Chile comprará aviones militares al Reino Unido
Escribe Antonio D’Eramo*
A 40 años de la Guerra de Malvinas nada ha cambiado en Chile a propósito de la relación estrecha entre el país trasandino y Gran Bretaña.
El gobierno de centro izquierda de Gabriel Boric acaba de aceptar la cesión de dos Boeing E-3D Sentry MK1 que serán utilizados por la Fuerza Aérea de Chile para reemplazar al Cóndor el único avión militar de respuesta de Alerta temprana y control del espacio aéreo.
Con una ceremonia presidida por la ministra de Defensa de la administración de Boric, Maya Alejandra Fernández Allende, nieta del extinto presidente socialista, Salvador Allende, el statu quo entre las relaciones británicas y chilenas continúa y se refuerza aún bajo un gobierno alejado de las figuras pinochetistas y de la Concertación para la Democracia que dominaron la política de ese país desde 1982 en adelante.
La contracara de la transferencia tecnológica que recibe Chile de parte de las principales compañías estadounidenses e inglesas en materia de aeronáutica militar se encuentra en la carencia de la Fuerza Aérea Argentina para contar con aviones cazas que le permitan defender el espacio aéreo nacional.
Desde el 2015 para acá los cielos nacionales están prácticamente desprotegidos y las razones que, en su mayoría son presupuestarias, también, son geopolíticas.
Mientras que en el descartado proyecto de Presupuesto nacional del año pasado, que fue rechazado en el Congreso en medio de un escándalo político, se incluía un pedido para tomar deuda por 664 millones de dólares para la adquisición de cazas chinos-paquistaní JF-17 Thunder Block III, que alcanzaría para comprar doce de estos aviones militares a cerca de 50 millones de dólares por unidad, además de sumar los ítems de mantenimiento y operatividad de talleres y reparación de pistas, la política internacional ha alejado la posibilidad de Argentina de abastecerse con las fábricas de aviones militares estadounidenses y europeas por el embargo a la venta de armas impuesto por el Reino Unido a raíz de la guerra de Malvinas de 1982.
La jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, general Laura J. Richardson, de visita oficial en Buenos Aires a fines del mes de abril, escuchó, pacientemente, al ministro de Defensa, Jorge Taiana, pedirle por una mediación con las autoridades de Gran Bretaña para levantar ese embargo de más de cuarenta años.
Sin información acerca de si los recientes contactos de funcionarios del gobierno nacional en Washington incluyeron esta cuestión tan delicada para la diplomacia occidental se extiende la sensación, entre los analistas militares, que la Argentina cerrará, este año, un acuerdo con China para adquirir los JF-17 que no poseen un solo tornillo de origen inglés.
En el corto plazo existen dos factores que incidirán de manera decisiva para tomar la determinación de compra del Estado nacional.
La aprobación del proyecto de Presupuesto 2023, recientemente enviado al Congreso por el Gobierno nacional y la financiación que puedan otorgar desde China para la adquisición de los cazas supersónicos JF-17 Thunder.
Porque los brigadieres ya realizaron visitas a las principales compañías constructoras de aviones militares que han ofrecido sus productos como los MIG-35 de la Russian Aircraft Corporation, o el HAL Tejas de India, que posee muchos componentes de origen británico y que lo alejan, por la cuestión del embargo inglés, de ser una posibilidad cierta.
También existe la posibilidad de adquirir cazabombarderos F-16 Fighting Falcon de la Real Fuerza Aérea de Dinamarca pero cuyo origen son estadounidenses y se trata de una propuesta avalada por la administración de Joe Biden.
Para el Brigadier Xavier Isaac, Jefe de la Fuerza Aérea, es importante la incorporación de armamento con capacidad de disuasión que no estaría en discusión en el caso del F-16 chino-paquistaní y que se ha dialogado con las autoridades estadounidenses para su modelo según trascendió a través de declaraciones realizadas al sitio especializado https://www.zona-militar.com/
En lo que respecta al ante proyecto de Presupuesto remitido al Congreso para su aprobación, por el ministro de Economía, Sergio Massa, entre numerosos ítems dedicados a la renovación y equipamiento de las Fuerzas Armadas en general, en el renglón de la Fuerza Aérea se lee, “Incorporación de aeronaves caza multirol. Monto en pesos para año 2023: $10.387 millones.”
Durante el reciente informe del Jefe de Gabinete de ministros, Juan Luis Manzur, a la Cámara de Diputados, el funcionario explicó que “el requerimiento del material a adquirir debe responder a las siguientes características:
Caza supersónico multi-rol:
- Capacidad de reabastecimiento en vuelo compatible con las aeronaves reabastecedoras que posee la FAA.
- Radar de barrido electrónico (AESA por sus siglas en inglés).
- Capacidad de enlace de datos tácticos (Data Link).
- Capacidad de autodefensa electrónica.
- Potencial y proyección logística y temporal.
- Sin componentes de origen británico.
- Disponibilidad (oferta) para la utilización de armamento.
Todos estos puntos han sido asegurados por la industria bélica china y el JF-17 evaluado cumple con todos los requisitos establecidos por la Fuerza Aérea. De allí la explicación del favoritismo por la oferta asiática.
*Periodista argentino. Columnista de la Agencia Noticias Argentinas