Sin timonel: Argentina es un barco a la deriva que busca nuevos pilotos
Escribe Ricardo Sarmiento*
Sin timonel: Argentina es un barco a la deriva que busca nuevos pilotos.
En vísperas del inicio del proceso electoral de 2023, para una nueva elección presidencial, a pesar de 40 años de democracia, Argentina es un barco a la deriva que busca nuevos pilotos en la economía, en lo social, en lo educativo, en la seguridad, en la salud, y en todo aspecto que cualquier observador se proponga analizar.
Sólo en las últimas 48 horas sucedieron hechos que conmueven a cualquier ciudadano honesto pero con el curso de los días serán sólo una gota más en el mar de caos que gobierna y vive el país.
Algo que no será tapa de diarios ni títulos de los noticieros de radio o televisión es la incautación, conocida hoy, de drogas provenientes del Paraguay por un valor cercano a los 2,8 millones de dólares, tomando la cotización del dólar oficial que está en algo menos de la mitad de lo que el mercado cambiario conoce como dólar paralelo, dólar marginal o dólar blue, ya por encima de los 600 pesos.
La Prefectura Naval Argentina, fuerza de seguridad con competencia en las vías fluviales navegables y en el mar territorial argentino, informó este jueves que incautó 1.306 paquetes (“ladrillos” en la jerga del narcotráfico) que superan holgadamente los 1.000 kilos de marihuana, además de 1 kilo de cocaína, en la localidad de Puerto Libertad, Misiones, provincia que tiene límites fronterizos con Paraguay y Brasil a través de los ríos Paraná, Iguazú y Uruguay.
El total de la droga incautada supera el valor de 810 millones de pesos. Pero no será noticia, aunque el valor de la droga representa 7,2 millones de salarios mínimos actualizado para agosto en 112.500 pesos, una cifra que no cubre el 50% de la canasta básica que requiere una familia para vivir aún en la pobreza.
En este escenario tampoco será noticia que las proyecciones de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), prevé una inversión de US$ 7.000 millones de dólares hasta 2030 solamente en la extracción de litio.
Otro dato que pasará probablemente inadvertido es que la automotriz Peugeot, paralizó la producción en su planta industrial de El Palomar, provincia de Buenos Aires, por falta de piezas importadas, consecuencia del “cepo cambiario” que impide el acceso al pomposamente llamado Mercado Único Libre de Cambios y otras medidas económicas que ya están frenando las actividades productivas que requieren importar algunos insumos.
El panorama se proyecta más complicado aún para septiembre y octubre, meses en que especialistas de la industria del petróleo y gas, como Luciano Fucello, consideran que se estarán agotando los stocks de insumos importados para la industria del petróleo, y que no pueden reponerse en las actuales condiciones económicas.
Otros especialistas de este sector aseguran que “las noticias sobre la industria no reflejan la realidad actual. Hoy Vaca Muerta está llegando a niveles récords por lo que se hizo meses atrás, pero las proyecciones (de producción) son a la baja por lo que pasa hoy: caída de equipos de perforación; caída de fractura, falta de repuestos; falta de químicos; falta de personal; falta de infraestructura. Vaca Muerta es como un tren: no frena ni arranca de golpe”.
“También opino que la actividad de Vaca Muerta se está manteniendo, desmantelando o absorbiendo equipamiento del (petróleo) convencional”, añadió Fucello.
Argentina es un barco a la deriva en el que el martes se conocerán los nuevos datos de la inflación mensual e interanual que se ubicarán en torno a 7,5% y 123,6% respectivamente.
Todo este escenario se resume en una frase empresaria que define a la Argentina como “un país que no quiere oír la verdad y se enoja con los que la dicen”.
Hoy Argentina está toda conmocionada pero no por las expectativas electorales que marcarán el destino de los próximos cuatro años, pensando a corto plazo.
Ayer miércoles, a primeras horas del día, en los suburbios del Gran Buenos Aires, dos jóvenes delincuentes (motochorros en la jerga popular) asesinaron a una niña de 11 años para robarle un celular y con esto comprar más droga de la que habían consumido durante la noche.
Este jueves, una nueva protesta callejera de organizaciones vinculadas a la izquierda, para reclamar que se suspendan las elecciones del próximo domingo, tuvieron el triste aditamento de la muerte de un manifestante.
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Facundo Molares, al decir de los médicos emergentólogos, falleció por un infarto masivo, y tenía la aspiración de “ser como el Che Guevara”, según palabras de su propio padre, un juez de paz de un pequeño pueblo de la Patagonia, Trevelin.
El hombre, estaba libre en espera de una decisión de la Justicia argentina que debía responder a un pedido de extradición realizado desde el gobierno de Colombia. El manifestante fallecido tenía 48 años y una historia que lo llevó a pasar las últimas dos décadas, en Bolivia, Ecuador, Colombia, Cuba. En territorio colombiano integró las filas de las FARC disidentes, las que no depusieron las armas y conformaron carteles de narcotráfico junto a militares venezolanos. En las FARC se lo conocía como “Camilo, el argentino”.
Aquí, en la Argentina, este manifestante fallecido militaba en el Partido Comunista y colaboraba como “fotoperiodista” de la revista Centenario, órgano del PC argentino y de “Rebelión Popular”, una organización más radicalizada que “las organizaciones de superficie” del PC, como el Movimiento Teresa Rodríguez, que tuvo un triste protagonismo en este anochecer, en pleno centro de Buenos Aires, en la Plaza República, al pie del Obelisco porteño.
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*Director y Editor de SRSur News Agency. Los artículos de opinión no necesariamente reflejan la línea editorial del medio.
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