Vinos naranjos

Los vinos naranjos están marcando una nueva tendencia enológica con una técnica ancestral.

Los naranjos surgen como nueva tendencia en vinos a pesar de su origen con técnicas datadas hace más de 6.000 años. Son elaborados bajos una técnica ancestral y este método capta cada vez más el interés de enólogos y consumidores argentinos.

Hace unos años se empezaron a ver vinos naranjos en cada vez más restaurantes y góndolas. Y así fue como al consumidor quizás menos conocedor le surgieron muchas preguntas: ¿Qué quiere decir naranjo? ¿Tiene algo que ver con la fruta? ¿De dónde viene esa denominación?

  •  ¿Por qué naranjo? 
Se le llama así porque es un método de elaboración que implica usar variedades blancas y vinificarlas como si fueran tintas, en contacto con sus pieles. En síntesis, su elaboración es similar a la de un vino tinto ya que, contrario a la elaboración de un vino blanco, el mosto queda en contacto con sus pieles, pulpa y semillas.

En otras palabras, es una fermentación con maceración que logra extracción de taninos, color, textura y más precursores aromáticos. En consecuencia, el color del vino es ciertamente anaranjado.

“Sin dudas, los vinos naranjos han cautivado a los consumidores jóvenes argentinos. Son vinos muy versátiles y muy gastronómicos y eso ha hecho que se instalen fácilmente en la escena gastronómica del país”, consideró Sofía Civit, Gerente de Márketing de Vinventions Sudamérica.

  • El naranjo, según cuatro productores
En ese sentido, Celina Bartolomé, creadora del proyecto Pielihueso y una de las pioneras en apostar a esta nueva era de los vinos naranjos en Argentina.
“Si bien ahora parece ser una tendencia, en realidad son los primeros vinos que se hicieron en la historia”, acotó.

Para la winemaker, el desafío enológico de volver a las raíces fue lo que más la motivó para sumar un naranjo al portfolio de la bodega.

“Cuando empezamos con el proyecto éramos nuevos en el tema de hacer vino; investigamos y nos encontramos con toda la historia del nacimiento del vino en Georgia, en las ánforas y demás, y nos pareció muy interesante poder elaborar un vino que recupere antiguas tradiciones”.

Mauro Villarejo, cocreador de La Imaginación al Poder junto a Marcelo Richard Palmero, es una de las voces expertas a la hora de hablar de naranjos en nuestro país. Durante tres años ofició como curador de vinos de la embajada de Georgia en Argentina y tuvo la posibilidad de probar prácticamente todos los naranjos del antiguo país productor de naranjos.

“Quise hacer una versión lo más cercana a ese estilo y tradición georgiana de elaboración de estos vinos, buscando la textura, el filo y todo el perfil aromático de estos vinos blancos elaborados como si fuesen vinos tintos, pero con uvas locales de fincas de Agrelo, Mendoza, como Moscatel de Alejandría, moscateles blancas y Chardonnay”, explicó Villarejo.

Finca Las Glicinas es otra de las bodegas que decidió apostar a los vinos naranjos en su línea más experimental: Libarna. Según explica Lara Persano, creadora del proyecto junto a su papá Humberto, el feedback que recibieron de los consumidores los sorprendió por completo.

“Si bien el tema de los naranjos se empezó a instalar hace poco, es bastante reciente y queríamos ver cómo lo recibían nuestros consumidores. La recepción fue buenísima: nos preguntan cuándo van a salir más”, dijo Persano.

Tal reacción los llevó a duplicar la apuesta para este 2023. “Hicimos una tirada chiquita para ver como resultaba esto y las primeras cajas se vendieron en 25 días. Este año pasamos a una elaboración mucho más grande”, detalló.

“Estamos felices porque los consumidores recibieron el naranjo con mucho entusiasmo. De hecho, es el vino más vendido de nuestro portfolio. Su diversidad es lo que los hace interesantes”, expresó Lis Clément, creadora del proyecto Finca Feliz junto a su papá, Carlos Clément.

  • ¿Cómo se elaboran?

Este método de elaboración tiene larga data. Todo comenzó en el Cáucaso, principalmente en Armenia y Georgia, que fue la cuna del vino durante más de 6.000 años. En esa zona se dedicaban a vinificar en grandes vasijas de barro, llamadas kvevri o Qvevri, diferentes variedades blancas que fermentaban y maduraban con sus pieles y racimos.

Y ahí radica el “secreto”. Su elaboración es similar a la de un vino tinto ya que, por el contrario de la elaboración de un vino blanco, en el proceso de fermentación y maceración de las uvas, se mantiene el jugo en contacto con el hollejo y las semillas del fruto por un tiempo prolongado que puede ir de semanas a meses.

Para Mauro Villarejo, lo más interesante de estos vinos es que el consumidor puede encontrarse con la tradición antiquísima de probar vinos blancos, pero en su potencia tánica.

“Con la uva elaborada al 100% de sus componentes -pieles y semillas- y recuperar una textura en sabores que se estaba perdiendo después de casi 6.000 años de historia. Volver a degustar con la boca, los sentidos y los sabores originarios me pareció un desafío hermoso para mí y para todos los productos de naranjos”, explicó Villarejo.

Según Celina Bartolomé, los vinos naranjos son una categoría en sí.

“Así como los rosados, blancos o tintos. Hay muchísimas formas de hacerlos y por eso me parece muy interesante que crezca esa categoría y que haya cada vez más opciones para poder tomar y aprender más”, sostuvo Bartolomé.

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