Transmutación de la extrema derecha francesa para llegar al gobierno
Escribe Dr. Mario Sanguina Caballero*
Transmutación de la extrema derecha francesa para llegar al gobierno.
Dispuesto a hacer cualquier cosa para dirigir al reino de Francia, Henri IV de Navarra renunció al protestantismo. El 25 de julio de 1593 fue bautizado católico, apostólico y romano en la basílica real de Saint-Denis. En su momento dijo: “París bien vale una misa”.
- De Jean Marie a Marine Le Pen
Salvando las distancias históricas e ideológicas, la conversión del buen rey Henri IV podemos asimilarlo a la conversión “republicana” del Frente Nacional de Marine Le Pen.
Ella ha dejado de lado la dialéctica y las bases doctrinarias de su padre Jean Marie Le Pen, creador del FN.
Ya no se habla del Frexit, del antisemitismo, del ultraconservadorismo. Se observó en las elecciones legislativas en Francia, el último domingo, 30 de junio, una transmutación de la extrema derecha francesa para llegar al gobierno.
El filosionismo, la comunicación convencional del presidente de su partido, el joven blanco dinámico Jordan Bardella y la defensa de la Unión Europea son la marca de Marine Le Pen.
Su conversión democrática y republicana fue avanzando con la desaparición física de los miembros fundadores de su partido, los rescatados de la Francia colaboradora con el régimen nazi, los partidarios de la Francia colonialista.
Sus mentores contemporáneos son los dirigentes políticos europeos autodenominados soberanistas como Viktor Orban en Hungría y Giorgia Meloni en Italia.
Ellos ya están en el poder, las reglas de la Unión Europea moderan aun las políticas identitarias de exclusión. Cuando los soberanistas sean mayoritarios, probablemente la historia será otra.
En el siglo XXI, las crisis económicas globales sucesivas, el empobrecimiento de los menos aptos para la sobrevida en un mundo más competitivo, el calentamiento global y sus consecuencias más visibles: las migraciones en masa de los países en curso de desertificación hacia el norte del hemisferio son el caldo de cultivo para instalación nuevamente en Europa de la doctrina de la exclusión del otro.
Sin embargo, en la real política europea y por el momento la doctrina identitaria esta transformada sólo en dialéctica para la conquista del poder. Pero las consecuencias a largo plazo son más bien alarmantes.
En Francia, el proyecto de privatización de los medios de comunicación audiovisuales del partido de los Le Pen, pueden llevar hacia una nueva forma de dictadura.
La historia nos enseña que cuando las finanzas asociadas a un partido político toman las riendas de la comunicación de masas, las democracias representativas están en riesgo.
La normalización del partido de los Le Pen, “Le Ressemblement National” (La Union Nacional) es un método más para llegar al gobierno. ¿Se trata de una normalización de fachada o una verdadera transmutación?
Sólo podremos saber la respuesta si llegan a instalarse en el gobierno, pero el riego para la democracia republicana no se debe subestimar.
- ¿Por qué los trabajadores franceses del siglo XXI votan a la extrema derecha?
En la post segunda guerra mundial, el partido comunista francés era el partido más representativo de los obreros.
El programa de gobierno de la resistencia al nazismo (CNR 15/03/1944) llamado “Les Jours heureux” llevó a un progreso constante de las clases obreras durante 30 años, “Les trente glorieuses”.
Los gobiernos del general de Gaulle que podemos calificarlos como “demócratas cristianos” fueron basados en el bienestar de las clases obreras.
Al terminar el ciclo, poco a poco los sucesivos gobiernos fueron cambiando de objetivo; del bienestar social fueron pasando a la rentabilidad financiera, el gaullismo histórico fue perdiendo a sus grandes hombres y los obreros a los gobiernos paternalistas.
Creo que el fenómeno es semejante a la situación política de la Argentina.
Con la pérdida de los gobernantes éticos y probos, los más vulnerable, entre ellos el blanco desclasado, comenzó a buscar soluciones en las doctrinas que les prometen volver a los privilegios de otras épocas.
La ilusión del progreso social a través de la exclusión actúa como un reflejo pavloviano.
El condicionamiento que transmiten los “bellos rostros” a través de las redes sociales es la herramienta para conquistar a las clases trabajadoras.
Esta forma de comunicación, con “speakers” puestos por los movimientos identitarios, llega al subconsciente colectivo obnubilando los cerebros vulnerables para instalarse durablemente.
En general, en el subconsciente de la clase media, en constante caída en el mundo ultra liberal occidental, no quiere identificarse con los más pobres y los pobres no quieren identificarse con los indigentes.
Para un europeo desclasado, tiene más valor en la autoestima identificarse con el blanco dominante de las redes sociales.
Los jóvenes europeos contemporáneos votan a la extrema derecha porque sus cabezas están llenas de informaciones falsas sobre un país y una geopolítica que ya no existen. Los abuelos que sobrevivieron a las guerras fratricidas donde se enfrentaron republicanos y fascistas ya no están para transmitir los valores republicanos, fraternales y solidarios sobre los cuales se creó la Unión Europea.
Para estos jóvenes blancos, sólo cuenta la emoción de volver a la ilusión de un supremacismo de “razas” o económico a la hora de emitir su voto.
En este contexto de degradación cultural, cívica y de ética política, aún queda como un rezago desechable, la minoría “ilustrada”; ella vota mayoritariamente por los candidatos republicanos.
- Los migrantes como chivos expiatorios
Dado que los más pobres e indigentes son los migrantes, en el caso de Europa los africanos y árabes, ellos se convierten en los chivos expiatorios designados.
Históricamente, el hombre es un animal migratorio, siempre se desplazó hacia tierras más favorables a su vida y su reproducción.
En este siglo en una Europa con grandes cambios, a las migraciones alimentarias se les puede agregar un componente cultural consolidado alrededor de una religión monoteísta.
La unión comunitaria de los migrantes se realiza con un denominador común, la religión nacida en el desierto arábigo. Ella trata de imponerse en las clases menos cultivadas de los migrantes.
El nuevo monoteísmo conquistador viene con su cohorte de costumbres que chocan con la forma de vida europea.
Esta forma de inmigración, sin tentativa de adaptación al suelo que lo recibe, está sostenida financieramente por las teocracias que gobiernan los países del cual son originarios los nuevos migrantes.
Este último fenómeno social, forma parte de la doctrina de base de los partidos europeos ultra conservadores, “se trata de preservar una civilización milenaria, blanca con valores occidentales”.
La grieta entre migrantes que representan el 10% de la población francesa y los franceses blancos empobrecidos, está creando tensiones en los barrios periféricos de las grandes urbes.
Estos fenómenos que ya se manifiestan periódicamente, se ven amplificados en los medios audiovisuales privados.
El voto por la extrema derecha francesa es un síntoma de una campaña política agresiva en los medios privados contra un gobierno democrático que atraviesa, más bien que mal, las turbulencias del nuevo reacomodamiento geopolítico mundial.
- Doctrina identitaria polimorfa de la extrema derecha
La situación sociopolítica que transcurre en una Nación como Francia, con un nivel medio de educación aceptable, con el estancamiento social que hace perder la esperanza a los componentes de las clases sociales más vulnerables, el todo en una economía mundial globalizada que está generando déficit fiscal y aumento de los intereses de la deuda externa francesa, han llevado al voto masivo hacia la extrema derecha.
Poco importan los valores cívicos de la república: Libertad, Igualdad y Fraternidad.
Las clases sociales en caída, el mundo rural y los de clase media alta poco informadas, votan mayoritariamente por una nueva forma de gobierno, los pobres quieren probar a quienes prometen sacarles de la pobreza, sin más precisión, y la clase media alta para pagar menos impuestos que en su lógica supremacista van hacia “los inmigrantes y los haraganes”.
Estos ciudadanos en pérdida de la razón, no leen el programa de los partidos, sólo votan emocionalmente por quien promete en los medios audiovisuales y en las redes sociales, la redención de la clase blanca. La realidad es otra, los ultra conservadores prometen bajar impuestos.
En la real política, sin una imposición siguiendo las reglas del capitalismo de Adam Smith, no habrá dinero para subvencionar la protección social, la educación, transporte publico… ni para pagar a los empleados del Estado.
Sabemos que esta doctrina termina generando más pobreza estructural.
Los únicos beneficiados serán los que más tienen y no los habitantes de la periferia, sean blancos o inmigrantes.
Esta evolución social de Francia, debe llamar la atención de los pueblos aún democráticos y republicanos.
La injerencia mundial que están tomando las ideas de la extrema derecha no augura un futuro promisorio para el género humano.
- Nuevo ciclo en el mundo occidental
Podemos afirmar que está comenzando un nuevo ciclo en el mundo occidental, lo que nos empuja, a cada uno de nosotros, a adaptarnos a la nueva configuración social. En este escenario se percibe esta transmutación de la extrema derecha francesa para llegar al gobierno.
…votan emocionalmente por quien promete en los medios audiovisuales y en las redes sociales, la redención de la clase blanca.
Los que tuvimos abuelos que nos transmitieron las enseñanzas de sus vidas durante las guerras del siglo XX, tenemos una idea de cómo va terminar este ciclo.
Personalmente, he crecido en el siglo XX con valores éticos y morales de la cooperación entre las diferentes capas sociales, con la esperanza de progresar gracias al mérito.
Dejaré este mundo creyendo en la doctrina ética, positivista, krausista, en la meritocracia para el progreso social.
La exclusión del otro no puede ser una solución para las naciones con un nivel de educación aceptable, porque la empatía hacia los más vulnerables es una marca de la civilización occidental greco latina. No debemos darnos nunca por vencidos.
*Especial para SRSur News Agency
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