El nuevo “CUENTO DEL TIO” en Marketplace

El nuevo “CUENTO DEL TIO” en Marketplace: cómo operan los estafadores y por qué Meta no los frena? La experiencia en primera persona.
Escribe Fido Carreño*
“Hola, vi el remolque en Marketplace. Te transfiero ahora mismo, ni hace falta que lo vea, está impecable”.
La escena parece el sueño de cualquier vendedor: una venta rápida, sin regateo, sin vueltas.
Pero detrás del tono amable y resuelto, se esconde una de las estafas más repetidas y perversas que circula actualmente en Facebook Marketplace, WhatsApp y Messenger.
Esta semana, publiqué un remolque en venta.
En menos de 48 horas, sufrí seis intentos de estafa, todos similares, algunos orquestados por la misma persona usando tres perfiles distintos: uno haciéndose pasar por el padre, otro por la madre y el tercero por un supuesto hijo.
Las pruebas eran burdas, los perfiles clonados, las fotos sospechosas, los textos llenos de errores ortográficos y la voz… idéntica en todos los casos.
Pero la puesta en escena era digna de una telenovela Turca de Telefe.
- El modus operandi
La estafa se activa cuando el supuesto comprador insiste en transferir el dinero de inmediato.
Luego de unos minutos, llega un comprobante falso (pero muy bien diseñado) con el monto alterado: en lugar de $1.500.000, figura una transferencia de $11.500.000.
Acto seguido, el estafador llama desesperado: llora, grita, dramatiza.
Dice que su esposa se confundió y que era plata destinada a la operación urgente de su hijo con leucemia.
Suplica que le devolvamos los $10 millones “de más”.
Todo esto a un ritmo frenético, para aturdir emocionalmente al vendedor.
En algunos casos, si uno duda o hace preguntas, el supuesto comprador corta la llamada y a los segundos aparece en escena un nuevo personaje: un supuesto “CEO del banco”, que nos llama por nombre y apellido y refuerza la mentira con tecnicismos bancarios inventados.
No es un chiste. Es una actuación profesional. Y en muchos casos, lamentablemente, funciona.
- ¿Qué hace Meta?
Nada. Más allá de permitir denuncias de usuarios, Meta no implementa verificaciones de identidad serias, ni exige autenticación con DNI o selfie para quienes venden objetos de alto valor.
El Marketplace de Facebook se ha convertido en un campo minado donde operan cientos de estafadores en simultáneo, con perfiles falsos, fotos robadas, nombres inventados y números de teléfono imposibles de rastrear.
Mientras tanto, la empresa se excusa diciendo que no interviene en las operaciones entre particulares y que “trabaja constantemente en la seguridad”.
Lo cierto es que los delincuentes siguen activos, y los controles de la plataforma brillan por su ausencia.
- Una reflexión necesaria
Este tipo de engaño es apenas una variante más del histórico “cuento del tío”.
La diferencia es que ahora no golpean la puerta, sino que llegan por WiFi, con actores improvisados que hacen llorar a una madre ficticia al otro lado del teléfono.
Lo más preocupante es que en muchos casos, estas operaciones se coordinan desde unidades penitenciarias.
En las cárceles es donde los reclusos disponen de celulares, perfiles falsos, planillas con datos personales y hasta roles asignados.
El nivel de organización es tal que, comparado con estas bandas carcelarias, cualquier call center legal parece un grupo amateur.
El daño no es solo económico: es emocional, psicológico, social.
Personas mayores, desprevenidas o confiadas son víctimas frecuentes de estos engaños.
Y si el Estado no legisla, y las plataformas no actúan, el delito sigue siendo rentable.
Mientras no haya controles reales, cada usuario debe convertirse en su propio filtro, su propio fiscal y su propio perito digital.
Pero no debería ser así. Las plataformas que lucran con nuestra información también deberían protegernos.
Porque hoy es un remolque. Mañana, puede ser tu casa, tu cuenta, o la dignidad de alguien que simplemente creyó en una venta legítima.
Recientemente, la Unión Europea adoptó dos rígidas leyes para poner orden en el mercado digital.
La Comisión Europea ha tenido ya varios enfrentamientos con Meta.
Se trata de la Ley de Servicios Digitales (LSD) y la de Mercados Digitales (LMD), que contemplan pesadas multas a las empresas que no se ajusten a la normativa.
*Periodista, creador audiovisual. Ciudadano emprendedor y honesto.
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