Sergio Massa

La figura de Sergio Massa se consolidó como candidato presidencial pese a las resistencias internas del oficialismo. En opinión de Aldo Duzdevich, hay que hacer “la gran Lula”: una amplia coalición de centro.

Quienes suelen leer mis columnas saben que sólo escribo de historia del peronismo, y evito hablar de la coyuntura política aunque, siempre, la historia va en clave de presente. Como decía Perón, hay que estudiar la historia “para aprender del error ajeno, porque el error propio llega tarde y cuesta caro”.

Como un viejo militante peronista que soy, sé que hay momentos como éste, en los que no se puede esquivar el bulto al debate, así que voy a dar mi opinión.

  • El sectarismo es la tumba de la conducción

Recientemente, publiqué una nota sobre el gesto de Perón, quien en noviembre de 1973, abrió la Casa Rosada a todos sus viejos “enemigos” o adversarios.

Suelo relatar que muchos de los intelectuales que nos acompañaron en los ’70, en el ’55 eran militantes antiperonistas, como el caso de Rodolfo Walsh y otros.

Incluso, algunos como Diego Muñiz Barreto y Mariano Castex fueron Comandos Civiles y en 1953 intentaron asesinar a Perón.

Sin embargo, “el Viejo” los recibió en Madrid con una palmada en la espalda.

Diego terminó diputado nuestro, y Castex militando cerca de la izquierda peronista.

Cuento estas cosas porque entre los errores que hemos cometido en las últimas dos décadas, está esa odiosa costumbre de tildar de traidor a todo compañero que manifieste una disidencia política, y cargarle el mote de “enemigo” a todo tipo que no nos vote.

Una persona muy valorada y reconocida en nuestro espacio llegó a decir que “el 32% de votantes de Macri es una raza muy hija de puta”, y todos aplaudimos el chiste.

Sé que hoy muchos piensan lo mismo de los votantes de Milei y de JxC.

Y la “raza hija de puta” ya llegó al 60%.

Ahora si, voy a citar a Perón en Conducción Política, que debería ser libro de cabecera de nuestra dirigencia y militancia, que pocos han leído, y muchos menos lo han comprendido.

“El sectarismo es el primer enemigo de la conducción, porque la conducción es de sentido universalista, es amplia, y donde hay sectarismo se muere porque la conducción no tiene suficiente oxígeno para poder vivir”.

“No se pueden conducir los elementos sectarios. ¿Por qué? Porque cuando llega el momento en que la conducción debe echar mano a un recurso extraordinario, el sectario dice: ‘No; ¡ésa es una herejía!'”

“Entonces, los métodos y los recursos de lucha se reducen a un sector tan pequeño que presentan una enorme debilidad frente a otros más hábiles que utilizan todos los recursos que la situación les ofrece para la conducción. Por eso el sectarismo es la tumba de la conducción en el campo político”, decía Perón.

Recordemos esto: “Cuando llega el momento en que la conducción debe echar mano a un recurso extraordinario, el sectario dice: ‘No; ¡esa es una herejía!'”. Lo que estoy proponiendo en esta nota claramente será “una herejía”. Pero primero debemos comprender que estamos en un momento absolutamente crítico y sino usamos “un recurso extraordinario”, nos vamos por la rejilla.

  • La discusión sobre los candidatos ya fue

Cuando hace un año exactamente, Cristina impulsó a Sergio Massa al Ministerio de Economía estaban implícitas dos cosas. Una, el camino a transitar era mantener el acuerdo con el FMI como se pudiese, sino Cristina lo hubiese puesto a Claudio Lozano u otro similar. Y dos, si a Sergio le iba más o menos bien (3% de inflación en abril) era nuestro candidato. Como todos sabemos lo del 3% no pudo ser, entonces, Cristina y todos entramos en duda.

Finalmente luego de sopesar las opciones, Cristina, Alberto y la mayoría de la dirigencia volvió al plan original, Sergio candidato, agregando un fuerte pedido al Espíritu Santo. Como es sabido, todos los ateos, nos acordaremos de Dios, en los cinco minutos antes de nuestra muerte.

Bueno, entonces cortemos ya con los debates, si Sergio ésto, Sergio aquello… Basta muchachos y muchachas. Hay muchos nuestros que en vez de un micrófono en la tele, o un posteo de Face o wasap, lo que necesitan es “un psicólogo argentino que te muestre el camino”, como dice Sabina.

Si la vida o la jefa los engañó, no hagas de panelista en C5N, dejalo a Maslaton que al menos, es pícaro y la juega de taco.

  • Con el 100% de inflación ningún gobierno puede ganar

Escuchaba a García Linera reflexionar que ningún gobierno en el mundo que tenga una inflación del 100% puede ganar una elección y es muy probable que tenga razón. Es casi una verdad de perogrullo (que significa obvio o notoriamente sabido).

Gran parte de los argentinos nacemos con dos especialidades que nos vienen incorporados genéticamente: Director Técnico de fútbol, y Ministro de Economía.

De acuerdo a las épocas desplegamos una o la otra, o las dos juntas si es necesario.

Desde que arrancó la campaña electoral, me canso de leer en los grupos de WhatsApp: “Si no hacen peronismo no ganamos, bajen la inflación, aumenten los sueldos, pónganle plata al bolsillo a la gente, creen empleo…”

En soledad me pregunto. ¿Un tipo como Sergio Massa, que tiene extrema vocación y ambición de ser presidente, no se da cuenta? ¿Es bobo? Si es sencillito. Sergio dame bola! No devalúes, baja el blue a 300, pone en cero el aumento de precios durante tres meses, decile de mi parte al Fondo que no rompa las bolas y mande los 10.000 palos; pero ponete duro, hacele cara de guerra como en la colimba… Yo me pregunto ¿Sergio es bolu? ¿No quiere ganar?.

Como peronista, no me gusta usar las categorías derecha, izquierda y centro. Pero no la vamos hacer más rebuscado.

Está claro que lo que viene es el segundo tiempo del partido. La elección general donde nos alcanza con salir segundos y entrar al balotaje. Si la Bullrich se sigue desdibujando en base a Milei, pueden pasar dos cosas. Una que pierda votos a mano de Milei y nosotros subiendo unos puntos quedemos segundos. O la segunda que la Bullrich pierda tantos votos que Milei llegue al 45% y gane en primera vuelta.

Si Milei no pasa el 40% (¿a que encuesta le creeremos?) tal vez podamos llegar al balotaje sin demasiadas dificultades.

Pero, llegado el alargue, allí si necesitamos toda la inteligencia y audacia para dar la pelea del final, que será entre el salto al abismo y el país de la racionalidad.

Los más cercanos a convocar son los cordobesistas, por afinidad, historia común. Pero son solo el 3,8% , junto a ellos algunos partidos provinciales, y luego ir en la búsqueda del 11,3% de Larreta-Morales.

Obviamente que para proponer una coalición hace falta establecer un marco de consenso y aquí viene la necesidad de un programa de centro, que claramente se debe diferenciar de lo que hicimos antes.

Y obviamente también requiere de conversar y ofrecer espacios de gobierno a quienes vamos a convocar a una coalición de gobierno. Y esos personajes tienen nombres: Lousteau, Nosiglia, Storani, Morales, Schiaretti, Llaryora, Larreta… Y otros tantos que sería largo enumerar. Pero, como para producir un primer shock de agua fría a la tropa nuestra creo suficiente con esos nombres.

¿Cómo se hace? En público, en privado, antes, después, son temas que debe decidir la conducción de la campaña. Pero bueno, los de estómago delicado vayan acostumbrándose a la idea.

El política sólo existen opciones y pronto quedarán sólo dos: el bolsonarito que se lleve puesto todo, o un gobierno de coalición que nos salve de la catástrofe.

*Periodista argentino. Ex asesor de la Secretaría de Energía de la Nación. Columnista de la Agencia Paco Urondo.

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