Agustín Etchebarne

Agustín Etchebarne

Escribe Agustín Etchebarne*

La Argentina está quebrada. La prueba es que uno puede comprar un título del gobierno argentino que promete pagar un millón de dólares por 200.000 dólares; es decir, con un 80% de descuento.

El mercado sabe que la Argentina va a tener que encarar una nueva reestructuración de deuda, probablemente al inicio del siguiente gobierno.

También el Banco Central está en una situación muy delicada, con una deuda remunerada con crecimiento explosivo y una inflación de 100% anual.

Por eso, para el año próximo podemos esperar un escenario de estanflación, economía estancada y con alta inflación, y con un riesgo de megadevaluación o bien de algún tipo
de canje compulsivo de depósitos por bonos a largo plazo.

Lo único que nos separa del escenario del estallido son los créditos que trimestre a trimestre nos otorgan los organismos multilaterales, como el FMI y el BID.

Si analizamos la gestión de Massa en términos de su capacidad para resolver los problemas
estructurales de la Argentina, la calificación sería “reprobado”, no solucionó nada.

Ahora, si lo analizamos políticamente y pensamos que su objetivo es postergar la crisis, entonces podemos decir que por ahora logró patear la pelota para adelante. Eso sí, aumentando la deuda del Tesoro y acelerando de manera exponencial la deuda del
Banco Central. Un típico caso de fuga hacia adelante,
El año pasado, la meta de presupuesto era del 30% de inflación, nosotros decíamos que iba a ser por lo menos el doble y nos quedamos cortos. Va a ser más del triple.

En el Presupuesto, desde el gobierno postulan 60% de inflación, y va a ser mucho más, posiblemente más del doble de esa cifra. Al minimizar la inflación, minimizan el aumento de recaudación, y al final terminarán distribuyendo discrecionalmente el “exceso” de
recursos. Por eso el presupuesto es más un dibujo que un mecanismo de asignación racional de los recursos públicos.
La Argentina ya se encuentra en un proceso pre-hiperinflacionario. La inflación pasó del 2% mensual al 4% y luego al 6% y al 7% mensual.

Alcanzar el 50% mensual, que sería la definición de hiperinflación de Phillip Cagan, no está tan lejos, a menos que el Gobierno encare un programa de estabilización más consistente. La gente se va adaptando a la aceleración inflacionaria y eso acelera el proceso de
caída de la demanda de dinero.

Lo que le juega a favor al Gobierno es que existe una expectativa de que el próximo gobierno será mejor, a diferencia de lo que ocurría al final del período de Alfonsín.

En este escenario es difícil que los salarios logren mantener su poder adquisitivo con este nivel de aceleración de precios y, por lo tanto, es probable que el consumo se estanque o caiga en términos reales.
Otro problema es derivado del aumento del pasivo del Banco Central medido en pases y Leliq. En un paper que circuló, atribuido al viceministro Rubinstein, se explica que hay dos maneras de resolver el problema de la deuda del Central: generando una mini hiperinflación o canjeándola por bonos a largo plazo (tipo Plan Bonex).

La tercera manera, implementada por la administración actual es el “Plan Parches para Todos” y conseguir financiamiento para fugar hacia adelante. En cambio, en la Fundación Libertad y Progreso pensamos que la manera de solucionar el problema es aceptar que la Argentina está quebrada y hacer una reforma bancaria y financiera, que incluya recapitalizar el BCRA. Esto debe hacerse con un conjunto de profundas reformas estructurales.
Si pensamos en los ejes centrales de un plan de estabilización de la economía, a nuestro juicio, todas las reformas tienen que estar apuntando a liberar al sector privado para que pueda volver a crecer y a generar empleo.

Es necesario hace mega desregulación, simplificar y reducir los impuestos, flexibilizar las relaciones laborales y eliminar la industria del juicio, abrir la economía y hacer una profunda reforma del Estado para hacerlo más pequeño y eficiente.

Y, por supuesto, hay que liberar todos los precios, incluyendo el tipo de cambio, y eliminar la maraña de subsidios cruzados que existen. La Argentina, con una economía libre, tiene que apuntar a crecer a un 6% anual.

*Economista. Publicado por CAESFI. Cámara Argentina de Empresas de Servicios Financieros No Bancarios

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