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Escribe Alejandro Barros*

En estos tiempos vale preguntarse si invertiría alguna empresa en Argentina? ¿Es el gobierno sincero con sus variables económicas y estadísticas?

En Argentina el tipo de cambio oficial es de $ 275 por dólares, habiendo devaluado brutalmente en la última década, peor que el fatídico período de diciembre/2001 a abril/2002.

Hoy el Producto Bruto Interno, medido al tipo de cambio oficial promedio del primer trimestre de este año es de US$ 608.000 millones, siendo el país número 30° a nivel mundial (cuando un siglo atrás nos codeábamos con los primeros siete del mundo).

Esto nos lleva a suponer que siendo el octavo país del mundo en extensión territorial, virtualmente despoblado con respecto a los países del sudesteasiático y/o europeos, es de esperar que las empresas a raudales corran a este país de Sudamérica con todos los climas y que produce alimento para varias veces la cantidad de su propia población.

Cuando los analista de riesgo meten en la coctelera todos estos datos, más algunos condimentos más, como inflación efectiva del 156% anual, un apalancamiento de deuda de US$ 385.000 millones, a una tasa del 23% TNA (riesgo país del 2300 puntos), desocupación de 6%, pero con una desocupación encubierta por subsidios a casi el 30%.

Esto suma a que hay gran cantidad de empleados baratos para contratar en las futuras empresas.

Entonces averiguar los regímenes impositivos, de gran cantidad de impuestos, 21% de impuesto al valor agregado, 7% de ingresos brutos, 35% sobre las ganancias, 35% sobre las exportaciones, más sellos, impuestos internos por productos, tasas municipales, etc., etc.

A estas situaciones hay que agregar como los aportes de cargas sociales, aportes por fondos especiales, aportes a los sindicatos, etc., etc.

Gran parte de estos impuestos se replican con otros países, pero en forma individual pero no en conjunto.

Pero aún así,  los costos cierran por las grandes ganancias que se pueden llegar a obtener, cuando aparece un factor que determina el éxito de las iniciativas, hay problemas para transferir las ganancias, ya que el estado está carente de recursos en las reservas del Banco Central.

Esto lleva a analizar qué alternativas hay para recuperar la inversión, y si esto seguía siendo viable.

Actualmente el régimen cambiario habilita la alternativa bajo circunstancias especiales de transferir al exterior determinados montos, pero no debe haber accedido bajo ciertas circunstancias al mercado oficial de cambios con un descuento del 40%.

Esto lleva a sincerar que el tipo de cambio real es mucho más devaluado de lo que se ingresó la divisa de inversión, mostrando lo difícil que será tener ganancias reales del país, si ya de entrada se pierde 40% del valor aportado, y que el valor agregado del país (representado por el PBI) es más parecido a un país del puesto 40°, agregando que las perspectivas podrían empeorar por desequilibrios fiscales, monetarios y de balanza de pagos, sumando muy posibles cambios en el gobierno por descontentos con el rumbo económico, social, seguridad, justicia, etc.

El informe agregaría un apartado que los argentinos tiene la avidez de acumular dólares y otras monedas extranjeras como ahorro fuera del sistema, estimando por el INDEC en US$ 265.000 millones, y se calcula que en el exterior hay importes iguales o superiores.

El directorio que reciba esta carpeta de análisis rechazará automáticamente este informe.

*Economista argentino

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