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Escribe Federico Giordano*

Irán no puede más. Es el país con más sanciones económicas, después de Corea del Norte, y tiene la economía en crisis desde hace años.

La National Iranian Oil Company (NIOC) cedió hace poco tiempo la operación de su principal yacimiento petrolero a China.

Tiene una dictadura teocrática cuyos líderes han ganado que la gente los odie. Esto se expresa en una o dos manifestaciones por año.

Lanzó un ataque a Israel anunciado como una pelea de box amañada.

Ya ocurrió el año pasado que los americanos causaron la baja de un general estrella e Irán, en respuesta, lanzó misiles a una base norteamericana donde casi no había soldados.

Dispararon más de 300 drones a Israel y fueron todos interceptados, porque avisó, más allá de la eficacia del Escudo de Acero de Israel y sus aliados.

Todo esto lo hace el Ayatolah Alí Khameneï para demostrar en su frente interno que tiene poder.

Pero intrínsecamente, Irán no puede más. Se está derrumbando. Se agotó.

Sigue siendo potente. Sigue teniendo un ejército bueno pero, cuánto tiempo más se podrá mantener el régimen fundamentalista en pie?

La propia población va a terminar “bajando” al Ayatolah del poder y hasta podría terminar como Mussolini, colgado en una plaza.

Si bien no hay que subestimar la capacidad de daño a través de lobos solitarios o células dormidas, Irán no puede más.

Israel ahora tiene un nuevo riesgo: una guerra directa con Hezbollah. Una guerra directa, frontal. Pero Irán está agonizando.

El único herido que ocasionó Irán en este ataque fue una niña de 7 años alcanzada por esquirlas, pero este ataque masivo no causó ninguna baja ni daños estratégicos.

Desde Europa, esta acción de Irán se analiza como un fracaso militar.

*Corresponsal de SRSur News Agency para España y Medio Oriente.

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