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Escribe Mario Rubén Sanguina Caballero*

Una cualidad de la política debe ser el honor y su condición de víctima de la guerra fría validan una evocación del aniversario de la muerte del Dr. Salvador Allende Gossens, el 11 de septiembre de 1973, en el Palacio de la Moneda, sede de la Presidencia de Chile.

El presidente Salvador Allende se quitó la vida hace 50 años. Su acto de desesperación tranquila fue para no traicionar su juramento sobre la Biblia y la Constitución.

No pretendo hacer una elegía política, sólo honrar la memoria del hombre comprometido con la sociedad y su tiempo, del hombre que intentó cambiar el destino de millones de chilenos vulnerables.

El Dr. Salvador Allende Gossens fue un presidente elegido democráticamente.

Es cierto que el Dr Allende era socialista y había sido electo con una coalición que llegaba hasta el Partido Comunista; como la que llevó al poder en 1981 al presidente francés François Mitterrand e incluso al general Charles De Gaulle después de la Segunda Guerra Mundial.

El Dr. Salvador Allende murió como efecto colateral de la Guerra Fría.

Tan pronto como llegó al poder en Chile, sus días estaban contados.

Documentos desclasificados confirmaron que el presidente estadounidense Richard Nixon, el secretario de Estado Henry Kissinger, el magnate de la prensa chilena Agustín Edwards Eastman y parte de la clase política chilena, habían planeado la desestabilización y la destitución del presidente electo; No se debía dar un mal ejemplo al patio trasero del mundo occidental.

Richard Nixon, ex presidente de Estados Unidos, y Henry Kissinger

En el siglo XXI la geopolítica mundial ha cambiado, la Guerra Fría ha terminado con la caída del muro de Berlín en 1989.

Hoy, a 50 años de este trágico episodio de la vida política de Chile; se trata de evocar la vida de un hombre remarcable, quizás incomprendido en su época y por algunos en la actualidad. Siempre hablamos de los grandes políticos que cambiaron el curso de la historia de sus pueblos, para mí Salvador Allende está entre ellos.

En Francia, varias calles, plazas y escuelas llevan el nombre de Salvador Allende en su memoria.

El presidente Allende sembró las esperanzas de que podemos construir un mundo mejor, sobre todo para los más vulnerables, su sacrificio no fue vano.

En Francia, varias calles, plazas y escuelas llevan el nombre de Salvador Allende en su memoria.

Es importante no mezclar la política partidaria con el honor de los hombres.

Debemos respetar y honrar a los hombres coherentes hasta las últimas consecuencias con sus ideas y principios.

  • Honor y ética

El presidente Salvador Allende, prefirió quitarse la vida por el honor de su palabra y de sus principios, que traicionar los compromisos contraídos con su pueblo. Él mismo dijo: “El marxismo es una forma de analizar la sociedad y no un programa político”.

Tratar de sacar a los pobres de la miseria y hacer progresar a los pueblos, va más allá que una simple cuestión ideológica partidista.

El mundo occidental de cultura judeocristiana o grecolatina también tiene el objetivo altruista de ayudar a nuestros semejantes: Mateo 7:12 “Todo lo que quieras que los hombres hagan por ti, hazlo también por ellos” Mateo 22:39 “Amarás tu prójimo como a ti mismo.» Levítico 19:13 «No oprimirás a tu prójimo, ni tomarás nada por la fuerza.” Sic La Biblia.

Soy consciente de que en los tiempos que vivimos evocar la figura de Salvador Allende se presta a confusiones. No debemos cerrar nuestras mentes dejándonos guiar por el fanatismo ideológico. Una mentalidad abierta es la base de la tolerancia, de la paz social y del progreso de las sociedades.

En la política real sólo existen: los de arriba y los de abajo. Los de arriba negocian y los de abajo pelean para darle el poder a uno de los grupos de los de arriba.

La derecha y la izquierda de la política sólo sirven para dividir a los pueblos con el fin de someterlos mejor. Pongámonos en la cima, lejos de los ignorantes, lejos de las ideas preconcebidas que separan a las personas, para homenajear dignamente la memoria del hombre y sus circunstancias.

Para mí, heredero de la cultura hispana, el honor y la ética están en la cima de la vida de un hombre, más aún si es un líder. Salvador Allende, el hombre se destacó por el máximo sacrificio ante el dilema de traicionar sus principios o quitarse la vida.

Su actitud ante su destino me recuerda el sacrificio del pueblo judío en Massada o de Pedro Juan Caballero de Añasco en Paraguay.

El pueblo judío y el revolucionario paraguayo prefirieron la muerte a la sumisión contraria a sus principios.

  • 11 de septiembre de 1973

Aquel 11 de septiembre de 1973 con la muerte sacrificial del presidente Allende, nació un héroe mitológico de los chilenos pobres de su generación.

Personalmente siento el deber de recordar la historia trágica de Chile, en honor a la solidaridad de mis amigos chilenos exilados en Francia, ellos tuvieron que dejar todo para salvar sus vidas, me enseñaron a superar muchas adversidades.

Ellos sacrificaron su futuro material por mantener viva la llama del altruismo ante la sociedad de exclusión instaurada por la dictadura del general felón Augusto Pinochet.

Recordar y evocar la trágica muerte de Salvador Allende Gossens debe ser un deber de memoria para nosotros los latinoamericanos y los desprotegidos del mundo, más allá de las ideologías que nos dividen.

*Analista político. Corresponsal en Francia

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