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La consultora Zubán Córdoba & Asociados divulgó hoy los primeros adelantos del 2023, el próximo año electoral argentino.

Escribe Gustavo Córdoba*

Uno de los mitos más grandes de la comunicación política es que sobredimensiona la importancia de las
campañas electorales y les hace creer a políticos que una campaña intensiva de un mes puede dar vuelta una elección.
Una gran cantidad de estudios demuestra lo errado de ese planteo. Las tendencias electorales se empiezan a construir meses e incluso años antes del día de la elección.

Fuente: Zubán Córdoba & Asociados

Las campañas normalmente sólo afianzan
esas tendencias preexistentes. Para entender el resultado de una elección no tiene sentido mirar sólo los 60 días de campaña; hay que mirar al menos al año anterior.

La excepción a esta regla la constituyen elecciones muy competitivas, en donde las campañas electorales, aciertos y errores, tienen la potencialidad de traccionar
votos.
Dicho de otra forma, es ahora mismo, en estas semanas previas al inicio del 2023, que se están gestando las grandes tendencias electorales que vamos a ver el año que viene.

Sobre esa premisa es que realizamos nuestro estudio de este mes, el último del año (si es que no ocurre ningún cisne negro). Vamos a los datos.
El oficialismo tiene algunas razones para respirar con algo de alivio. Tanto la imagen de la gestión nacional como la imagen de sus principales figuras muestran pequeños signos de mejoría. Y aunque la palabra clave es “pequeños”, hay que seguir esa tendencia en los próximos meses. Entender si se trató sólo de un “veranito”
o de una tendencia que se seguirá profundizando, será clave para tener una mejor idea sobre la competitividad del oficialismo, atada 100% al funcionamiento de la economía.

Hay además otro dato a considerar: la vicepresidenta sigue siendo la figura con el
voto duro más fidelizado. Un 29% la votaría seguro en prácticamente cualquier escenario.

Fuente: Zubán Córdoba & Asociados

Ese piso sigue siendo la principal explicación de su centralidad política y es la columna vertebral de todas las posibilidades electorales del Frente de Todos.

Del otro lado de la vereda, la oposición termina el año con muchos sinsabores. Aunque sus figuras tienen mayor imagen positiva, la falta de liderazgo centralizado y
de mecanismos adecuados para construirlo empiezan a hacer mella en la opinión pública.

Una interna competitiva es siempre un oxigenador de los espacios políticos,
pero cuando esa interna se transforma en caos y polémica, el oxígeno puede desaparecer.

  • Alertas rojas

Hay que considerar, además, no solo lo que pasa alrededor de las discusiones nacionales; el caos en Juntos por el Cambio hace rato empezó a tener impacto en sus estructuras provinciales, poniendo en riesgo incluso elecciones que podrían reportarle buenas noticias a la oposición.
Los tiempos en esos procesos se están acelerando, es posible que durante las próximas semanas empecemos a tener las confirmaciones del adelantamiento electoral en muchos distritos. Los argentinos muy probablemente
empecemos a votar en febrero/marzo. ¿Logrará la oposición ordenar sus internas provinciales hasta entonces?

  • Se abren las apuestas

Decíamos que las tendencias electorales del 2023 se están empezando a gestar en estas semanas. Este es, más o menos, el escenario que podemos prever: un oficialismo que busca hacer pie y recuperar algo de competitividad y la principal fuerza opositora esforzándose
por ordenar su propia interna y evitar que las peleas dañen sus chances electorales. En ese tipo de caos y desorden de la oferta electoral es cuando aparecen los cisnes negros de la política.

Y el posible cisne negro en Argentina hace rato que está mostrando sus plumas.
Normalmente no difundimos de forma pública los estudios que hacemos a nivel provincial.

Pero un dato se viene repitiendo en encuestas que hemos hecho en provincias muy diversas y de distintas regiones:

Milei mide muy bien en casi todas, incluso encabezando en intención de voto en algunas. El libertarianismo dejó de ser un
fenómeno de grandes centros urbanos (donde incluso su crecimiento parece haberse estancado) y se transformó
en un fenómeno nacional que empieza a cosechar buenos resultados en distritos inimaginables hace algunos meses.

¿Será que la dispersión en Juntos por el Cambio deja espacio vacante para el líder libertario?

Sin embargo, la falta de armado y estructura política de Milei en el interior es la gran limitante de este fenómeno. No es fácil mantener una buena intención
de voto en muchas provincias si no se cuenta con los dirigentes y militantes que promocionen y, sobre todo, cuiden sus votos.

Es en este tipo de cuestiones donde se ven los verdaderos límites de este nuevo liberalismo.
Podrían haber aprovechado este año para construir una estructura nacional sólida y competitiva. En vez de eso llegan a diciembre con las manos vacías y con sus internas expuestas a cielo abierto en Twitter.

El costo de esos déficits aparecerá cuando empiece la campaña.
El Frente de Todos, Juntos por el Cambio y el libertarianismo terminan el año mirando sus propias cartas y sin poder descifrar las cartas de sus adversarios. Así vamos a empezar el año electoral en Argentina

*Director de Zubán Córdoba & Asociados

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