diario en la segunda mitad de junio y US$ 460 millones en la primera parte de julio a US$ 560 millones entre lunes y jueves -y US$ 590 millones entre martes y jueves, sin datos del viernes al cierre de este informe-.

En contraste, el volumen en el MAE (A3500) cayó de US$ 350 millones promedio diario en la segunda parte de junio a US$ 225 millones en el arranque de julio y US$ 250 millones en la última semana.

Para dimensionar, en julio del año pasado estos volúmenes fueron de US$ 140 millones promedio diario en el mercado paralelo y de US$ 345 millones en el oficial.

  • Bonos en dólares

Sin perjuicio de esta compresión, los bonos en dólares tuvieron una mala semana: el GD30 (ley extranjera) cayó 2,1%, quedando levemente por encima de los US$ 50/100 y volviendo a los niveles de marzo pasado, a la que vez que el AL30 (ley local) retrocedió 3,2%, quedando en US$ 48/100 y marcando un mínimo también desde marzo.

Como contracara, el riesgo país saltó 110 puntos básicos (p.b.) durante esta semana (+130 p.b. en el mes), orbitando en torno de los 1.600 p.b. y marcando un máximo desde el cierre del primer trimestre.

Vale destacar que esta dinámica no fue generalizada a nivel global: por caso, Ecuador, el otro “riesgoso” de la región, se redujo 30 p.b. en la última semana, acumulando una baja de 80 p.b. en lo que va del mes.

  • Esterilización de pesos

Esta dinámica a priori contrapuesta de una brecha que se relaja y bonos que caen, se explica por el anuncio de esterilización de pesos vía venta de Reservas en el mercado paralelo, no sólo de los dólares comprados desde ahora, sino, además, de los ARS 2,2 billones emitidos por esta vía entre mayo y junio.

En este sentido, las Reservas brutas cayeron US$ 715 millones en la semana, pasando de US$ 28.280 millones el 12/7 a US$ 27.565 millones el 19/7.  

Dado que el BCRA opera con un día de rezago desde principios de julio, las ruedas que impactan sobre las Reservas de este viernes llegan hasta el 18/7, por esto, consideramos la compra de divisas que va del 12/7 al 18/7: US$ +30 millones.

En contraste, las ventas de US$ 105 millones del 19/7 se registrarán este lunes 22/7.

Así, el retroceso de US$ 715 millones de Reservas se explica i) por el pago de capital de US$ 650 millones al FMI, ii) mejorado parcialmente por compras de US$ 30 millones entre el 12 y el 18/7, iii) quedando US$ 95 millones pendientes de explicación, entre los que se encontrarían las intervenciones en el mercado paralelo.

  • Sobreexigencia de cuenta corriente

La decisión de vender Reservas en el mercado paralelo sobreexige a la cuenta corriente -especialmente al comercio exterior de bienes y servicios- como fuente de divisas para cancelar las obligaciones de deuda.

Por caso, con una brecha del 55%, como la vigente a fines de la semana pasada, el superávit de bienes y servicios no debería ser menor a los US$ 30.000 millones -el máximo fueron US$ 21.200 millones en 2008- para sumar US$ 10.000 millones netos a las Reservas. En consecuencia, sin una relajación del crédito en moneda extranjera, el escenario se vuelve sumamente complejo.

En este escenario, el financiamiento de organismos multilaterales (FMI, entre otros) aparece como la principal salida viable -no podemos descartar una eventual reestructuración con privados, aunque al momento no hay información-.

  • Desarme del cepo

Para cerrar, podemos preguntarnos si la medida anunciada el sábado 13 de julio acerca o aleja el desarme del cepo. Por un lado, reduce la brecha y los agregados monetarios, de modo que pareciera acercarla.

Sin embargo, y en sentido contrario, i) aumenta el poder de compra en dólares de los residentes, ii) suma oferta “adicional” de divisas al CCL, por lo que este deja de ser un techo para la unificación, y iii) reduce la acumulación de reservas esperada, aunque debería mejorar el cociente ARS/US$ -si se lo realiza solo con la base monetaria: la creación secundaria de dinero, vía créditos bancarios, no necesariamente se moderará medida en moneda extranjera; así, el resultado es incierto a priori-.

Por último, y en relación con el perfil de pagos de deuda, las menores Reservas casi que obligarán a conseguir una fuente de financiamiento adicional, que no implique de manera inmediata emisión de pesos, es decir, vía cuenta capital.

En este punto, una opción es el FMI, que podría habilitar un crédito en un escenario de controles -tal como ya lo hizo en 2022-, pero si éste no lo hiciera, los privados obligarían a flexibilizar la salida de divisas.

  • Motivaciones cambiarias

La medida del fin de semana pasado tiene más motivaciones cambiarias que monetarias: reducir la brecha en el corto plazo, aún cuando esto tenga un costo significativo en materia de reservas.

Con financiamiento externo sostenible, la medida podría acercar la salida del cepo.

Sin este, y con expectativas de devaluación en el oficial y el paralelo, la flexibilización será más compleja aún.

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