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En la economía argentina, la moneda nacional ha perdido su condición de reserva de valor y esto induce a buscar un refugio en el dólar como antes ocurrió con la Libra esterlina o el oro.

Escribe Alejandro Barros*

Dolarización en debate, pros y contras de esta opción instalada en el clima económico preelectoral.

Con cincuenta y seis años viví varias crisis económicas y sobre todo la dulce década de la convertibilidad, que nos permitió acercarnos a la sensación de estabilidad y entender que se siente estar en un país que orbita el primer mundo.

Pero ese capítulo de estabilidad correspondiente a la convertibilidad acabo con una gran crisis, que principalmente se ajustó por el saldo de la deuda externa.

  • Crisis de la convertibilidad 

Para solucionar la crisis, la deuda fue reestructurada, y el gobierno absorbió los ahorros de la población en el sistema bancario a cambio de más deuda (principalmente en moneda extranjera), generando una nueva deuda que fue creciendo a niveles parecidos a la precrisis.

En la crisis del año 2001 se puede encontrar en el origen de la convertibilidad, un sistema diseñado para dar sensación de estabilidad local mientras se generaba una devaluación encubierta importada desde el país extranjero que emitía el patrón convertible. El objetivo era ir llevando al país a un proceso de mejores condiciones de exportación.

La dolarización es una herramienta económica para tratar de estabilizar una economía monetaria que se derrumba.

Básicamente hoy Argentina esta mitad del rio, entre una orilla que utiliza el peso y otra que utiliza el dólar como moneda.

  • PBI y base monetaria

Para entender el problema, el Producto Bruto Interno (PBI) es de 80 billones de pesos, y la Base Monetaria (BM), compuesta por billetes y monedas en poder de la población y cuentas corrientes de los Bancos abiertas en el Banco Central de la República Argentina (BCRA) es aproximadamente de 5 billones de pesos, lo que implica que la BM debería rotar con respecto al PBI 16 veces, respetando la formula conocida de Irving Fisher.

Esta velocidad del dinero es mayor a una vez por mes, o básicamente es los inicios de una hiperinflación.

A su vez el BCRA está obligado a emitir letras de liquidez (LELIC), que hoy duplica la BM, en un proceso llamado esterilizaciones monetarias, aumentando el déficit cuasifiscal (o déficit del BCRA).

Pero este planteo no cierra, porque bien los índices de precios, y especialmente el índice de precios al consumidor (IPC) está a niveles muy altos, aun no cierra con el concepto hiperinflacionario.

  • Segunda base monetaria

Y desgranando el sistema de transacciones encontramos que una masa de transacciones que se mueven en Argentina, correspondientes a las operaciones inmobiliarias, y parcialmente la deuda tanto privada como estatal, negocios de infraestructura, automóviles de alta gama (y parcialmente de baja gama), se transan en monedas extranjera, mostrando que hay una segunda BM moviéndose a la par de la oficial en pesos, que se encarga de dar estabilidad a las operaciones de gran volumen, y mayor plazo, quitándole velocidad de circulación a la moneda local.

Haciendo un análisis en profundidad, esta segunda BM, es muy lenta en su velocidad de circulación, y entra y sale de los ahorros que mantienen los ciudadanos fuera del sistema formal, siendo esto reflejo de lo acumulado en el Rubro “otros activos” de la Posición de Inversión Internacional (PII) que lleva el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), por un aproximado a doscientos cuarenta mil millones de dólares no invertidos en la economía productiva.

  • El caso Ecuador

Por esto los amantes de la dolarización sugieren que hay que dolarizar el sistema de transacciones de argentina, su moneda de ahorro, y su unidad de cuenta para contabilizar, en la moneda norteamericana, para que esta sea extendida en su uso en la economía monetaria argentina, con el fin de estabilizar la inflación, y permitir que los ahorros fluyan a la inversión.

Esta iniciativa sugiere emular lo hecho por Ecuador, y seguir los pasos de este país y Panamá, en la utilización del dólar norteamericano.

La fortaleza de la iniciativa radica en adoptar una de las monedas más estables del mundo, suponiendo que el mismo patrón se va a mantener en nuestro país, dando previsibilidad a las transacciones monetarias, y llevar a niveles manejables las tasas de interés de parte de los comerciantes y el mercado en general. 

Este cambio de moneda, y la estabilidad aparejada, llevaría a poder volver a comerciar con el resto del mundo.

Este mecanismo de extranjerización de la BM implica que la fórmula de Fisher tiene que mantenerse equilibrada, no pudiendo emitir moneda para compensar el exceso de gastos de parte del estado. Por definición, el estado no genera valor agregado, siendo todos sus ingresos iguales a sus egresos en los periodos bajo análisis, por tanto, no genera utilidad, y los componentes que generan valor agregado en el Estado son remunerados por los aportes del sector privado a las cajas públicas (impuesto).

Por eso hoy en Argentina un estado tan grande requiere una carga tributaria desmedida, que incluye el impuesto más dañino para la población que es la inflación.

  • Balanza de Pagos

Por otro lado, para hacer crecer la economía, y que la BM se mantenga en niveles razonables de rotación, para permitir ahorro y su consecuente inversión (base fundamental para el crecimiento), se necesita que la Balanza de pagos del País sea netamente positiva.

Esto implica que tanto la Balanza de cuenta corriente (Balanza Comercial y Balanza de Servicios) más la cuenta financiera (especialmente la de capital) sea positiva, y aporten moneda extranjera para acompañar el crecimiento del PBI.

En este punto en el cual se ha planteado las dos premisas de una dolarización, superávit fiscal y balanza de pagos positiva, la pregunta que surge es, para que hacer un cambio de moneda si se estabilizaron estas dos variables fundamentales.

  • Debilidades de la dolarización 

Ahora el procedimiento de dolarización no es gratis, y genera una serie de debilidades para el gobierno y la población en general. La conversión de la moneda actual (peso) se deberá realizar a un tipo de cambio que permita utilizar las reservas propias del BCRA en moneda extranjera, lo que implica llevar el a tipo de cambio a niveles de los que se maneja en la Bolsa (MEP o CCL) o superior.

  • Efectos colaterales

Por tanto, esta maniobra lleva asociado una reducción del PBI, por la devaluación de todos los activos financieros para realizar la conversión, salvo que se busque un financiamiento externo que nos provea de efectivo de conversión, lo que implicara un aumento de la deuda externa.

El resultado de esta reducción inicial del PBI es una mayor pobreza, con quiebre del tejido social.

Otro riesgo asociado a la dolarización es que se vuelquen al consumo parte de los US$ 240.000 millones físicos, que figuran en la PII, y que con sólo el 10% de ello implique una suba de precios asociada, generando mayor pobreza e inestabilidad económica por exceso de moneda. 

El punto más complicado de la dolarización es la creación necesaria de ARGENDOLARES, por los agregados monetarios, lo que implica que los agregados monetarios bancarios estén nominados en la moneda extrajera circulante, y si algún banco se le demandan más dólares que el coeficiente de caja que mantienen en reserva, estos no podrán ser devueltos, tal como sucedió en la crisis del año 2001.

Esto se debió a que el estado direccionó las inversiones de los bancos hacia bonos del estado, que bajaron de valor y se volvieron ilíquidos, llevando a los Bancos a la imposibilidad de recuperar esas inversiones.

  • Origen de la crisis

Para cerrar el tema, se ha hablado de que la crisis del año 2001 se debió a la deuda, el gasto público, y al cierre de las empresas en general, pero el origen es anterior, cuando se creó la convertibilidad, en 1991, se pensaba “atar” nuestra BM a la moneda extranjera más poderosa de mundo porque se sabía que se devaluaba a un ritmo bajo (2% a 4% promedio anual), y que eso nos iba a llevar a ser más competitivos en una sensación general de estabilidad económica. Esto se debía a que se iba a crecer por arriba de los coeficientes de crecimiento real de EEUU.

En el momento de la creación de la convertibilidad el peso cotizaba a una conversión de $ 1 = DM 1,73 (Marco Alemán). Para febrero de 1994, la conversión con el DM era de $ 1 = DM 1,48, lo que implicó una devaluación contra una de las monedas más poderosas del mundo del 16%, pero como Argentina pensaba en dólares, nadie le dio la trascendencia que corresponde.

En esa misma fecha, hay un cambio de tendencia en la economía norteamericana, que pasa a crecer a tasas del 4,5% anual o superior en forma constante hasta aproximadamente el año 2000, llevando la conversión de dólar (por ende, el peso) contra el Marco de $ 1 = DM 2,3, llevando al país a perder acometividad con respecto al mundo.

  • Tipo de cambio multilateral

Esto se mide con el Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM), que si es menor de 100 el país tiene un tipo de cambio sobrevaluado (menos competitivo), y si esta por arriba de 100 esta subvaluado (más competitivo). A fin de la era de la convertibilidad, este ITCRM llego a niveles de 62, mostrando una sobrevaluación lejos de la capacidad de poder mantener una blanca de pagos positiva.

En la actualidad el ITCRM al que opera el gobierno esta nuevamente sobrevaluado (índice 88) y el que se opera en la bolsa ronda el índice 135, lo que augura que, ante una posible dolarización, tomar como cambio de conversión va a ser cercano a los niveles de MEP y CCL. 

Como conclusión propia, la dolarización traería una cesación de estabilidad, pero conlleva riesgos de desestabilización monetaria al igual que el sistema monetario actual, generados por iniciativas políticas, por darle prioridad a la gestión del estado por sobre el privado que es el generador de valor para poder solventar las políticas del estado, y adicionalmente la balanza de pagos positiva solamente redistribuiría sus ganancias en pocas personas relacionadas con este rubro, y drenando riqueza en forma de cuenta gota en la población en general que hoy rondan en un índice del 45% de pobreza.

*Economista argentino

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