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El clima exterior paró el avance de los bonos argentinos y la deuda en dólares: recibió un fuerte golpe al final de la semana, según las Perspectivas para la Semana que elabora el equipo de Reseach de Portfolio Personal Inversiones (PPI).

Tras una semana bastante amena para los bonos argentinos, el clima exterior paró en seco el avance.

El dato tan robusto de creación de empleo norteamericano en enero (517.000 frente a 223.000 esperado) sugiere mayor presión salarial hacia adelante, lo cual implicaría un riesgo para la actual desinflación en Estados Unidos.

Así, aparece la posibilidad de nuevas subas de tasa de la FED que no estaban en los planes de los inversores luego de las palabras de Powell a mitad de semana. Más allá que los salarios se mantuvieron en línea, y que el peculiar número de empleo podría revisarse a la baja a posteriori, la tasa de desempleo en 3,4% no da lugar a un claro descanso.
El efecto sobre la deuda global fue inmediato. El EMB ETF cayó 1,4% el viernes, reflejando un panorama poco feliz para emergentes, en especial, para los más sensibles a esta clase de eventos sorpresivos.

En consecuencia, los Globales argentinos, que acumulaban subas de entre 1,5/2,2%
hasta el jueves, cedieron hasta 4,2% en la última rueda de la semana.

Lógicamente, el tramo corto fue el más afectado por este cambio de condiciones externas. El GD30 terminó la semana con una baja de 2,1% frente a descensos más leves de 0,9% (GD38) o 1,2% (GD35) de sus pares.

  • Clave

Será obligatorio seguir el desarrollo de los últimos datos en Estados Unidos y su impacto en las pantallas emergentes.

En las primeras horas de la mañana, persiste el mal clima en el exterior con la tasa aa10 años en EE.UU. avanzando hasta 3,61% y los bonos emergentes en
terreno negativo.

En concreto, la curva argentina exhibe rojos de entre 0,2/0,7% (focalizado en los bonos de nuevo indenture). Por otro lado, la confirmación por parte del Tesoro Nacional de recompras por US$ 374 millones hasta el 31 de diciembre, queda por debajo de nuestra estimación utilizando los montos operados de BYMA y las variaciones de reservas del BCRA
(“Otras Operaciones con el Sector Público”).

Puntualmente, los US$ 463 millones exceden en US$ 89 millones al número oficial, lo cual podría representar venta de bonos contra pesos como señalábamos en nuestros informes durante las intervenciones en enero.

En resumen, el clima internacional adverso sumado a un programa de recompra con dudosos beneficios podría profundizar la rotación que sugerimos en las últimas semanas, pasando de bonos cortos a títulos más largos.

Por ejemplo, el AE38 frente al GD30 luce bastante atractivo en términos de pricing histórico, pero lo mismo se puede trazar frente a otros instrumentos como el GD38 o GD35.

  • Inflación

Las expectativas de inflación se moderan marginalmente
Luego de que la inflación estuviera por debajo de lo previsto por el mercado por cuarto mes consecutivo en diciembre, las expectativas inflacionarias volvieron a moderarse.

Si bien recortaron marginalmente, vale destacar que para los próximos seis meses cedieron por segunda vez
consecutiva, lo que no ocurría desde enero-febrero 2021.

Específicamente, enero fue la única que se
mantuvo sin cambios, al permanecer en 5,6% en línea con las mediciones de alta frecuencia, que ubican a la inflación del primer mes del año en 5,5-6%.

En tanto, febrero bajó de 5,7% a 5,5%, marzo de 6,2% a 6%, abril de 6% a 5,8%, mayo de 5,9% a 5,7% y junio de 5,8% a 5,6%.

De esta forma, las expectativas de inflación comienzan a alejarse del umbral de 6% para rondar alrededor de 5,5%,
pero continúan ubicándose muy por encima de los deseos del oficialismo.

Cabe recordar que Sergio Massa afirmó en una entrevista en Perfil que esperaba que la inflación empiece con 4 en enero y
febrero y anticipó que la desaceleración se extienda para llegar a un registro que comience con 3 en abril.

Sin lugar a duda, la divergencia entre la previsión de los analistas y el oficialismo sigue en pie y, dado que los datos de alta frecuencia muestran una aceleración en enero y los primeros días de febrero, no hay indicios que vaya a converger la primera con la última, al menos en el corto plazo.

Por más que el oficialismo desee que la inflación se ubique en torno a 60% en 2023, todo indica que tiene altas chances de acelerarse, al menos marginalmente.

La monetización del déficit fiscal por vías directas (Adelantos Transitorios) e indirectas (rescate de la deuda en pesos, dólar “soja”) está asegurada, poniéndole un alto piso de base a la inflación.

A esto se le debe sumar el proceso electoral, que podría llevar a desestabilizar aún más la demanda de dinero, acelerando todavía más la nominalidad.

La nueva política de tasas de interés más
elevadas inaugurada en julio sería el único mecanismo directo que tiene el oficialismo para evitar que la inflación se espiralice, siempre y cuando no sucumba a las presiones del ala política del gobierno, que pugna por una relajación monetaria.

  • Difícil semana para el S&P Merval

La llegada de febrero fue dolorosa para el principal índice bursátil argentino. Tras los últimos dos días de enero que se netearon, el S&P Merval se derrumbó 35 puntos en los tres primeros días del segundo mes del año para culminar en US$ 654. Si bien es cierto que es un progreso importante
desde los US$ 587 marcados a fin de mes (+11,5%), la baja es considerable desde el máximo reciente del 17/01 (US$ 719). Creemos que el contexto internacional está pesando fuertemente en las
valuaciones, teniendo en cuenta que localmente no fue una semana complicada.

Particularmente, los datos de empleo de Estados Unidos, conocidos el viernes, tuvieron una fuerte influencia en el mercado local.

Al observarse tan firme el mercado laboral estadounidense, se teme que un repunte
en los salarios derive en una mayor presión inflacionaria, forzando a la Fed a aumentar aún más la tasa de referencia.

Después de todo, actualmente, en el mercado norteamericano hay cerca de dos
puestos de trabajo para cada desempleado.

En este contexto, las únicas acciones argentinas que soportaron la presión bajista fueron AGRO (+2,27%), HARG (+1,14%), COME (+0,95%) y BYMA (+0,34%).
Al resto, las lideraron EDN, TECO2 y CVH con caídas de dos dígitos (-12,35%, -11,41% y -10,43%, respectivamente).

Así fue que el sector con peor performance de la semana fue el de servicios de
comunicación, que se desplomó -10,85%. Lo siguieron el financiero y el de consumo básico con bajas de -6,14% y -5,76% cada uno.

Respecto al equity argentino cotizando en el exterior, tras un viernes violento donde ningún papel logró mantenerse en positivo, las únicas que lograron marcar verdes
en la semana fueron DESP (+5,69%), GLOB (+3,62%), BIOX (+0,64%) e IRS (-0,46%), dado que habían alcanzado una buena suba en las jornadas previas.

En la esquina opuesta, EDN y TEO también
protagonizaron las bajas, siendo CRES quien completó el podio (-8,52%).
En lo que respecta a los certificados de depósitos, la semana fue mixta.

Aunque el viernes los principales índices recibieron un sacudón por el motivo mencionado previamente, el S&P 500 y el
Nasdaq lograron mantenerse por encima del cero en los cinco días, mientras que el Dow Jones cayó levemente.

Así, los certificados de ETFs finalizaron con cinco rojos y cuatro verdes. Las mayores subas fueron de ARKK (+4,46%), que tuvo una semana excelente previo al viernes, IWM (+2,08%) y QQQ (+1,79%). Contrariamente, XLE (-7,29%), EWZ (-5,59%) y EEM (-4,98%) fueron los más
perjudicados.

Entre los papeles individuales, la presentación de resultados de META la volvieron la favorita de la semana (+21,51%), seguida por CAR (+13,60%) y AMD (+11,79%), que también proveyó
un guidance interesante para 2023.

Del lado opuesto, BABA se desplomó -11,59% en un contexto donde China es una preocupación para los inversores, pues las ciudades se encuentran en dificultad para pagar sus deudas. Detrás se ubicaron VALE (-8,74%) y TEN (-8,41%).

Fuente: PPI Portfolio Personal Inversiones

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