Dolarización: no es una receta para la economía argentina

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Escriben Jorge Vasconcelos y Maximiliano Gutiérrez*

La dolarización es muy buena como slogan, pero no es una receta para la economía argentina.

Se plantea que el modelo a seguir es el ecuatoriano, pero se minimizan los problemas estructurales que subsisten y se olvidan las peculiaridades de aquella experiencia:

-La sustitución del sucre por el dólar fue un proceso rápido, antes de que terminara el 2000 ya se había canjeado la base monetaria. Pero eso fue posible porque había reservas suficientes y porque, previamente (en abril de 1999), los depósitos bancarios se habían dolarizado y reestructurado a 5 años (similar al Plan Bonex de 1990).

-La dolarización pudo consolidarse en Ecuador porque en la década en la que se comenzó a aplicar se cuadruplicó el precio del petróleo, el principal producto en términos de exportaciones y de recaudación fiscal.

-Pese a estas circunstancias tan favorables, el crecimiento de la economía ecuatoriana ha sido modesto en los últimos veinte años, a un ritmo del orden del 1% anual por habitante, y sus exportaciones suman no más de 2000 dólares por habitante y por año.

-En la Argentina, el Banco Central no tiene las divisas para rescatar sus pasivos monetarios en pesos, ni se discute la importancia de conformar un Fondo Anticíclico un instrumento imprescindible si se sacrifican la política monetaria y cambiaria.

-Se ignora una enseñanza de la crisis de convertibilidad: el Banco Central tenía los dólares para cubrir los pesos de la base monetaria, pero no para los depósitos a plazo. No es aconsejable diseñar un régimen monetario/cambiario sin contemplar escenarios de crisis en el sistema bancario.

Esto sin olvidar que se necesitarían 40.000 millones de dólares para encarar la dolarización: al no demostrarse como se conseguirían, la brecha cambiaria sufre presión al alza, ya que se hacen cálculos sobre el (muy elevado) nivel del tipo de cambio que se requeriría para que los “números cierren”.

Un plan de estabilización apropiado para la Argentina de ningún modo podrá ignorar la importancia que tiene el dólar como variable para la macro y como unidad de cuenta para la micro.

Pero se puede lograr una aceitada convivencia con el dólar, sin llegar al modelo ecuatoriano.

Para los desafíos que enfrenta la Argentina, conviene repasar la experiencia de Israel, que lanzó su plan de estabilización en 1985 y es el más exitoso desde entonces.

Israel creció a un ritmo por habitante más que duplicando a Ecuador, sus exportaciones por habitante llegan a los 15.000 dólares/año, y su moneda es muy estable.

  • ¿Por qué Israel y no Ecuador?

Para salir de la estanflación, la estabilidad es condición necesaria, no suficiente. Se sabe que la política monetaria y fiscal tiene que ser consistente, pero hay pasos adicionales.

En el caso de la Argentina, hay que comenzar a desmontar los cepos al cambio y al comercio exterior, variables que no pueden faltar en la ecuación.

  • Escenario

La transición hacia el 10 de diciembre será muy compleja porque estamos en medio de una gran paradoja: los votos del 13 de agosto muestran predisposición de la población a encarar reformas profundas, pero hoy es imposible saber quién y cómo habrá de liderarlas y, mientras estos dilemas se resuelven, afloran todas las inconsistencias de la política económica que el gobierno había tratado de disimular

La ventaja que le sacó Brasil a la Argentina en los últimos seis años en crecimiento y  generación de empleos privados formales es una prueba de que reformas adecuadas pueden producir resultados visibles para la población en un tiempo razonable.

En la Argentina, una fracción de la opinión pública parece creer todavía que las reformas son sinónimo de ajuste, pero es exactamente al revés.

Es la falta de reformas lo que nos mantiene en la estanflación!!!

El tipo de cambio CCL de 723 es el más alto en 13 meses, siempre medido en términos constantes a fin de poder efectuar comparaciones.

Esto implica que se encuentra en valores similares a la turbulencia que se produjo tras la renuncia del ministro Guzmán, cuando el CCL hizo un pico de $736 a precios de hoy.

Otro tanto ocurre con el valor del dólar “blue”, que incluso superó el pico de $741 observado en julio del año pasado.

La falta de reservas y una aceleración de la inflación que a partir de agosto podría instalarse por encima del 12,0% mensual, hacen efímeros los intentos por anclar las expectativas.

Se procuró hacerlo asegurando que el tipo de cambio oficial, ahora en 350 pesos, se mantendrá hasta mediados de octubre.

Pero, al ritmo más acelerado de la inflación, el tipo de cambio llegará a principios de octubre con un atraso similar al de julio.

Así, la próxima devaluación ocurrirá en un contexto en el que para el mercado será insuficiente un salto de 22% del tipo de cambio, tal como se dió el 14 de agosto.

Del lado de la expansión monetaria, tampoco hay anclas a la vista. Los vencimientos de bonos del Tesoro en manos del sector privado son significativos de aquí a noviembre, por un total de 2.8 billones de pesos, un promedio mensual de 930.000 millones de dólares.

Si a ese “taxi” se le agregan los requerimientos de pesos del Tesoro para cubrir el déficit, es posible que las necesidades de financiamiento por “rollover” más el rojo fiscal superen en promedio 1.5 billones de pesos por mes de aquí a noviembre.

Esa cifra equivale, por mes, al 23 % de la base monetaria actual. Hay un llamado de atención al respecto, y tienen que ver con la decisión de los bancos de ejercer el put por el cual devolvieron bonos del Tesoro y se hicieron de pesos por unos 400.000 millones en el arranque de la semana.

La década de la estanflación tiene mucho que ver con la recurrencia de los cepos al cambio y al comercio exterior, y ambos fenómenos están conectados con un valor depreciado de los activos, caso de las empresas que cotizan en el Merval.

El valor promedio 2011/2023 del Merval en dólares constantes se ubicó en un andarivel 30% por debajo de principios de 2011, cuando los cepos todavía no se usaban como  instrumento de política económica.

Por estos, días, el valor del Merval en dólares está muy lejos de descontar un escenario de salida de la estanflación.

La dolarización es muy buena como slogan, pero no como receta para la economía argentina.

Se plantea que el modelo a seguir es el ecuatoriano, pero se minimizan los problemas estructurales que subsisten en ese país y se olvidan las peculiaridades de aquella experiencia.

Se ignora además una enseñanza de la crisis de convertibilidad: el Banco Central tenía los dólares para cubrir los pesos de la base monetaria, pero no para los depósitos a plazo.

No es aconsejable diseñar un régimen monetario/cambiario sin contemplar el funcionamiento del sistema bancario.

Para los desafíos que enfrenta la Argentina, conviene reparar en la experiencia de Israel, que lanzó su plan de estabilización en 1985 y es el más exitoso desde entonces.

Israel creció a un ritmo por habitante más que duplicando a Ecuador, sus exportaciones por habitante llegan a los 15.000 dólares/año, y su moneda es muy estable.

*Economistas del IERAL, Fundación Mediterránea 

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