Manifestación de fé en primera persona

Manifestación de fé en primera persona de un ciudadano argentino de 93 años de edad, que llegó al país en 1940, como refugiado.
Escribe Harry Ingham*
- MANIFESTACIÓN DE FE, EN PRIMERA PERSONA
Por favor perdonen toda la autoreferencia, pero lo siguiente está dedicado principalmente a los argentinos nativos que aún están vacilantes ante los comicios del próximo domingo 26 de octubre.
Nací Harry Stefan Igersheimer en Berlin, en 1932, o sea en vísperas de la llegada al poder de Adolf Hitler.
Luego de una serie de vicisitudes, cambio de apellido incluido, como refugiado, con mi familia llegué a Argentina en julio de 1940, en tiempos en que nuestro país era un modelo de adelanto dentro del mundo.
Me acuerdo que mis padres decían que ciudad limpia y ordenada como Buenos Aires no habían dos!
La suerte y un poco de esfuerzo me permitieron disfrutar los beneficios de una educación pública gratuita de avanzada, la que en su momento había logrado eliminar casi por completo al analfabetismo en nuestro país.
Lamentablemente desde entonces hemos sido testigos de una continuada decadencia, solamente interrumpida espasmódicamente y de manera breve en unas pocas oportunidades, con la única y valiosa excepción de que desde 1983 estamos viviendo un periodo de democracia y de libertades individuales de una duración sin precedentes.
Y bien, podemos y debemos objetar las malas maneras y los errores no forzados de nuestro presidente, Javier Milei, pero objetivamente es necesario reconocer los importantes logros que ha tenido en la lucha contra la inflación y la obtención del equilibrio fiscal.
Y ni que hablar del desarme de las organizaciones sociales prebendarias y piqueteras logrado por las ministras Bullrich y Pettovello, más la exitosa lucha contra el narcotrafico encarada por la primera.
Ahora llegamos a las elecciones de medio término, y ocurre la anomalía de que se han transformado en más importantes que una elección presidencial.
Es así porque esta vez ya no se trata de un cambio de personas y partidos sino que estamos en una histórica bifurcación de caminos, uno de los cuales pegará un giro de 180 grados llevándonos de vuelta al ruinoso populismo, y el otro conduciéndonos hacia adelante en una excepcional aventura de progreso.
Porque Javier Milei es un desenfrenado rupturista pero tiene una amplitud de mira que solamente poseen los verdaderos visionarios.
Así que les pido a los que dudan que se juegen por el posible y probable gran cambio, aunque el estilo de la gestión los fastidie, y aunque este gobierno siga tropezando y a veces nos tengamos que agarrar la cabeza por las macanas que comete.
El riesgo de seguir bancándolo es infinitamente más razonable que volver al turbio, mentiroso y decadente perokirchnerismo.
Desde 1953 soy ciudadano argentino y, como le ocurre a todo converso, para mi eso significa mucho más que sólo un detalle en el documento de identidad o el pasaporte.
Con 93 años de edad, creo que el resultado de estas elecciones definirá si llegaré a ver en vida el gran despegue argentino, o no.
Confieso que estoy mordiendo mis uñas, aunque en el fondo estoy esperanzado. Por favor no me defrauden.
No dejen de votar, voten bien, voten con sentido común y, sobre todo, voten con la mano sobre vuestro argentino corazón!
*Ciudadano argentino DNI 4.149.607
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Excelente Mr. Ingham.
De una claridad meridiana el artículo de Harry Ingham