29/03/2024
Internacionales

Javier Marías siempre pensó que el libro que terminaba de escribir era el último

Escribe Marcelo Pensa*

Javier Marías (1951-2022) siempre pensó que el libro que terminaba de escribir era el último. Siempre experimentaba la misma sensación cada vez que concluía un libro. Tenía esa porción de vacío. Ni las más de cinco décadas dedicadas a la escritura logró que Javier Marías se enfrentara a otras experiencias físicas una vez que ponía el punto final a cada una de sus obras. Marías fue uno de los nombres esenciales y más prestigiosos de la literatura contemporánea en español y siempre fue crítico y fiel a cada uno de sus principios.

Marcelo Pensa, periodista argentino

Al igual que Jorge Luis Borges, Marías siempre estaba en las listas de candidatos a recibir el Premio Nobel de Literatura, ya que la extensa obra de Javier Marías (nacido en Madrid en 1951 y fallecido el domingo último), recibió galardones a lo largo de su carrera con numerosos reconocimientos.
El reconocimiento de Javier Marías -que también se desempeñaba como columnista los días domingo en el diario El País- por parte de la crítica y el público se desprende de muchas cifras. Fue autor de dieciséis novelas, además de libros de ensayos, relatos y cientos de artículos periodísticos, sus obras se han publicado en cuarenta y seis lenguas y en cincuenta y nueve países, con casi nueve millones de ejemplares vendidos.

Pero al acabar cada una de sus novelas, según él mismo contaba, estaba convencido de que no habría una próxima, porque le parecía imposible acometer otra vez la tarea de crear un mundo y unos personajes nuevos. Por eso trabajaba cada página como si fuera la última que fuera a plasmar en el papel.

Javier Marías, el escritor, y Julián Marías, su padre, el filósofo

Era hijo del reconocido filósofo Julián Marías y comenzó a publicar de muy joven ya que su primera novela, “Los dominios del lobo”, salió por primera vez en 1971 bajo el auspicio de Juan Benet, un autor por el que Marías sentía veneración.
Le siguieron “Travesías del horizonte” (1972), “El monarca del tiempo”, “El siglo” (1983), “El hombre sentimental”, galardonada con el Premio Herralde en 2000 y con el Ennio Flaiano, o “Todas las almas”, Premio Ciudad de Barcelona y finalista del Médicis. Pero la consagración llegó con “Corazón tan blanco” (1993), considerada por algunos críticos como una obra maestra y convertida en un clásico contemporáneo.
Esta novela supuso un “antes y un después” en su vida, pues le permitió vivir de la literatura. La supervivencia de esta historia a lo largo de los años le parecía casi un milagro en tiempos como los actuales en los que “el concepto de posteridad pertenece ya al pasado”.
Corazón tan blanco fue galardonada con numerosos premios, entre ellos el de la Crítica, que volvió a recibir con orgullo en una segunda ocasión, 26 años después, con la novela Berta Isla. Creía que es uno de los pocos reconocimientos “de los que uno puede estar seguro de que no intervienen en él factores extraliterarios”, ya que “los críticos españoles no se van a dejar influir por nada o nadie”.
Algo que no hizo con el Nacional de Narrativa, concedido por el Ministerio de Cultura de España por “Los enamoramientos” en 2012, y cuyo rechazo ya había anunciado: “Si me ofrecieran algún premio estatal, no lo aceptaría”, dijo.
“Negra espalda del tiempo”, los tres volúmenes de “Tu rostro mañana” (“Fiebre y lanza”, “Baile y sueño” y “Veneno y sombra y adiós”), “Los enamoramientos” “Así empieza lo malo”, “Berta Isla” y “Tomás Nevinson” fueron las siguientes novelas de este escritor, que experimentó con el concepto de novela, bordeó límites e introdujo reflexiones que mezclaba con la trama y con el juego del tiempo.
Académico de la RAE desde 2008, de Marías fueron también conocidas algunas sonadas polémicas que mantuvo con uno de sus editores, Jorge Herralde, o con Elías y Gracia Querejeta que adaptaron al cine su obra “Todas las almas” bajo el titulo de “El último viaje de Robert Rylands”, que no gustó nada al escritor.
También era crítico con el volumen de las novelas que se publican en la actualidad y se mostraba contrario a las “novelas superficiales, con tontunas” de las que decía que había muchas: “parece que, sólo con saber leer y escribir, cualquiera puede ser novelista”.
Una época actual en la que creía que se daba una “desustancialización” de la gente, “de una superficialidad que tiene que ver con las prisas y una falta de atención que empieza a ser endémica”, aseguró.
Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid, Marías se especializó en filología inglesa, y ejerció la docencia como profesor de literatura española en la Universidad de Oxford (Reino Unido) y en el Wellesley College (Estados Unidos), y como profesor de Teoría de la Traducción en el Instituto de Lenguas Modernas y Traductores de la Universidad Complutense.
Tradujo además a importantes autores anglosajones como Thomas Hardy, Joseph Conrad, Laurence Sterne, Yeats, Robert L. Stevenson y Thomas Browne.
En los últimos tiempos fueron escasas sus apariciones públicas y entrevistas aunque seguía publicando libros y artículos periodísticos. También fue elegido miembro internacional de la Royal Society of Literature (RSL), el único español hasta ahora de esta organización benéfica del Reino Unido para la promoción de la literatura.

Un autor cuya obra permanecerá en el tiempo a pesar de que, como decía, “pensar en la posteridad por parte de un escritor es ridículo y, cuanto más tiempo pasa, más ridícula es esa idea”.

Javier Marías siempre rodeado de libros

El pasado mes de agosto la editorial Alfaguara informó que Marías padecía una afección pulmonar “de la que estaba en proceso de recuperación”.
“Descanse en paz. Su obra le mantendrá vivo en nuestro recuerdo”, escribió en Twitter el ministro de Cultura de España, Miquel Iceta.
Durante cinco décadas de trayectoria profesional recibió numerosos premios en España, otros países de Europa o el José Donoso de 2008 por el conjunto de su obra concedido por la Universidad de Talca en Chile.
Otras de sus novelas son “Mañana en la batalla piensa en mí” (Premio Rómulo Gallegos, Prix Femina Etranger, Premio Mondello, Premio Fastenrath), “Berta Isla” (Premio de la Crítica, Premio Dulce Chacón, Mejor Libro del Año en Babelia, en Corriere della Sera y en Público de Portugal) y “Tomás Nevison”, su último libro, publicado en marzo.
El pasado diciembre fue elegido miembro internacional de la Royal Society of Literature, la organización benéfica del Reino Unido para la promoción de la literatura, una lista que incluye, entre otros escritores, a David Grossman, Annie Ernaux, Amin Maalouf y Olga Tokarczuk.

El presidente Pedro Sánchez calificó la obra de Javier Marías como “tesoro de la mejor representación de la lengua española de sus últimos 100 años”. Sánchez añadió que “es nuestro deber” proteger su obra.
Así se pronunció en el Congreso de los Diputados, donde dedicó sus primeras palabras a reconocer a Marías, cuya muerte, a los 70 años a causa de una neumonía que padecía desde hace algunas semanas, le sobrecogió.
“El país pierde a un genuino referente, que con su renuncia a las glorias terrenales antepuso el valor de su obra ante cualquier otra consideración”, afirmó
Felipe VI escribió por su parte en un mensaje en la cuenta de Twitter de la Casa Real que “el recuerdo de Javier Marías no abandonará nunca a los amantes de la lectura”.

Además de la ficción Marías incursionó en el terreno de lo real sobre temas de actualidad con artículos para medios en sus secciones dominicales, más literarias, sobre temas de coyuntura pero con derivaciones inesperadas. De hecho, su último libro titulado ¿Sera buena persona el cocinero? reúne noventa y cinco artículos que publicó en El País Semanal entre el 3 de febrero de 2019 y el 24 de enero de 2021. “Han caducado los tiempos en que la gente se tomaba en serio la promesa hecha, la palabra dada, que todavía los niños de mi infancia llamaban ´palabra de honor´. Somos una sociedad desenfadada y además lo tenemos a gala”, escribió en uno de sus textos.
En entrevista con El País, Marías dijo a propósito de sus artículos que escribía sobre las cosas que le preocupan como ciudadano. “Hay muchos temas de actualidad que yo dejo pasar absolutamente del todo. Escribo de aquello que a mí me parece particularmente grave, peligroso, injusto o estúpido. Evidentemente, a veces me equivoco o puedo ir muy a contracorriente”, dijo.
Javier Marías visitó Buenos Aires hace algunos años y en una entrevista con Télam contó sobre su proceso de escritura: “Me gusta trabajar sin un plan preconcebido, uno averigua en la medida que inventa, me permito trabajar sobre la marcha, incorporar cosas que no tenía previsto” y en la medida que se avanza se comprende: “Uno va sabiendo más lo que le queda por escribir y va cerrando en su cabeza, los temas, las historias y si sé demasiado me asusta la idea de que se convierta en un ejercicio de redacción”.
La escritora y periodista española Rosa Montero dijo estar “noqueada” por la pérdida: “Le conozco y le he tratado desde hace 50 años. Nunca fuimos muy amigos pero era como si fuera de la familia. Nacimos el mismo año. Para mí era el mejor candidato para el Nobel en la España actual. Qué tremendo”.
En un comunicado el equipo de fútbol Real Madrid lo describió como “uno de los escritores más grandes de la literatura española y universal” que también fue “un gran madridista que siempre vivió con pasión su amor por el Real Madrid”. Por su parte, en Twitter, el Instituto Cervantes compartió: “Conmovidos por la muerte de Javier Marías, uno de los escritores imprescindibles de los últimos 50 años. El prestigio mundial y la autoridad de su obra le convirtieron en habitual candidato al Nobel”.
Cuando las muertes dejan el silencio, entonces las palabras de los que fueron se potencian con otras capas de sentido que abrazan en la pena. En esa forma de acercarse, las redes sociales se llenaron de frases del autor y de sus libros. “Uno ignora lo que el tiempo hará de nosotros con sus capas finas que se superponen indistinguibles, en qué es capaz de convertirnos”, fue la que más se repitió.

*Periodista argentino

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