Una cirugía mayor al régimen monetario

Una cirugía mayor al régimen monetario se aplicó para desmontar el último vestigio de “dominancia cuasifiscal” en la política monetaria argentina.
Escribe Nau Bernués*
El apagón definitivo de las LEFIs no fue solo una decisión técnica: fue una cirugía mayor al régimen monetario.
Se terminó de desmontar el último vestigio de dominancia cuasifiscal, y el BCRA ahora opera sin red. Sin pasivos remunerados, sin tasa de referencia, sin mecanismos automáticos para esterilizar.
No te confundas: que no tenga tasa, no significa que no tenga plan.
El BCRA dejó de ser un piloto pasivo para convertirse en un coordinador activo del sistema. Y, no. No volvió la vieja política monetaria: lo que volvió fue la liquidez.
La desaparición de las LEFI terminó de consolidar el nuevo régimen de agregados. La transición no fue lineal. Fue un crescendo orquestal que incluyó sobresaltos, pases, REPOs y señales quirúrgicas.
¿Qué cambió esta semana? Todo. Y muy rápido.
El jueves 10 de julio, salieron a la calle $10 billones que antes dormían en el balance del BCRA.
Bancos que el día anterior estaban sobrefondeados de pasivos remunerados, ahora debían decidir qué hacer con esos pesos huérfanos.
El sistema pasó de sobrarle tasa a sobrarle dinero.
¿De dónde salieron esos $10b?
El BCRA recompró a los bancos el stock remanente de LEFIs que aún tenían en cartera: $15,5 billones.
En paralelo, el Tesoro absorbió algo de esa liquidez con la licitación, por lo que el aumento neto de la Base Monetaria (BM) fue de unos $10 billones en una sola rueda.
La Base Monetaria saltó de $33b a $43b, marcando el impacto más abrupto de la transición post-LEFI.
Los bancos, desbordados de liquidez, canalizaron parte de ese excedente a encajes: de $9,4b a $19,2b en un día.
El resto parece fue a caución, que colapsó: la tasa cayó del 33,5% al 17% TNA, después volvió a subir y la referencia corta del sistema pareció una criptomoneda.
El Tesoro salió con una licitación fuera de calendario (a pedido de los bancos según lo informado por el gobierno).

Así, absorbió $4,7b, convalidando tasas de arriba del 40% TIREA (“altas” es la sensación de casi todo el mercado) y con un nivel de adjudicación casi total.
El BCRA volvió a ofrecer pases pasivos a 1 día, con una tasa cercana al 35%. De hecho, el martes hizo REPO por $3,5b, confirmando su intervención con una tasa ponderada que puso un nuevo piso al mercado.
Además, anunció una suba de encajes del 20% al 30% a partir del 1° de agosto para money markets y cauciones, endureciendo el esquema monetario y marcando la sinfonía.
Endógena, pero no improvisada. La tasa overnight hoy ya no tiene piso formal, pero sí referencias tácticas. Y el BCRA dejó claro que no le va a temblar el pulso si hace falta volver a la pista.
¿Cuál es el mensaje implícito? Menos liquidez estructural, más presión sobre tasas, más “orden” en el desorden.
Como venimos diciendo hace semanas, el nuevo esquema monetario se consolida como una danza sincronizada entre Tesoro y BCRA. El primero absorbe con deuda lo que el segundo no esteriliza más con instrumentos propios.
Si bien la tasa ahora es de mercado, no se la deja al azar: se la guía con señales implícitas, como hizo el Tesoro pagando tasas reales de aproximadamente 20% anual o el Central volviendo a intervenir cuando el mercado amagó con desanclarse.
¿Tasa libre? Sí. ¿Descontrolada? Un poco, pero cada día que pasa un poco menos.
La curva de Lecaps volvió a empinarse. La tasa TAMAR ronda el 30%, pero las tasas de mercado bailaron toda la semana entre 18% y 50%. La licitación del Tesoro del martes fue el ancla clave: $4,7 billones adjudicados a tasas bien por encima del secundario.
El mercado entendió: si hace falta, el gobierno pagará lo que tenga que pagar para defender el peso. Incluso si eso implica una tasa real del 20%. Todas las señales apuntan a estar en pesos por el momento.
Tasa alta = contención cambiaria. También menos crédito, más freno a la actividad y más presión política.
- Reservas, expectativas y FMI
El BCRA cerró la semana con una suba de USD 1.335 millones en reservas brutas, tras pagos de deuda y compras del Tesoro.
Que el Tesoro esté comprando dólares (y no pocos) en el medio de la banda es una señal potente al mercado.
Las reservas netas siguen lejos del objetivo de -USD 2.700 millones pactado con el FMI para julio.
El nuevo régimen ya camina solo, ¿cuánto aguanta?
Sin LEFIs, sin Leliqs, sin pases permanentes, con tasas flotando y tipo de cambio libre, el BCRA logró algo inédito: metas de agregados monetarios en serio, sin pasivos remunerados, sin dominancia fiscal, con equilibrio de caja y sin emitir.
También quedó más expuesto: la estabilidad depende del comportamiento privado.
Si los bancos se apalancan, si el Tesoro se queda corto de absorción o si el dólar se escapa, la reacción ya no puede ser automática. Requiere cirugía. Requiere decisión. Y sobre todo, requiere tiempo.
El margen de error es chico en un diseño sofisticado, que el mercado va entendiendo mientras aprende a caminarlo.
Argentina tiene, por primera vez en décadas, un régimen monetario limpio, coherente y funcional. También frágil. No porque esté mal hecho, sino porque exige coordinación permanente entre actores que todavía están aprendiendo a jugar juntos.
¿Puede sostenerse este equilibrio sin volver a contaminarse de viejos vicios?
El BCRA se corrió del centro, pero no desapareció. Hoy, marca el tempo desde el borde del escenario.
El problema no es que no haya partitura. El problema es si la orquesta empieza a tocar otra cosa.
*Economista y asesor financiero, Fundador y CEO de Quaestus Advisory
**Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad en ejercicio del derecho constitucional a la libre expresión sin censura previa y no necesariamente reflejan la línea editorial de SRSur News Agency
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