El peronismo no morirá pero sufrirá una paliza electoral en 2025

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Escribe Alejandro Radonjic*

El peronismo no morirá pero sufrirá una paliza electoral en 2025 (si no reacciona a tiempo).

Si el peronismo no hace un renovación profunda, y además el Gobierno de javier Milei no tiene una crisis económica como tuvo Mauricio Macri, el partido del General (Juan Domingo Perón) seguirá quemando poder.

Se puede argumentar que el peronismo ya no es lo que era. Ya no es un cuco electoral. Pierde elecciones y, de hecho, eso ocurre cada vez más a menudo. Tampoco es el paradigma de la gobernabilidad ni el verticalismo. La experiencia del FdT mostró un peronismo que gobernó mal, agrandó la crisis y, además, expuso sus internas a cielo abierto.

Perdió las elecciones presidenciales de 2015 y 2023 y las legislativas de 2017 y 2021. En las legislativas de 2017, pico máximo de Cambiemos, era habitual leer necrológicas del peronismo en los medios y las redes. Fallaron. El peronismo volvió en 2019. Y va a volver una vez más.

Pero, si no cambia, ese regreso puede tardar. Sobre todo, si el oficialismo no se equivoca, como ocurrió con Mauricio Macri. El peronsimo regresó en 2019 por los pifies de Macri, no por la virtud de Alberto Fernández, Sergio Massa o Cristina Kirchner.

  • Escenario

El peronismo, por un lado, tiene un electorado cautivo cada vez menor. Además, Milei puede penetrar ese cofre con más facilidad que Macri. Segundo, su incapcidad le complica pescar más allá de las fronteras. Antes, era el partido del orden y la gobernabilidad y muchos decían “no me gusta esto o lo otro, pero por lo menos la van piloteando”. El piloto de tormentas. Ya no más.

El escándalo en torno a las conductas personales de Alberto Fernández siguen complicando al peronismo. A 8 meses de Gobierno de Javier Milei y con bruta recesión de por medio, el peronismo está perdiendo capital político. No ganando. Lo de Alberto acelerará el desgaste. Solo lo frenará una crisis económica (que por ahora no se percibe) o una renovación mayúscula de su oferta electoral. Que por ahora tampoco se percibe.

“Peronistas: llegó la hora de la renovación total”, dijo el analista Julio Burdman.

“El peronismo necesita urgentemente hacer una transformación en lo que le ofrece a su votante, sentenció Burdman en El Economista.

Y, por eso, “no es suficiente aislar a Alberto Fernández para salir de las crisis, porque esto afecta a muchos conceptos, discursos y dirigentes que formaron parte del gobierno anterior”.

No es una tarea fácil para un espacio que no para de sumar escándalos (se pueden sumar Insaurralde, Espinoza y Capitanich) y no está logrando mostrar caras nuevas ni frescas. 

Más allá de la necesidad vital de renovar, “hay baja expectativa de renovación dirigencial”, dice Burdman.

Mientras, Milei puede pasear con su chequera (aunque limitada) y su ambulancia recogiendo retazos del peronismo por el interior del país. “Subite y no te armo una lista liberal en XXX (insertar provincia gobernada por el PJ) en 2025”, puede decir. Lo mismo puede decirse para los Daniel Scioli de la vida. No son pocos los peronistas a seducir, mal que les pese a puristas como Darío Lopérfido.

“El 76% de la sociedad cree que el peronismo debe renovarse y expulsar a los violentos. La demanda de renovación dentro de la principal fuerza de oposición es clara y nítida. Ignorarla puede ser un error político fatal”, dice la última encuesta de Zuban y Córdoba.

Otra encuesta dicen que no están creciendo los arrepentidos de haber votado a Milei sino de haber votado a Massa. “¿Volvería a votar como lo hizo en la segunda vuelta presidencial de 2023?”, preguntaron Viviana Isasi y Julio Burdman. Entre los votantes de Massa, 12% dijo que no y 15%, que no sabe.

Crecen los arrepentidos de haber votado a Massa.
Crecen los arrepentidos de haber votado a Massa. El peronismo no morirá pero sufrirá una paliza electoral en 2025

 

Además, la crisis golpeó a las principales caras del peronismo. Una de las “esperanzas” es Axel Kicillof, pero su imagen negativa supera 50%. Además, adolece de lo mismo que tiene Alberto Fernández: independencia. Se piensa que será manejado o vigilado desde el Patria.

El efecto Alberto: suben los oficialistas y caen los opositores.
El efecto Alberto: suben los oficialistas y caen los opositores.

Unión por la Patria pondrá en juego el año próximo 14 de las 33 bancas que posee en el Senado, la cámara donde mandó a gusto desde 1983 hasta 2021 y donde hoy es la fuerza más numerosa, pero sin el poder de fuego suficiente para imponer el cuórum y con una capacidad de alianzas limitadísima.

En Diputados, según calculó Adrián D’Amore en Letra P, arriesgará 47 de las 99 bancas que aún siguen amalgamadas, unidas por el espanto más que por el amor.

*Director de El Economista

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