Israel expresó diferencias con el gobierno de Lula
Israel expresó diferencias con el gobierno de Lula, mediante definiciones del embajador israelí en Brasil, Daniel Zonshine.
“La opinión del gobierno de Lula no es la de todos”, afirmó el embajador de Israel en Brasil en una entrevista.
El embajador de Israel en Brasil, Daniel Zonshine, declaró que “no es ningún secreto que tenemos diferencias de opinión con el gobierno de Lula”.
Añadió que las críticas a Israel pasan por alto que el país “hizo lo que debía hacerse” para defender su territorio.
“El gobierno brasileño tiene su propia postura. No estamos seguros de que represente la opinión de todos los brasileños. Hemos visto declaraciones de parlamentarios y otras entidades que apoyan a Israel y creen que hicimos lo que debíamos hacer. Aceleraron mucho el proyecto. Estuvimos muy cerca. Este fue el último momento para detenerlo. Estamos bajo una amenaza existencial y, por eso, ¡hicimos lo que debíamos haber hecho!”.
En total, hubo 64 declaraciones del gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva (PT) condenando las acciones israelíes en las guerras contra Irán, Hamás y Hezbollah, y diez declaraciones en respuesta a acciones tomadas contra Israel.
Desde la primera presidencia de Lula, Brasil fue adoptando una postura distante de la política exterior de las principales democracias occidentales que comenzó con el impulso, en conjunto con las presidencias kirchneristas en Argentina, para que países como Venezuela y Bolivia (bajo los liderazgos izquierdistas de Hugo Chávez y Evo Morales, respectivamente) se incorporaran al Mercado Común del Sur (Mercosur) que inicialmente se conformó con Argentina, Paraguay y Uruguay.
El arribo al poder público de Lula introdujo el concepto geopolítico de alianzas Sur-Sur lo que llevó a la integración de los BRICS, con Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
La fugaz isla democrática que representó la presidencia en Brasil de Jair Bolsonaro no logró consolidar políticas internacionales que alejaran a Brasil de una orientación tendiente a ideologías socialistas ya enraizadas institucionalmente en la Justicia y en las Fuerzas Armadas.
Entre sus dos primeros mandatos presidenciales de 5 años cada uno, Lula logró imponer temporalmente a Dilma Rousseff, con lo que el izquierdista Partido Trabalhista logró mantener la fragilidad institucional que encontró Jair Bolsonaro, quien no alcanzó a reencauzar la política exterior brasileña en alineaciones con democracias occidentales.
Con el poder político en manos del Partido Trabalhista, en Brasil se consolidaron los dos mayores carteles del narcotráfico de ese país que con el Comando Vermelho y el Primer Comando Capital (PCC) que ya tienen ramificaciones en países aledaños como Paraguay y Argentina y vínculos con el narcotráfico colombiano.
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