Rafael Grossi arriesga su vida rastreando el material más peligroso del mundo

Rafael Grossi arriesga su vida rastreando el material más peligroso del mundo definió The New Yorker acerca de la actividad del argentino postulado para encabezar la ONU.

La revista estadounidense The New Yorker dedicó en su última edición un extenso perfil del director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el diplomático argentino Rafael Grossi.
El artículo es un elogioso retrato que lo destaca como un profesional de talento, capacidad y experiencia.
Al titular “Cómo Rafael Grossi arriesga su vida rastreando el material más peligroso del mundo”, la nota destacó la versatilidad de Grossi para manejarse en aguas movedizas, como la inspección de la central nuclear de Zaporiyia en la guerra de Ucrania, donde su equipo se vió bajo fuego.
El artículo también destacó la inspección del programa nuclear iraní, una misión que el régimen de los Ayatollah cuestionó muy duramente, incluyendo amenazas de alguno de los líderes del fundamentalismo islámico que se mantiene en el poder desde 1979, año en que fue derrocado el Sha Mohammed Reza Pahlevi.
The New Yorker evaluó la nominación de Rafael Grossi, 64 años, para asumir la máxima responsabilidad al frente de la Organización de las Naciones Unidas.
La sucesión de António Guterres, el actual secretario general de la ONU, se debatirá durante 2026, pero quien sea electo recién asumirá en 2027 la mayor responsabilidad diplomática internacional.
Hasta el momento, la nominación de Rafael Grossi tiene apoyos del actual presidente argentino, Javier Milei y de los gobiernos de Italia y Paraguay, entre otros.
“Grossi es hijo de intelectuales italianos (madre era escultora, padre periodista) que emigraron a la Argentina. Nació en enero de 1961, a principios de la era nuclear. El desarme parecía lejano en aquel entonces. En octubre de ese año, la Unión Soviética detonó la Bomba del Zar sobre el Ártico”, señaló The New Yorker.
“Este año, Grossi convenció al Banco Mundial para que pusiera fin a su prohibición, que duró décadas, de financiar proyectos de energía nuclear; el acuerdo se firmó en junio, abriendo la puerta al apoyo de iniciativas del banco en países en desarrollo. Grossi también creó el programa Rayos de Esperanza para ampliar el acceso global a la detección y el tratamiento del cáncer”, detalló la publicación neoyorquino.
“El Tratado de No Proliferación Nuclear, que entró en vigor en 1970, autoriza a la agencia de Grossi a monitorear las instalaciones nucleares en todos los países que lo han firmado; el OIEA puede desplegar cámaras, realizar inspecciones in situ e investigar actividades sospechosas”.
A raíz de la guerra iniciada por Rusia con la ocupación de territorio de Ucrania, debió dialogar con los dos Estados en conflicto.
“Se reunió el mismo número de veces con el presidente ruso, Vladimir Putin, y con el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky. Zelensky inicialmente tenía poca experiencia nuclear; también lo enfureció que Grossi negociara con Rusia sobre la seguridad de la central de Zaporizhzhia (la mayor de Europa)”, ubicada en territorio de Ucrania.
Otra prueba de fuego ha sido tratar con los iraníes. En junio, el OIEA declaró por primera vez en dos décadas que la República Islámica había violado las provisiones de seguridad previstas en el Tratado de No Proliferación, citando “los numerosos fracasos en el cumplimiento de sus obligaciones desde 2019” sobre material y actividades nucleares en varios sitios no declarados.
“También decía en blanco y negro que no había un programa sistemático de armas nucleares en Irán”, aclara Grossi.
Israel y Estados Unidos bombardearon poco después instalaciones militares, nucleares y sedes políticas a lo largo y ancho de Irán, incluyendo instalaciones de la central de Fordo y sus accesos.
El iraní Ali Larijani, jefe del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, amenazó personalmente a Grossi por “la guerra de 12 días”, en la que Irán fue objeto de ataques quirúrgicos de parte de Israel y Estados Unidos.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) “es un microcosmos de la ONU”, definió The New Yorker.
“Ambos abordan crisis en todo el mundo, pero ninguno cuenta con los medios militares para imponer decisiones. Ambos se mueven entre potencias rivales con posturas opuestas. La junta de gobernadores del OIEA es similar al Consejo de Seguridad de la ONU, compuesto por quince miembros; ambos incluyen a las cinco potencias nucleares originales”, describió la publicación.
En un momento crítico de la guerra de Rusia contra Ucrania, Rafael Grossi debió reunirse por separado con Volodimir Zelensky y con Vladimir Putin y advirtió diferentes grados de conocimiento sobre energía nuclear entre ambos líderes.
Tales reuniones fueron motivadas por la visita de inspección del OIEA, que encabezó Rafael Grossi a la central nuclear de Zaporizhzhia, en territorio ucraniano ocupado por Rusia.
Este último 13 de diciembre, la central nuclear de Zaporizhzhia, la mayor de Europa, quedó temporalmente sin suministro eléctrico tras los nuevos ataques rusos en zonas cercanas.
El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), la agencia nuclear de Naciones Unidas, confirmó el incidente, que se produjo en el contexto de una ofensiva masiva rusa contra infraestructuras energéticas ucranianas, reavivando la preocupación internacional por el riesgo de un accidente nuclear.
