La Justicia de Entre Ríos investiga robo de hacienda en gran escala

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La Justicia de Entre Ríos investiga robo de hacienda en gran escala en la provincia, que refleja falta de control y de sanidad animal en el ganado vacuno.

Escribe Norman Robson*

La Calera: estalló el robo del siglo en hacienda

En La Calera, famosa estancia ubicada a orillas del río Gualeguay, en su desembocadura en el Paraná, frente a las islas Lechiguanas, funciona desde hace años un “depósito” de hacienda.

Se habla de unas 20.000 cabezas de distintos dueños colocadas allí para engorde.

También, desde entonces, se ha hablado de robos de esa hacienda, pero nada en concreto, hasta que, semanas atrás, un productor comprobó un groso faltante y ya intervino la Justicia.

La Justicia de Entre Ríos investiga robo de hacienda en gran escala en la provincia, que refleja falta de control y de sanidad animal en el ganado vacuno.
La Justicia de Entre Ríos investiga robo de hacienda en gran escala en la provincia, que refleja falta de control y de sanidad animal en el ganado vacuno.

Para abordar la cuestión y comprenderla en toda su dimensión debemos describir el escenario geográfico: de un lado del río Parana Pavón, una estancia de casi 50.000 hectáreas, llena de hacienda, poco control, a horas de cualquier vestigio de civilización.

Del otro lado, las islas Lechiguanas, un archipiélago de 2.500 kilómetros cuadrados de tierra de nadie, totalmente liberada, sin presencia alguna del Estado.

Y, operando en el río, casi una docena de barcasas para el transporte de hacienda.

Sin lugar a dudas, allí, la naturaleza y la ausencia del Estado juegan en favor de la libertad y del descontrol.

Por ejemplo, en esa estancia, nadie sabe cuántas cabezas hay. Sólo saben los dueños la cantidad por las que cobra arrendamiento. Sólo sabe el Estado por las (cabezas) que le declaran los contribuyentes.

Sólo saben los vacunadores por las (cabezas) que afirman que vacunaron, y sólo saben los dueños de la hacienda por las que alguna vez allí llevaron. Pero cuántas hay realmente, nadie sabe.

  • El contexto

En este contexto, para la gente de la zona, alguna veterana en el cuatrerismo costero, era “una papita”, y a la carneada ajena se sumó el “robo de hormiga”, de unas pocas cabezas por viaje, el cual se hizo costumbre, tal como lo que se supo y trascendió de boca en boca.

Hacienda ésta que podía amontonarse libremente del otro lado del río y que, cada tanto, se completaba algún lote que terminaba vendido en algún mercado.

Todo sin que nadie vea nada, sólo porque no hay nadie por ahí.

¿Pero cómo comprobarlo? La única forma de saber es realizar una “parada de rodeo”: barrer las 50.000 hectáreas, y contar, una por una, las 20.000 cabezas, por marca y señal.

Éste es un movimiento que nadie querría hacer, y menos que lo hiciera el Estado, pues algunas de esas cabezas son “negras”, aunque no Angus.

En este contexto, un conocido empresario gualeyo que allí guardaba sus ahorros, tal vez preocupado por los trascendidos, decidió retirar toda la hacienda que allí tenía, unos 2.000 novillos gordos.

Cuando llegó el momento de contar, faltaban 835 animales que no estaban en ningún lado de la estancia.

Frente a esta situación, denunció el robo ante la Justicia.

A partir de ese momento, cundió el pánico entre los dueños de la hacienda.

Tal es así que, en Ministerio Fiscal del departamento Islas, bajo jurisdicción de Gualeguaychú, el fiscal que tomó la causa, el Dr. Gastón Popelka, ya cuenta con media docena de denuncias, mientras que los dueños de La Calera ven inminente una parada de rodeo forzosa que desnudaría la real dimensión del robo.

Como en el territorio ya se sabía de la operación, y de los ejecutores de la misma, el fiscal sólo tuvo que escuchar el viento y lanzar sus primeras medidas.

A raíz de esto, y según trascendió del lado de los damnificados, ya se hizo un allanamiento, se dispusieron peritajes, y la investigación avanza, pero el pronóstico, por las características expuestas, es reservado.

En definitiva, dicen que se trataría del robo de unas 3.000 cabezas, de distintos dueños, pero nadie se anima a descartar que terminen siendo muchas más.

Un número que, si la vacunación se realizará efectivamente, como debiera hacerse, hoy se sabría con exactitud, y nunca se habría convertido en el robo del siglo en hacienda.

*Periodista de Entre Ríos. Director de Gualeguay 21

 

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