El transporte marítimo representa 3% de la emisión de gases de efecto invernadero
El transporte marítimo representa 3% de la emisión de gases de efecto invernadero, según un informe del World Economic Forum.
Avanzar hacia una economía mundial de bajas emisiones creará decenas de millones de nuevos “empleos verdes” en sectores como el transporte marítimo. Se prevé que solo el sector de las energías renovables genere 38,2 millones de puestos de trabajo de aquí a 2030.
Los efectos de la transición ecológica en el empleo también exigen que los trabajadores de múltiples sectores se reciclen y mejoren. Esto, unido a las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial (IA) y la digitalización, require una inversión en competencias para garantizar que la futura mano de obra prosperará en 2030 y más allá.
- Descarbonizar el transporte marítimo exigirá nuevas competencias
La transición ecológica del transporte marítimo no es diferente. La descarbonización del transporte marítimo, que actualmente representa el 3% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI), traerá consigo oportunidades de creación de empleo ecológico en las nuevas cadenas de valor, y se prevé que el 87% de la infraestructura sea terrestre.
Según la Alianza por el Hidrógeno Verde en África, la producción de hidrógeno verde -combustible promocionado para el transporte marítimo sin emisiones- podría crear entre 2 y 4 millones de empleos verdes de aquí a 2050 en los países miembros.
También existe una importante necesidad de desarrollo de competencias para el transporte marítimo ecológico. Un marino formado actualmente en petróleo marítimo necesitará una formación adicional a medida que el sector transite hacia futuras tecnologías de combustibles alternativos, como el hidrógeno, el amoníaco y las baterías.
El cumplimiento de los objetivos de descarbonización, unido a los rápidos avances tecnológicos y a las cada vez más numerosas tecnologías de los buques inteligentes, refleja una tendencia general hacia un marino “más cualificado” y requiere mayores competencias digitales, científicas, tecnológicas, de ingeniería y matemáticas (STEM), de seguridad y organizativas para satisfacer las demandas de emisiones netas cero.
- La mano de obra tendrá que adaptarse a la velocidad de la descarbonización
La velocidad y la escala de la mejora de las cualificaciones de la mano de obra marítima mundial están inevitablemente vinculadas a la velocidad de su descarbonización. Dentro del espíritu y el marco del Acuerdo de París, aún queda mucho por decidir en cuanto a la trayectoria de reducción de emisiones del sector de transporte marítimo mundial mientras el tiempo se agota.
Los gobiernos de todo el mundo se reunirán a lo largo de este año y especialmente en noviembre por ocasión de la Asamblea de la Organización Marítima Internacional (OMI), la rama naviera de las Naciones Unidas. Allí debatirán y adoptarán una estrategia revisada sobre los gases de efecto invernadero, un documento que probablemente comprometa al mundo con un objetivo más ambicioso de reducción de las emisiones de carbono y otras emisiones generadoras de cambio climático del transporte marítimo.
Las organizaciones de la industria y muchos Estados miembros reclaman emisiones cero totales para 2050, con objetivos reforzados para 2030 y 2040 para alinearse con los 1,5ºC del Acuerdo de París, reforzados en la COP27 de Sharm-el-Sheikh.
Según el análisis encargado por el Maritime Just Transition Task Force, esto representaría una diferencia de formación entre 800 000 marinos para mediados de la década de 2030, en comparación con 350.000 marinos para finales de la década de 2050. Esto supone una gran diferencia en términos de plazos de formación y desarrollo de capacidades.
- La OMI y la necesidad de coordinación política global
La disponibilidad de mano de obra cualificada y de una educación adecuada será esencial para la transformación ecológica del transporte marítimo. Sin embargo, en muchos países sigue siendo escasa y fragmentaria la coherencia entre las políticas de cualificación y las medioambientales.
Esta escasa coordinación intergubernamental está obstaculizando la eficacia de los gobiernos a la hora de planificar con éxito su formación en competencias ecológicas, por no hablar de cumplirlas.
Aunque la responsabilidad de las políticas de cambio climático suele recaer exclusivamente en el Ministerio de Medio Ambiente de un país, para garantizar una transición justa y satisfactoria hacia una economía verde que no deje a nadie atrás deben participar múltiples departamentos gubernamentales, desde Trabajo y Educación hasta Energía y Comercio.
Una coordinación intergubernamental deficiente puede obstaculizar la planificación eficaz del desarrollo de competencias y suponer un cuello de botella para la transición ecológica.
Por suerte para el transporte marítimo, su norma mundial de formación -el Convenio STCW- es objeto de una exhaustiva actualización. En un comité menos conocido de la OMI, el Subcomité de Elemento Humano, Formación y Guardia (HTW ), los delegados de los gobiernos nacionales se reunieron en Londres este mes para empezar a debatir lo que debería suponer la revisión del Convenio, qué cualificaciones serán necesarias para la transición ecológica del transporte marítimo y las tendencias más generales que afectan al sector.
Esto representa una oportunidad real para que el transporte marítimo demuestre un planteamiento político coherente entre las políticas de cualificaciones y ambientales, y para que los gobiernos nacionales garanticen que su mano de obra pueda aprovechar las oportunidades de empleo ecológico en la industria marítima, y evitar que sus ciudadanos e industrias se queden fuera.
Si los responsables de las políticas medioambientales acuerdan una trayectoria de descarbonización más ambiciosa el próximo mes de julio en la reunión del Comité de Protección del Medio Marino (MEPC 80), los gobiernos nacionales de la OMI deberían reaccionar acelerando el desarrollo de normas de formación sobre combustibles alternativos para garantizar que se dispone de la infraestructura de formación necesaria para formar con seguridad a un número suficiente de marinos para la década de 2030.
- Se necesitan medidas nacionales para un transporte de carga con bajas emisiones
Los gobiernos nacionales también pueden garantizar una mejor coordinación entre sus propios departamentos, ministerios, agencias y autoridades responsables de las palancas políticas que hay que activar para preparar a la población y las infraestructuras para un futuro con bajas emisiones de carbono.
En este sentido, la colaboración con la industria, los sindicatos y las instituciones de formación será fundamental. Tal y como propugna el Grupo de Trabajo para una Transición Marítima Justa, los consejos tripartitos de competencias que supervisan y anticipan eficazmente las competencias serán cada vez más esenciales para adecuar la oferta a la demanda. Dado que la mayoría de los casi 2 millones de marinos del mundo proceden del Sur Global, los países que suministran tripulaciones pueden necesitar un apoyo especial durante la transición, incluso mediante la creación de organismos nacionales de competencias.
En Filipinas -cuyos marinos representan el 14% de la mano de obra marítima mundial- el gobierno ya está tomando medidas para asegurar el lugar de su nación como líder marítimo del mañana mediante la participación en el Grupo de Trabajo sobre Transición Marítima Justa y en un “Comité Consultivo Internacional sobre Asuntos Marítimos Mundiales” tripartito recientemente establecido, que contribuirá a la competitividad mundial de los marinos filipinos y los preparará para la descarbonización. Esto incluye asesorar al gobierno sobre la formación para un transporte marítimo ecológico.
- Indonesia
Indonesia es otra de las grandes naciones marítimas que está mostrando su liderazgo, colaborando con consejos de competencias ya establecidos, para participar en el intercambio de conocimientos sobre educación marítima.
El transporte marítimo mundial ya está abriendo camino en lo que respecta a garantizar una transición justa para los marinos, al establecer el primer grupo de trabajo dedicado a apoyar una mano de obra que se adapte a la descarbonización. El siguiente paso puede ser que los gobiernos demuestren un enfoque conjunto y coordinado del desarrollo de capacidades y de la política sobre cambio climático.
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