China refleja la maduración del capital
China refleja la maduración del capital y reposición del capital de trabajo.
Escribe Gustavo Girado*
China refleja la maduración del capital y reposición del capital de trabajo.
Sin embargo, el desempeño de la economía china dependerá de cómo interactúe con sus socios comerciales.
La relación entre el gigante asiático y sus socios se podría complicar por las tensiones políticas pero el crecimiento económico seguiría su curso.
“A lo largo de mis más de 35 años de estudio en este campo, observé cómo China ha logrado revertir esas expectativas negativas”.
- Estado actual de la economía china
El tema de la economía china siempre genera un interesante debate, principalmente relacionado con el origen de las opiniones al respecto.
En Occidente, estamos fuertemente influenciados por medios que, en general, tienen una visión pesimista sobre el futuro de la economía china.
Sin embargo, a lo largo de mis más de 35 años de estudio en este campo, observé cómo China logró revertir esas expectativas negativas, presentando al final de cada año un crecimiento del producto que se aproxima a las proyecciones establecidas en su plan quinquenal, como ha ocurrido en los últimos tres años.
Además, hemos visto una reducción en la desigualdad y la pobreza.
Es importante señalar que la economía china enfrenta problemas significativos y novedosos, consecuencia de su madurez económica.
Esto implica que las tasas de crecimiento ya no son las impresionantes cifras de dos dígitos que caracterizaron su ascenso hace décadas, sino que se normalizaron.
Así, China refleja la maduración del capital y reposición del capital de trabajo, así como el aumento del salario real.
Asimismo, los servicios han comenzado a representar una parte importante del producto, y el consumo interno está reemplazando gradualmente el consumo estatal y la inversión pública.
Aunque a veces las exportaciones pueden disminuir, son compensadas por un aumento en la inversión.
A pesar de los estímulos para fomentar el crecimiento de la inversión privada, hay factores externos que China tiene menos control sobre, como las sanciones y las consecuencias de la pandemia.
Es importante señalar que la economía china enfrenta problemas significativos y novedosos, consecuencia de su madurez económica.
Esto implica que las tasas de crecimiento ya no son las impresionantes cifras de dos dígitos que caracterizaron su ascenso hace décadas, sino que se han normalizado.
De esta manera China refleja maduración del capital y reposición del capital de trabajo, así como el aumento del salario real.
Asimismo, los servicios han comenzado a representar una parte importante del producto, y el consumo interno está reemplazando gradualmente el consumo estatal y la inversión pública.
Aunque a veces las exportaciones pueden disminuir, son compensadas por un aumento en la inversión.
A pesar de los estímulos para fomentar el crecimiento de la inversión privada, hay factores externos en los que China tiene menos control, como las sanciones y las consecuencias de la pandemia.
- Principales desafíos económicos de China para 2025
La economía china enfrenta una serie de problemas significativos, especialmente en el sector inmobiliario, que están relacionados con la gestión de los fondos bancarios durante la pandemia.
También se deben a comportamientos inadecuados de ciertos conglomerados, lo que ha llevado al Politburó a implementar ajustes estrictos para evitar la repetición de estos eventos.
Sin embargo, esto ha tenido un impacto considerable en los deudores, especialmente en las zonas rurales, marcando un punto crítico en su debilitamiento.
A pesar de estos desafíos, China mantiene firme su proyección de crecimiento de 5.5% para 2024 y está muy cerca de cumplir con esta meta, según los resultados de los últimos tres trimestres.
En el primer trimestre, superaron las expectativas, y en el segundo trimestre se mantuvieron en línea con las proyecciones.
No obstante, el desempeño futuro de la economía dependerá en gran medida de cómo China interactúe con sus principales socios comerciales en medio de las numerosas sanciones impuestas en los últimos dos años, especialmente por parte de la administración estadounidense.
- Complejidades en relación al nuevo gobierno de Trump
La administración Biden ha continuado y profundizado las sanciones impuestas por la administración Trump, aunque con un enfoque más específico.
Mientras que Trump atacó múltiples frentes relacionados con el comercio, Biden ha dirigido su política hacia sectores concretos, especialmente la alta tecnología, con el objetivo de frenar el avance de China en este ámbito, particularmente en el sector de semiconductores.
En resumen, China sigue creciendo.
Según el último volumen de los discursos de Xi Jinping, publicado en 2022, el país logró eliminar la pobreza extrema.
A pesar de que las proyecciones sobre el crecimiento de la economía china se mantienen firmes, todos los analistas coinciden en que enfrenta desafíos novedosos.
Estos retos están relacionados con las restricciones comerciales vigentes.
- Donald Trump
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump asumirá en enero y ya anunció su intención de aumentar los aranceles de importación sobre productos provenientes de China, México y Canadá.
Esto sugiere que los problemas comerciales no cesarán fácilmente.
Existe la posibilidad de que se alcance un nuevo acuerdo similar al acuerdo de fase uno o fase dos de hace cinco años.
Ese acuerdo ayudó a reducir, temporalmente, las disputas comerciales y promovió un aumento en las compras de productos estadounidenses por parte de China.
A su vez disminuyó el déficit comercial bilateral.
Sin embargo, a pesar de estas medidas, el déficit no se redujo significativamente, por lo que el volumen del comercio bilateral disminuyó, pero el déficit se ha mantenido.
Por lo tanto, la dinámica de la economía china está fuertemente condicionada por lo que suceda con las cadenas globales de valor, donde las empresas chinas están profundamente integradas.
Esto a su vez depende de la política estadounidense, ya que Estados Unidos sanciona a las empresas que abastecen a las compañías chinas.
No está claro cuál será el límite de estas sanciones ni cómo impactará una nueva administración Trump, que parece querer adoptar una postura anti multilateral y antiglobalizadora.
- Multilateralismo
Si EE.UU. se aleja del multilateralismo podría ser una oportunidad para China.
Se abre una oportunidad, pero es importante considerar que esto ya debió haber ocurrido durante la primera administración de Trump.
En ese momento, la administración Trump coincidió con un aumento notable de la presencia de China en América Latina, a través de su soft power y el despliegue de sus intereses y valores en la región.
Latinoamérica fue incorporada en el marco de la CELAC dentro de la iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda, lo que marcó un hito en la visibilidad de China en la región.
Aunque se puede ver esto como una buena oportunidad, es esencial tener en cuenta las prioridades de China.
- El efecto BRICS
En los últimos años han surgido los BRICS y un nuevo poder político en el sur global.
En este contexto, China se posiciona como un actor fundamental en el futuro del diálogo político, presentándose con un enfoque multilateral, aunque con intereses que varían entre economías extremadamente diferentes.
Sin embargo, esta dinámica no existía al inicio de las sanciones entre Estados Unidos y China.
Aunque China tenía presencia política, no contaba con el respaldo que tiene actualmente.
Además, hay un nuevo escenario influenciado por la guerra entre Rusia y Ucrania y otros conflictos recientes, como lo sucedido en Siria.
Todo esto implica un fuerte compromiso político por parte de China, y el panorama cambia rápidamente.
Por lo tanto, aunque es una buena oportunidad para que China se restablezca en América Latina, no estoy tan seguro de que Estados Unidos lo facilite fácilmente.
- China, Estados Unidos y Argentina
Durante la administración Biden, hubo un mayor despliegue político estadounidense en la región, aunque no ha sido económico.
Por ejemplo, a pesar de que Argentina tiene un gobierno con cierta empatía hacia Biden, el país no experimentó un boom económico significativo.
Ambos líderes son de extrema derecha, pero mientras Trump aplica políticas proteccionistas, el presidente argentino busca una apertura económica radical.
Estas políticas son diferentes a las que se dieron al inicio del ascenso de China.
Por lo tanto, no todo depende del deseo de China de expandir su influencia en América Latina: también es crucial considerar las políticas que se implementan en la región.
Si la presencia estadounidense se fortalece, dudo que China pueda avanzar considerablemente, salvo en sectores específicos donde ya tiene presencia, como en el sector energético o a través de su alianza con Brasil, que se está consolidando rápidamente.
Sin embargo, Brasil se diferencia notablemente del resto de América Latina, especialmente del área andina y países como Argentina y Perú, donde no hay necesariamente gobiernos afines.
Así que hay muchas incertidumbres en este contexto, y es complicado prever el futuro de América Latina.
Mientras que las intenciones de China son más claras, las decisiones que tomará América Latina respecto a sus intereses con China son mucho más inciertas.
- Posición latinoamericana en China-Celac
En la actualidad, América Latina presenta una mayor debilidad política y veo que está mucho más indecisa a la hora de tomar decisiones uniformes.
Tanto el Mercosur como la Alianza del Pacífico tienen definiciones menos claras, con gobiernos que cambian de posición incluso dentro de la misma administración.
Por ejemplo, en Argentina, hemos pasado de un gobierno de Fernández a uno de Milei y Villaruel, que son personalidades diametralmente opuestas.
En Brasil se observa una situación similar, con la transición de Bolsonaro a Lula.
Quizás Uruguay muestra una mayor homogeneidad interna, ya que las diferencias entre sus administraciones no son tan marcadas, aunque hay matices conservadores.
Sin embargo, este análisis individual por país es importante, pero no necesito profundizar en eso para darme cuenta de que América Latina sigue sin saber qué quiere hacer con China.
En mi propio país hay mucha discusión al respecto, lo que refleja que a nivel regional tampoco tenemos un rumbo claro, y esto depende en gran medida del tipo de administración en cada momento.
No hay homogeneidad a mediano plazo, ni siquiera entre las cuatro economías fundadoras del Mercosur.
Lo mismo ocurre con la Alianza del Pacífico, ya que, al sumar todos estos elementos en el contexto de la CELAC, se evidencia un panorama muy diverso.
Somos excelentes para pintar una situación que es inherentemente divergente.
Aunque existen espacios de convergencia, creo que estos responden principalmente a las necesidades del capital.
Sabemos que China busca agroalimentos, insumos industriales y energéticos, y esto no ha cambiado.
Para lograrlo, China necesita establecer empatía cultural, lo cual hace a través del soft power, mediante los institutos Confucio y diversas políticas de ayuda.
No creo que Latinoamérica logre una definición política más clara para el próximo año.
Pero más aún, no tenemos una fecha para la reunión de CELAC con China.
Estamos en diciembre y, hace un mes, el presidente argentino anunció su intención de acudir a China en enero para esa reunión, pero en ese momento no había ni siquiera fecha confirmada.
Si no hay una fecha establecida ni una agenda clara, las decisiones se tomarán sobre la marcha durante el vuelo.
Desconfío mucho que la declaración conjunta posterior a la reunión de CELAC con China sea muy diferente de lo que se haya preparado previamente.
No creo que un encuentro cambie significativamente las perspectivas, más allá de la presencia de China y su intención de fortalecer relaciones pacíficas y de cooperación con las economías que forman parte de la CELAC.
Fuente: bcn.cl
*Sinólogo. Director de la Carrera de Posgrado de Especialización en Estudios en China Contemporánea en la Universidad Nacional de Lanús (UNLa).
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