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Gracias al dólar soja y las restricciones a las importaciones, octubre mostró el superávit comercial más grande del año.
Con exportaciones e importaciones que alcanzaron los US$ 7.901 millones y US$ 6.074 millones -respectivamente- en octubre, el saldo comercial fue superavitario en US$ 1.827 millones (vs. US$ 1.616 en igual mes del año pasado). De esta manera se alcanzó el mejor resultado mensual de 2022.

Las exportaciones crecieron 15,1% i.a. durante octubre -tanto por el aumento de sus precios (+6,4%) como de las cantidades (+8,2%)- y cortaron con una racha negativa de dos meses consecutivos de caídas. Además, y quizás más importante, las cantidades exportadas volvieron a crecer en términos anuales, algo que no sucedía desde abril (venían de caer a un ritmo promedio mensual de 2,3% durante mayo-julio, y -14,7% en agosto-septiembre).

Ahora bien, este comportamiento virtuoso se explica principalmente por el sector sojero (si bien el “dólar soja” estuvo vigente durante septiembre, la liquidación de divisas es previa a los envíos al exterior). En este sentido, la exportación de “Porotos de soja, incluso quebrantados, excluidos para siembra” creció un extraordinario 563,5% i.a. en octubre, alcanzando los US$ 1.255 millones exportados (vs. US$ 189 millones en octubre de 2021). De esta manera, el incremento de dicho ítem (US$ +1.066 millones) explicó la totalidad del aumento de las exportaciones del mes (US$ +1.038 millones).

De todas formas, también hay que destacar el buen desempeño de los rubros Manufacturas de origen agropecuario y Combustibles y energía, cuyas cantidades exportadas crecieron en octubre (+15,5% i.a. y +14,8% i.a., respectivamente). Así, ambos rubros lograron anotar una importante suba en valor (16,7% i.a. y 21,9%, respectivamente).

Por último, el rubro de exportación que presentó el menor crecimiento fue Manufacturas de origen agropecuario (+1,2% i.a.), en donde el aumento en los precios (+10,7% i.a.) permitió revertir la mala perfomance en materia de cantidades (-8,5% i.a.).

Por otro lado, las importaciones crecieron un 15,8% i.a en valor en octubre, tanto por la suba de los precios (+7,0%) como de las cantidades (+8,3%). De esta manera, si bien siguen presentando variaciones positivas en términos interanuales, consolidan la desaceleración en su ritmo de crecimiento. En detalle: luego de crecer 48,4% i.a. en promedio durante mayo-julio, aumentaron 36,2% i.a. en agosto, y 17,3% en septiembre-octubre.

Lo anterior puede estar reflejando: i) por un lado, las mayores restricciones a las importaciones tras la llegada de Massa (la implementación del SIRA); ii) una menor importación ante una actividad que -aunque creciendo- empieza a desacelerar, sumado a que muchas empresas ya se “stockearon” en la primera mitad del año (ante un dólar oficial siempre percibido como barato).
Al desagregar por rubros, si bien todas las categorías crecieron en valor, al interior se evidencian situaciones bastante heterogéneas: el mayor aumento se dio en Vehículos automotores de pasajeros (+94,2% i.a.) -principalmente por la suba en las cantidades importadas (+64,7%)-, seguido por Combustibles y lubricantes (+52,9% i.a.), en donde -otra vez- la suba de precios (+57,5%) logró compensar la caída en las cantidades importadas (-3,9% i.a.). Luego le siguió la importación de Piezas y accesorios para bienes de capital, que creció un 24,2% i.a. en valor (+17,8% en cantidades y +5,5% en precios), en tanto que el resto de los rubros creció a ritmos más moderados -tal como sucedió en septiembre-: Bienes de capital 14,6% (+14,2% en cantidades y +0,5% en precios), Bienes de consumo 11,6% i.a. (+10,2% en cantidades y +1,3% en precios), y Bienes intermedios 4,8% i.a. (-4,2% en cantidades y +9,5% en precios).

Con todo, durante los primeros diez meses del año las exportaciones alcanzaron los US$ 75.144 millones, mientras que las importaciones US$ 70.738 millones. Así, el superávit comercial fue de US$ 4.406 millones, un 68,4% menor al acumulado en igual período de 2021.

Perspectivas
Para los últimos dos meses del año esperamos que el saldo comercial continúe siendo superavitario, aunque menor al evidenciado en octubre.
De cara a 2023 esperamos una caída tanto en las exportaciones como en las importaciones. La magnitud de sus contracciones dependerá de varios factores a monitorear, entre los que se destacan:
Las consecuencias de la sequía y las heladas, donde empieza a prestársele suma atención al impacto en la soja. En este sentido, la siembra de maíz y soja se encuentra un 40% por debajo del avance del año pasado -según la Bolsa de Comercio de Rosario-, lo que sería el avance más lento en los últimos 22 años. A esto se suma que la cantidad exportada de trigo de la campaña 2022/23 sería 57,5% menor a la de 2021/22.

La evolución de los términos de intercambio, que luego del récord histórico alcanzado durante el primer trimestre se deterioraron de manera constante -a partir de mayo-. En este punto será fundamental el accionar de la FED.

El crecimiento de la economía global, en donde la mayor preocupación está en la desaceleración de China y la crisis latente en su sector inmobiliario.
De esta manera, lo más probable es que el Gobierno continúe con su estrategia de, por un lado, acelerar el ritmo devaluatorio -119% de devaluación anualizada de los últimos días-, fomentar la liquidación de exportaciones -con medidas como el régimen especial para la economía del conocimiento o para economías regionales- y aplicar un mayor torniquete importador y a la demanda de divisas (dólares turista, recital, bienes de lujo, etc.).

Fuente: Abeceb

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