Mercado Libre en Wall Street

Para Wall Street, Mercado Libre es una de las 100 empresas más influyentes en el mundo.

Por inflación, inseguridad jurídica, hostilidad gremial y falta de políticas de Estado, Argentina sigue expulsando empresas multinacionales y ya más de 30 compañías globales se fueron del país o achicaron sus negocios en el mercado local recientemente.

Hasta el mayor unicornio de origen argentino, Mercado Libre, considerado en Wall Street una de las 100 empresas más influyentes del mundo, se mudó a Uruguay, donde encuentra mejores condiciones fiscales para su negocio.

La crisis cambiaria con una creciente falta de dólares, la inflación que no da tregua y traspasa el 100% interanual; y políticas de Estado que han sido calificadas como “restrictivas” y “engorrosas”, tienen a Argentina sumida en un panorama económico que se niega a repuntar.

De hecho, el gobierno argentino decidió aferrarse con todo a China: le abrió al gigante asiático aún más las puertas para inversiones y ante la escasez del billete verde acordaron entenderse “en yuanes” y ayer el Banco Central de la República Argentina autorizó al sistema financiero a operar en cajas de ahorro, cuentas corrientes, depósitos en la moneda de China, el Yuan Renminbí.

El gobierno argentino buscará, además, abrir una ruta aérea directa con China para fomentar la llegada de turistas chinos y aumentar así el ingreso de divisas.

  • Empresas que se fueron

En medio de este escenario, -que se arrastra desde hace años y que según los analistas y opositores se incrementó con la llegada de Alberto Fernández al poder-, han sido varias las empresas que han determinado dejar las tierras argentinas.

En diciembre del año pasado la maderera Masisa, con sede central en Chile, comunicó que abandonaba todas sus actividades en Argentina. Vendió su participación en todas las compañías que operaban allá (Forestal Argentina S.A. y Masisa Forestal S.A.) por un monto superior a los US$ 69 millones.

Se desprendió así de un activo “que no estaba totalmente alineado” con su plan estratégico. Masisa explicó que el mercado del vecino país era “complejo y con alta volatilidad”.

Masisa ingresó al mercado argentino a mediados de la década de 1990 y se radicó en el norte de Entre Ríos en una región lindante con el sur de Corrientes, donde se contaban 300 aserraderos que no generaban valor agregado al aserrín residual.

La empresa chilena comenzó a industrializar el aserrín y desarrolló un proyecto de aglomerados para muebles de oficina y domésticos.

Masisa fue parte de una avanzada de inversiones chilenas que a mediados de los años ’90 sumó más de US$ 6.000 millones de Inversión Externa Directa, merced al eficiente trabajo diplomático del entonces Agregado Conercial de la Embajada de Chile en Argentina, Ricardo Serrano.

Durante la gestión de Ricardo Serrano también ingresó al país Cencosud, liderado por Horst Paulman, quien no sólo instaló Jumbo y Easy, sino que adquirió las cadenas argentinas VEA y Disco para, recientemente, dar el salto hacia el mercado de Estados Unidos, donde recientemente adquirió Fresh Market.

Chile llegó a ser el quinto inversor externo en la economía argentina luego de España, Estados Unidos, Alemania y Reino Unido.

Sin ser miembro del Mercosur, Chile, al igual que Brasil, tomó a la Argentina como primera escala de un proceso de internacionalización.

Brasil también inició la fase de internacionalización de sus empresas a partir de 1994, cuando entró en vigencia el Tratado de Asunción que dió origen al Mercosur.

Las empresas brasileñas que llegaron al país fueron 235 que se aglutinaron en lo que fue el Grupo Brasil, con asistencia de SRSur Consultoría Estratégica.

De 19 bancos brasileños que llegaron a la Argentina con el inicio del Mercosur, minoristas y de segundo piso, hace muy pocos días, abandonó la Argentina el Banco Itaú. Ya mucho tiempo antes se habían replegado a Brasil el propio Banco do Brasil, el Banrisul, el Bradesco, entre los más conocidos.

En 2020 la aerolínea Latam tomó una decisión similar (sigue ofreciendo vuelos, pero ya no tiene el servicio de cabotaje asentado en Buenos Aires); y en 2021 Falabella -firma de capitales chilenos controlada por la familia Solari- cerró sus tiendas luego de 30 años de presencia. El negocio ahí ya no les resultó favorable.

La estadounidense que producía las marcas Wrangler y Lee se fue de Argentina en marzo de 2019, en medio de cifras que en ese momento evidenciaban un desplome de la industria textil (-36,3% interanual).

Nike siguió el mismo camino.

Las líneas aéreas Norwegian y Qatar Airways fueron otras de las compañías que suspendieron sus servicios en Argentina.

La japonesa Panasonic se retiró debido a las bajas ventas; mientras que Starbucks y Burger King disminuyeron su cantidad de locales intentando equilibrar sus finanzas.

Asimismo, la cadena de supermercados Walmart vendió sus operaciones minoristas a un empresario local del rubro, Francisco De Narváez.

Y Coca Cola, otro gigante a nivel mundial, trasladó su oficina central del cono sur desde Argentina a Brasil.

De acuerdo al diario Clarín, “en los últimos tres años, durante toda la gestión de Alberto Fernández, más de 30 multinacionales se fueron o achicaron sus negocios en Argentina”.

Y añadió que en los últimos meses el listado de empresas que se retiró de la nación aumentó: Asics y Shell, por ejemplo, dejaron sus operaciones en manos de terceros; y la marca de zapatos inglesa “Dr. Martens” cerró en marzo pasado, acusando trabas ligadas a las importaciones.

También integra la lista el caso de Edding (firma de marcadores), que vendió su filial argentina a Stanley a tan sólo US$ 1 como valor simbólico.

Desde el 2001 ya había abandonado la Argentina la mayor empresa alimentaria brasileña Sadía. Dejó la conercialización de sus productos en manos de una compañía de Logística, mudó su filial de Argentina a Miami y se convirtió en proveedor de alimentos procesados para el Ejército de los Estados Unidos, US Army.

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