Screenshot_20251107_170549_Samsung Internet

Sudán vive la peor crisis humanitaria del siglo XXI y se hunde en una espiral de violencia y sufrimiento ante la indiferencia global.

Escribe Federico Giordano*

​Para algunas organizaciones humanitarias internacionales, Sudán se hunde en una espiral de violencia y sufrimiento que la comunidad internacional califica como la peor crisis humanitaria y de desplazamiento a nivel global.

“Sudán se enfrenta una de las emergencias más graves del mundo, con más de 30 millones de personas necesitadas de asistencia humanitaria, incluidos más de 9,6 millones de desplazados internos y cerca de 15 millones de niños”, define dramáticamente a la ACNUR.

Si bien alrededor de 2,6 millones de personas han regresado a sus hogares tras el descenso de los combates en Jartum y otras regiones, muchos encuentran sus viviendas y vecindarios dañados o completamente destruidos, sin acceso a servicios esenciales.

Sólo en Jartum, más de un millón de personas han regresado desde principios de 2025.

Sudán vive la peor crisis humanitaria del siglo XXI con más de 30 millones de personas necesitadas de asistencia.
Sudán vive la peor crisis humanitaria del siglo XXI con más de 30 millones de personas necesitadas de asistencia. Más de 11 millones de personas debieron abandonar sus hogares.

“En todo Sudán, el cólera, el dengue y la malaria se están propagando, lo que hace aún más urgente invertir en agua potable, atención médica y otros servicios esenciales para que las personas puedan realmente comenzar de nuevo”, señaló Ugochi Daniels, Directora General Adjunta de Operaciones de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

A más de dos años del inicio de la guerra civil entre el Ejército Sudanés (SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) paramilitares, la población civil es la víctima directa de atrocidades, hambruna y violaciones generalizadas del derecho humanitario.

  • Masacre de El Fasher y la violencia desatada

La reciente caída de El Fasher, en Darfur del Norte, en manos de la RSF del general Mohamed Hamdan Dagalo (Hemeti), ha marcado un nuevo y escalofriante punto de inflexión.

Masacre en hospital: el ataque contra un hospital materno en El Fasher resultó en la muerte de al menos 460 personas (pacientes y acompañantes).

El Gobierno sudanés estima que al menos 2.000 personas murieron sólo en ese asedio.

​Ejecuciones y huída masiva: miles de civiles intentan huir de las ejecuciones sumarias y los robos perpetrados por las milicias en la ciudad.

La ONU estima que de los 260.000 residentes, apenas 65.000 han logrado escapar.

Violencia étnica: la violencia es particularmente brutal en Darfur, donde la RSF, con antecedentes en la masacre de Janjaweed, está perpetrando nuevos ataques por motivos étnicos contra las comunidades Masalit y otras.

  • Cifras de una catástrofe global

La guerra no muestra signos de solución, y sus consecuencias han provocado el mayor éxodo interno jamás registrado a nivel mundial.

Víctimas civiles: un informe de la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos cifra en 3.384 civiles muertos sólo en la primera mitad de 2025, con un 70% de las muertes ocurridas en enfrentamientos armados.

Sin embargo, el número real de víctimas es incalculable.

Desplazamiento: más de 11 millones de personas han tenido que huir de sus hogares, convirtiendo a Sudán en un centro de desplazamiento masivo.

Hambruna y servicios colapsados: se estima que más de 24,6 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria grave y la hambruna se está extendiendo.

El sistema sanitario está colapsado, con un 80% de los centros de salud en zonas de conflicto fuera de servicio.

  • Armas de guerra: violación y olvido internacional

Violencia sexual: la violencia sexual y de género, incluyendo violaciones contra mujeres y niñas, se ha convertido en un arma de guerra, triplicando el número de personas en riesgo desde el inicio del conflicto.

​Aparato internacional desafiado: A pesar de los esfuerzos, las sanciones y los llamados a alto el fuego han fracasado en cambiar el curso de la guerra.

Organizaciones como Amnistía Internacional exigen al Consejo de Seguridad de la ONU un embargo de armas para interrumpir el flujo de armamento que perpetúa el conflicto y el sufrimiento civil.

​Intereses extranjeros: el conflicto está alimentado por actores externos, con informes que señalan el papel de Emiratos Árabes Unidos en el suministro de armas, así como la supuesta presencia de mercenarios en el terreno.

La comunidad internacional es condenada por su fracaso en actuar y por el profundo sentimiento de abandono que experimenta la población sudanesa, atrapada en un fuego cruzado con un alto riesgo de conflagración regional.

Fuentes de SRSur News Agency indican presencias, participación o influencias cruzadas de Rusia, Turquía, Irán y hasta Ucrania y el Grupo Wagner.

*Corresponsal de SRSur News Agency para España y Medio Oriente