Francisco regresó a la casa del Padre simbólicamente cuando oró ante el Kotel, erguido en el lugar donde fue erigido el primer templo del Rey Salomón, figura común de las sagradas escrituras de judíos y católicos de todo el mundo.

Francisco regresó a la casa del Padre simbólicamente cuando oró ante el Kotel, erguido en el lugar donde fue erigido el primer templo del Rey Salomón, figura común de las sagradas escrituras de judíos y católicos de todo el mundo. Espiritualmente regresó a la Casa del Padre al expirar luego de este Domingo de Pascuas de Resurrección.

Francisco regresó a la casa del Padre y reposará por siempre en la casa de la Madre, Santa María Maggiore, el sitio que eligió para la eternidad de sus restos.

Escribe Ricardo Sarmiento*

El anuncio del cardenal Kevin Joseph Farrell, Camarlengo de la Santa Romana Iglesia desde la Casa Santa Marta fue escueto: “A las 07:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Dedicó toda su vida al servicio del Señor y de la Iglesia”.

La singular despedida del Papa fue un símbolo que la historia quizá podrá confirmar.

Emitió la bendición papal Urbi et Orbi (a la Ciudad y el Mundo) en el domingo de Pascuas de Resurrección y expiró en la madrugada del lunes. “L’angello della morte ha venuto”, dijo en la madrugada europea uno de los principales noticieros televisivos de Italia.

En total, la Iglesia Católica tuvo 266 Papas en su historia, incluyendo a Francisco, el hombre que nació como Jorge Mario Bergoglio, pero el 13 de marzo de 2013 fue nombrado en latín como Georgium Marianum Bergoglio, luego de ser electo  por el Colegio Cardenalicio para suceder a Benedicto XVI como el nuevo Sumo Pontífice.

Desde entonces, el mundo lo conoció como Francisco, nombre que eligió para su Papado, en homenaje a San Francisco de Asís, aquel hombre que en el siglo XII dejó de ser Giovanni di Pietro di Bernardone para convertirse en Francisco, “il poverello d’Assisi” al fundar la institución religiosa que hasta hoy se conoce como Orden Franciscana, cuyos miembros reflejan los votos de “pobreza, obediencia y castidad” en los tres nudos del cordel con que ajustan sus hábitos de sacerdotes.

Francisco, el contemporáneo, ejerció el Papado hasta sus últimas horas de vida.

Vivió la enfermedad y el peso de los años durante los últimos dos meses. Tuvo una internación, un infarto, una pulmonía bilateral, y se lo vió en silla de ruedas, algo repuesto, con una austera camiseta de mangas largas y una especie de manta o poncho que apenas lo abrigaba, sólo unos 8 días antes de su muerte.

Se recuperó en la última semana para prodigar, con un hilo de voz, propio de las dificultades respiratorias, la bendición Urbi et Orbi, diciendo “carisimi fratelli e sorelli, buona pasqua” en el cierre de la mayor celebración del catolicismo que se inicia el jueves santo, día conmemorativo de la última cena de Jesús; el viernes santo, día de la crucifixión y muerte del Mesías, y culmina en el domingo de Pascuas que celebra la Resurrección de Jesucristo.

Precisamente, Bergoglio, el hombre, y Franciscus, el Sumo Pontífice, expiraron al unísono en la madrugada inmediata al día en que la Iglesia conmemora la Resurrección, que es la máxima aspiración espiritual de más de 1.400 millones de seres humanos que son parte de la religión católica desde el momento en que reciben el sacramento del bautismo.

En los últimos años del Papado de Francisco, el número de católicos era estimado por el Vaticano en 1.375,8 millones de personas en 2021, El número de católicos bautizados en el mundo creció a 1.390 millones de personas en 2022 y llegó a 1.406 millones de fieles en 2024.

El tiempo dirá si el Papado de Franciscus ha dejado una huella profunda en la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Denunció abusos sexuales y separó de la Iglesia a varios de los religiosos acusados.

Abrió la administración del sacramento de la comunión a personas divorciadas o de diversa autopercepción de género; visitó Indonesia, el país más poblado con adherentes al Islam; visitó Irak, escenario de la Guerra del Golfo.

Pero Francisco también oró ante el Kotel, en Jerusalén, conocido también como el Muro de los Lamentos, un sitio sagrado para el judaísmo y para el catolicismo porque allí estuvo erigido el primer templo del Rey Salomón, figura protagónica de las sagradas escrituras del Antiguo Testamento que comparten ambas religiones.

Esa oportunidad en que oró ante el Kotel, fue, simbólicamente, para Francisco, el regreso a la Casa del Padre, la Tierra de Judá, donde se desarrolló gran parte de la historia del pueblo judío, “hermano mayor en la Fé” del pueblo católico.

Francisco regresó a la Casa del Padre, espiritualmente en el momento de su expiración, apenas cumplida su tarea papal de emitir la bendición “urbi et orbi” en el domingo de resurrección.

El Franciscus yacente para siempre, descansará en la Basílica de Santa María Maggiore, que es el templo más importante del Vaticano en homenaje a Maria, Madre de Jesús, el hijo de Dios hecho hombre; madre espiritual de todos los católicos.

También Santa María Maggiore es el lugar donde San Ignacio de Loyola, el fundador de la Orden de los Jesuitas ofició su primera misa.

Franciscus fue formado en la disciplina  y profundidad teológica de los Jesuitas, pero tomó el nombre de San Francisco de Asís, con lo que puso su marca de austeridad para el Vaticano y para todos los dignatarios de la Iglesia Católica en el mundo.

La finitud de la vida humana mostró que Francisco regresó a la Casa del Padre y su viaje final provocó el milagro de unir en las condolencias provenientes de todo el mundo a los más influyentes líderes políticos contemporáneos, desde Donald Trump, Vladimir Putin, Volodimir Zelenski, Giorgia Meloni, Keir Starmer, entre muchos otros, y acaparó en forma unánime la atención de todos los medios de comunicación de todas las naciones.

Fue un ser con todas las contradicciones de su tiempo. Demoró en pedir por la Paz en Ucrania, agredida por Rusia. Visitó Israel y generó acciones en favor de la tolerancia interreligiosa.

Pero también generó opiniones contrapuestas cuando habló de “genocidio en Gaza” cuando en realidad la última tragedia de Medio Oriente comenzó con la mayor matanza de civiles judíos el 7 de octubre de 2023.

Su nacionalidad generó diversas situaciones con la política argentina desde el inicio de su pontificado

En su propio país se lo tildó de peronista, kirchnerista, comunista, cómplice la dictadura o hasta la “personificación del maligno en la tierra”.

Y como Papa, hasta puso en duda la existencia del infierno, algo que en la Edad Media pudo haberlo convertido en víctima de la Santa Inquisición que surgió de la misma Iglesia Católica para perseguir a herejes, brujas, científicos como Galileo Galilei y a los judíos que debieron huir desde Europa hacia las tierras del nuevo mundo para sobrevivir con nombres cristianizados.

A los mismos judíos que, 500 años después, fueron víctimas del genocidio perpetrado por nazis, fascistas y franquistas en la Segunda Guerra Mundial o a los 1400 judíos asesinados, el 7 de octubre de 2023, por la Organización Terrorista Hamás, que también sumó sus condolencias en este 21 de abril que abrió un nuevo capítulo en la historia de más de 2.000 años de la religión católica.

Su último mensaje, leído por su secretario, incluyó también su preocupación por el creciente antisemitismo en el mundo.

“Por la paz mundial y la fraternidad entre los pueblos”

*Analista de geopolítica, consultor estratégico. Director Editor de SRSur News Agency. CEO & Founder de SRSur Consultoría Estratégica.

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