Expertos en comunicación recomiendan a Javier Milei que se autoelogie menos.
Los expertos consultores ven que hay un estilo que tiene diferencias pero también similitudes con el kirchnerista.
Advierten que su tendencia a la grandilocuencia y los superlativos puede poner en riesgo su credibilidad.
¿Podría haber conseguido en menos tiempo la ley Bases con un estilo menos ampuloso?
Lo primero que les enseñan a los estudiantes de la carrera de Relaciones Públicas es que la clave de su negocio será siempre que otros hablen bien de sus clientes: marcas, empresas, candidatos, gobiernos. Los autoelogios siempre son menos creíbles.
Los comunicadores de empresas o gobiernos tratan de conseguir lo que la publicidad a veces no logra: esa credibilidad que da que terceros hablen bien de uno, que será casi siempre superior que la que consigue la propaganda que hacen las propias marcas.
El público ya entiende que de alguien que quiere vendernos algo no se puede esperar otra cosa que hable bien de su producto.
Por eso, lo mejor siempre es que los que hablen bien sean analistas, expertos, periodistas o científicos: “terceros creíbles”, como los llaman los expertos en RR.PP. y comunicación.
Qué dicen los expertos sobre los autoelogios de Milei
Con este principio en mente, un panel de expertos le recomienda al presidente Javier Milei en un sondeo que se cuide un poco más de no ser tan autoelogioso, porque se está convirtiendo en una suerte de propagandista de sí mismo y puede poner en riesgo su credibilidad.
La semana pasada, durante su visita a Praga, Milei llamó la atención afirmando en su alocución de agradecimiento que “con Demian Reidel -asesor presidencial- estamos reescribiendo gran parte de la teoría económica. Si nos termina de salir bien, probablemente nos den el Nobel de Economía”.
Estaba en el Instituto Liberal de República Checa recibiendo una medalla por sus logros de propagar las ideas del liberalismo. Todavía no se conocen los nominados al premio Nobel.
Habrá que ver si toman nota de la autopostulación del Presidente.
Estilo Milei
Así como había un “estilo K” en la era del kirchnerismo, Milei está reescribiendo ese “manual de estilo presidencial”.
El “estilo Milei” tiene muchas diferencias y algunas similitudes con el “estilo K”, y uno de esos parecidos es la grandilocuencia y ampulosidad de su discurso: Cristina Kirchner se autocalificaba “arquitecta egipcia” alabando sus obras públicas y aseguraba que el planeta entero admiraba su “modelo” socioeconómico.
Que “el modelo” sólo funcionaba falsificando las estadísticas del INDEC, en el estilo K era un detalle irrelevante.
Milei asegura frecuentemente con orgullo estar practicando “el mayor ajuste de la historia de la humanidad”.
Muchas veces, el Presidente completa el mensaje acotando que “a pesar de eso, tengo una aprobación de 56 por ciento”.
Es cierto: hay encuestas que ubican en ese nivel a la aprobación de gestión de su gobierno.
Brecha de imagen
Pero otros sondeos lo calculan algo más de diez puntos abajo de los números que pregona en su autoelogio: ya la “brecha” de la imagen de Milei entre los encuestadores se está pareciendo un poco a la del dólar “blue” con el oficial.
Otro típico gesto de grandilocuencia del Presidente es explicar que apunta a “convertir a la Argentina en una potencia mundial”.
Probablemente ese enunciado de “Argentina, potencia”, que viene de la era de los 70, hoy interese menos a los empobrecidos argentinos de 2024 que la opción de convertir primero al país en estable y previsible y con un mínimo de prosperidad y que más parecido al resto de los países del mundo antes que aspirar a ser “potencia”. Pero Milei es así: todo tiene que ser a lo grande.
Qué dice el sondeo sobre Milei y sus autoelogios
El sondeo convocado por la revista Imagen a un panel de 88 encuestadores, consultores de comunicación empresaria y política y directivos de comunicación de empresas arroja que dos tercios de estos profesionales creen que autoelogiarse tanto puede ser riesgoso para la credibilidad del Presidente.
Menos de un cuarto cree que tanta exteriorización de autoestima será neutra para su imagen y credibilidad, y apenas el siete por ciento piensa que puede ser positivo.
El riesgo del exceso
El riesgo del exceso de autoestima no es un tema de imagen solamente. ¿La ley Bases habría salido más rápido, si el presidente hubiese sido menos ampuloso en su planteo inicial de lanzar de golpe 300 decretos y más de 600 leyes y sin dar su discurso inaugural de espaldas al Congreso o tildando a los legisladores de “ratas”?
Finalmente -siguiendo con la idea de que todo tiene que ser superlativo- su mandato se convirtió innecesariamente en el gobierno de la democracia que más tiempo tardó en conseguir su primera ley.
“Seguramente habría perdido menos tiempo y habría podido acelerar los tiempos para tener otro tipo de relacionamiento con los bloques dialoguistas”, explica el consultor Carlos Fara, uno de los que contestó la encuesta sobre la grandilocuencia del estilo presidencial.
Fara advierte que el exceso de ampulosidad puede ser riesgoso para la credibilidad y los resultados de la gestión de Javier Milei.
Pero Fara también aclara que es comprensible, porque Milei no estaba preparado para eso: “Como con todo en la vida, uno a veces se tiene que pegar un golpe para aprender”.
El consultor destaca que esa grandilocuencia del Presidente responde a que “su matriz de origen es disruptiva y no quería traicionar su estilo de campaña”.
Mientras tanto, habrá que esperar siempre a octubre, cuando se dé a conocer al galardonado con el Nobel de economía del año.
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